martes, abril 04, 2006

LA VIDA ME HIZO ARTISTA, MIRTA NAROSKY




Esta entrevista, pensada y escrita a miles de kilómetros, podría comenzar con una frase: esta es el alma de Mirta Narosky, argentina, artista, madre de dos hijos y sobre todo, de sus sueños, pintora por belleza y oficio. Y no perdería el color de sus palabras, ni la indefinición de sus ojos violetas, o el enorme vicio del compromiso, la jugada personal, el brote primaveral de la búsqueda, la persistencia de un derrotero que le viene de la infancia y ella dibuja en el imaginario real de sus sentidos el futuro que le viene llegando, un presente que volverá a suceder. Los pinceles de Narosky pintan la vanguardia, no por moda, acomodo, sino porque se declara transgresora. "Lo que se pretende vender como vanguardia en lo light y yo creo en la metáfora del Arte. No considero que en épocas frívolas los artistas debemos serlo también. Alcanza con nuestra metáfora y nuestros conceptos y conocimientos para contar lo que vivimos. Lamentáblemente no es únicamente un mal latinoamericano...es un mal bastante globalizado. Pero ya cambiará".
Nos quiere decir que el alma está en lo que amamos, la gente, las cosas, la vida, la mirada personal de lo que nos rodea, somos y hacemos, construimos en verdad. El Arte inquieta, sacude, aturde, alerta. El Arte, nos dijo Bertold Brecht, nos hace ver lo que no existe en nuestro mundo. Un buen comienzo para comenzar a abrir los ojos.
Retratar a una pintora es una gran abstracción, es poner pincel sobre pincel, definir el color sobre el color, interpretar un sueño, entrar en un lienzo vacío antes del alba y desde adentro mirar como acomoda sus dedos, ojos, cuerpo y sentir su respiración. No sé si este sea un buen comienzo, porque Narosky se definió así: “Soy vanguardista porque respeto la belleza y el oficio. No me interesan las formas, me seduce lo genuino y lo profundo. Así de rotunda. Nacida en Lanús, provincia de Buenos Aires. El origen es mucho más que un dato, como el entorno, la atmósfera que respira un creador, lo que le contamina, esa ausencia de piso y espíritu de permanencia, todo a la vez, ser lo que se es. Y la convicción de Mirta Narosky, famosa por sus sombreros, por la belle époque que lleva en sí misma, su espíritu, lo esencial, concluye con naturalidad de flor de ningún florero: soy artista “La vida me hizo artista, que es una forma de vida distinta.” Nos habla desde su estudio, detrás de un ordenador, una de sus madrugadas bajo la humedad, el sorbo del Dios que sopla frente a una ventana, en la orilla de Buenos Aires, la luz de un viejo cristal donde otra ciudad más lejana, no tan ausente, a la mano de los sueños, crece inevitable en el lento río que la envuelve y sueña.
En la plástica latinoamericana y argentina, precisa, me siento vanguardia. Es mi propuesta, dentro de la realidad, me debo al color, las formas, y yo diría, a veces, a un barroco voluptuoso, onírico. Es audaz, como debe ser el color, en la indefinición de grises y tonalidades que no siempre son las mismas, pero muy precisa y terminante en el rojo que la sustancia y reafirma. ¿Influencias, preguntamos? "Me siento sin influencia directa." Pero cita a Bacon, Rembrandt, Berni (argentino) y "muchos más que han viajado por mis sueños y dejado su huella". Los cuerpos desnudos de las figuras de Narosky, bordean en sus pieles el límite de sus estructuras y estiran su musculatura enmarcados en un rojo sangrante. Es la representación que vemos en esta página. Expresión de lo figurativo, la energía que devuelve el cuerpo y lo crispa: Rembrandt tal vez le enseñó el peso indiscutido de lo sublime. He visto otras pinturas de M.N., que penden del hilo del universo, lo que ella ve, transmite, siente, esa expresión real de la fuerza y desamparo, una manera de enfrentar solidariamente el más allá, esa esquina inexpugnable del alma. ¿Dónde está un artista, sino en su tiempo? Nada más real que la época que mece su mano, la mano que que se deliza por la textura y llega al pozo. Reconoce el fondo blanco de las cosas vividas, la marea absoluta del reflejo de los sueños, un espacio de luz y sombras, destellos, algo por nombrarse. No sólo las palabras nombran las cosas y objetos, los lugares o las personas, ni son ellas las únicas que fundan. El color y la forma, crean algo más que un nuevo espacio, establecen ante nosotros, incorporan una nueva manera de ver. Sólo me atrae lo que me conmueve. No me interesan las formas, me seduce lo genuino y lo profundo es no visto, ello, es también una inauguración de lo nuevo. Allí es donde se expresa Mirta Narosky con su propio temperamento y asume la voz de su color. "Se siente poeta porque poesía y pintura eluden la razón y llegan al alma." En esa esfera de un colorido intenso, con su propio lenguaje, Narosky reitera su obsesión por los límites cerrados en sí mismos, que no es más que la presión del infinito. Hay voz callada, espanto de un perímetro visual y una atmósfera cargada en toda su intensidad. Ahonda en ese acuoso ámbito del alma, un terreno aparentemente vedado que ella va descubriendo. Berni, su admirado compatriota, no se conformó con la realidad, porque creía en la libertad, y no dejó de manifestarse en su arte, con su tiempo.
Mirta Narosky, de ascendencia lituana, ucraniana, turca y siria, estudió en la Facultad de Bellas Artes Licenciatura y profesorado en Artes Plásticas. Pero yo diría, sin temor a equivocarme, que es una argentina de su tiempo y de otro, ese que arrastra Buenos Aires en la fundación de sus alas, lo que el río lleva en su cause, la lengua escrita y adivinada, la parla, y todo eso que le viene de tan lejos en el cruce, hasta descender en el puerto y anclar en la palma de la mano de una ciudad que ya le pertenecía. Si el pasado es importante, los antepasados, aún más, porque nunca dejamos de pasar, suceder, y somos esa acumulación de sangre vieja y nueva, la vena hinchada de Nuestra América. La ciudad porteña es el imán de italianos, españoles, alemanes, judíos, rusos, eslavos, polacos, irlandeses, árabes, ingleses, bolivianos, peruanos, chilenos, constructores de su porvenir, que marcan y definen a la nación argentina, a su gente. Del vicio autoritario, la noche argentina, y de la lucidez de sus escritores, artistas, pintores, pueblo, de las raices todas de su gente sobre su geografía, el inmenso cuerpo camina sin su eslabón esclavo, aquella libertad y no otra, que una nueva, inaugural ruta. Mirta Narosky ha dicho, entre otras cosas, que su lugar es aquí y ahora en la Argentina, "país permanentemente convulsionado, complejo de entender, políticamente incomprensible....pero súmamente interesante y bello en su naturaleza. No lo cambiaría. Lo amo de todas formas y es mi eterna fuente de inspiración" Se ama lo que se conoce y vive, también se critica y analiza, con la misma intensidad, eso que tanto se vuelve amar y duele y produce felicidad, desencuentros, dudas, pero que es la realidad propia, única que amanece con uno en el día a día. Ese es el lugar, la atmósfera, el oxígeno, el tiempo para el asombro, lo nuevo, vulgar, la contradicción, el paraíso de las paradojas. Que se diga lo contrario, es lo real. El espacio de todos y el riesgo también. No hay cuerpo sin sombra. El escenario donde la vida se recicla y todos copiamos sus gestos y llegamos a formar parte de su olvido. El secreto pudiera estar en nosotros mismos. Mirta Narosky se reconoce en su propio espacio, "que es de 4 por 7 metros, doble altura, entrada de luz natural, techo a dos aguas y un montacargas que trae a los alumnos directamente de la calle a mi estudio". Ahí el tiempo la nombra y la tela la recibe. No hay más espacio que el que uno construye. ¿Qué significa pintar para ti Mirta, le pregunto? No veo, a tanta distancia, el rostro, el gesto, la inflexión, porque la distancia prohibe casi todo frente al interlocutor. Dice por ahí en sus apuntes para estas notas de paso por su pintura, que se queda respondiendo cuestionarios, entrevistas por Internet, hasta las dos de la mañana y que duerme poco. Entra, seguro, en un circuito íntimo con la palabra en su propio colorido y abecedario plástico, la sombra que no se apaga después de esa noche.
" Pintar es vivir, es construir belleza desde el espanto. (no me agrada el mundo que hemos construido), es dar sentido a mi existencia y algunas veces ayudar a otros a encontrar el suyo, es comunicarse con miles de seres humanos de culturas diferentes pero esencia similar.... es mi sentido en la vida". Desde su estudio, en la madrugada, ordena sus ideas, lo actuado, ganado, lo hecho, un balance tal vez de las pérdidas que siempre existen y barajan los días. Tengo muchísimo trabajo hecho. Ferias internacionales, murales, premios nacionales e internacionales, he dictado cursos y he dado conferencias, ilustrado libros, trabajado para los derechos humanos. Así responde a una especie de pregunta cajón, clisé, el formato periodístico, la pregunta clásica, la indagación de la obra, un poco el curículum para el escaparate. Y a Mirta N. no le hace mucha gracia. Su respuesta es menos ortodoxa, tradicional o clásica. Pero el lector quiere ubicarse frente a quién está, datos, que pasó con esa persona en todo este tiempo, porque adora la evaluación, una medida. Los datos detrás de las personas, que muchas veces nos dicen todo, nada y dejan en el absoluto misterio de lo probable. No le gusta enumerar los éxitos, detallar los logros, pero ya daremos cuenta de ello en algún lugar de esta entrevista. ¿Describir un día? Repite la pregunta y seguro mira para el cielorraso y ríe por el tamaño del absurdo de la pregunta, "Un día de mi vida estresaría a cualquiera: Hijos, cocina, casa, clases, tareas con mis hijos, permanente búsqueda de supervivencia, amigos, novios, relaciones públicas, exposiciones, visitas de personas a mi estudio, pintar, dibujar, pintar, contestar entrevistas por internet a las dos de la mañana, dormir poco y levantarme a las 6 para mandar mis hijos a la escuela." Pero en verdad es un día largo de comienzo a fin y la pintora se siente madre no sólo de sus cuadros. Es la máquina de la vida, las exigencias de una ciudad de 11 o más millones, de la velocidad de estos tiempos. El tiempo se toma su tiempo, la noche pareciera no tener rostro, el día es largo, pero no alcanza. La ciudad traga las horas, descompone los minutos, absorbe el calendario.
¿Cuántas veces descenderá o subirá por el montacarga M.N.? Una buena pregunta. La poesía está presente en su vida. En el color se expresa, pero también cree en las palabras." Adoro, Reír llorando, del mexicano Juan de Dios Peza:
REÍR LLORANDO
Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—el pueblo al aplaudirle le decía: «Eres el mas gracioso de la tierra y el más feliz...» Y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores, en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actoresy cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,llegóse un hombre de mirar sombrío: «Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío.
»Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única ilusión, la de la muerte».
—Viajad y os distraeréis. — ¡Tanto he viajado! —Las lecturas buscad. —¡Tanto he leído! —Que os ame una mujer. —¡Si soy amado! —¡Un título adquirid! —¡Noble he nacido!
—¿Pobre seréis quizá? —Tengo riquezas —¿De lisonjas gustáis? —¡Tantas escucho! —¿Que tenéis de familia? —Mis tristezas —¿Vais a los cementerios? —Mucho... mucho...
—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos? —Sí, mas no dejo que me impongan yugos;yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos mis verdugos.
—Me deja —agrega el médico— perplejo vuestro mal y no debo acobardaros; Tomad hoy por receta este consejo:sólo viendo a Garrik, podréis curaros.
—¿A Garrik? —Sí, a Garrik... La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquél que lo ve, muere de risa:tiene una gracia artística asombrosa.
—¿Y a mí, me hará reír? —¡Ah!, sí, os lo juro, él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?—Así —dijo el enfermo— no me curo; ¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora, el alma gime cuando el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa. El lanza a la faz la tempestad del alma, un relámpago triste: la sonrisa. Carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto y también a llorar con carcajadas.
Continúa...

lunes, abril 03, 2006

BROOKLYN

La blanca barba vieja,
del viejo Walt Whitman,
se mece en el puente de Brooklyn.
El sol de un otoño recién nacido
refleja el hombro de la multitud
que atraviesa su destino
y las Américas en verdad
sonríen al ver pasar
al viejo cómplice de América.
como un río humano bañado
por el color de sus sueños.
El viejo Walt dijo:
Yo soy de Manhattan,
ahora cruzo el puente.
Rolando Gabrielli©2006
EL TIEMPO OBSCENO
Sobre mis hombros succionaban rosadas sonrientes primaverales jugosas, con la irreverencia del insomnio, las muy ventosas acariciaban mis pómulos junto a unos dóciles muslos providenciales, feroces, sin fatiga, sin más razón que el olvido. Sobresalían las narices sobre la humedad y la lluvia, y la escena quedaba aislada como una pequeña arca sin rumbo, en la miniatura del temporal, sofocado por el deseo. Era una corrupción compartida. Alegre, todo hermosamente irresponsable. La prosa muda recorría el cuarto firmado en terracota, como si un ángel rojo lo habitara. Volví a vivir la escena del paragüita bajo una tormenta fenomenal. Me vi en Roma entre ruinas, un amor de película, hojas de un otoño real, un vodka en la mano para repetir los silencios de humo, dos manos retenidas sobre la cubierta de la pequeña mesa de noche, en el paisaje primario de un nuevo comienzo. Lo real en la oscuridad, es dos veces real, y los viejos árboles de la sabiduría tiemblan por nosotros, hacen posible adivinar algo más que el parpadeo, yo veía el muro, la imagen ensangrentada de un prisionero barrido frente aun pelotón lleno de pólvora. No nacía más el ave de su pecho rojo. A nadie le importada esa muerte. El océano Pacífico parecía inagotable en su desdén, con su boca ancha, deja correr todas las aguas que se vienen lentas y no tan pacíficas, a veces. El tiempo se torna parapléjico, inútil, sin fuerzas, descansa cabizbajo, ensimismado, es asfixia y no lo sabe. La marea estaba baja esa noche, exagerada por la luz de la luna. El mismo paisaje de los vigías españoles. Nosotros, viejos actores secundarios, entre las ruinas y una playa abandonada. Recorrí de memoria lo que quedaba de la noche y del cuerpo. No había tiempo en este paisaje. Ya no estaba allí. Sólo tomaba algunas notas sin papel. No había ninguna razón para contaminar palabras con palabras. El agujero se hace más grande repitiendo las palabras. El lugar común, el más común de los sentidos, solía decir un español, visitado por al fantasías, cuyos fantasmas de la imaginación le anclaban pesadillas recurrentes. Aventura y embuste, una estantería completa. Le esperaba un león domesticado a los pies de cama y un caballo hacía su recorrido de memoria en Castilla, cuando visitaba el viejo mapa español. El engaño no hace daño, cuando se relata en abstracto. Aprendí a verlo en sus ojos, ávidos de sueños remotos. El león vivía un retiro y no se sentía rey, sino súbdito de una jubilación anticipada. Mantenía un sable oxidado, tal usado en Las cruzadas, a la entrada de su dormitorio, como esa espada de doble filo que todos alguna vez alzamos. Una empuñadura de bronce opaco parecía la mudez de un oficio ya inútil. Una de sus batallas inventadas en la chatarra mohosa que algún vendedor le apropió como parte de su historia. Algún secreto que no pudo revelarme contenía esa empuñadura de bronce. Fue el día del simulacro de las pizzas. Alzó el teléfono y las solicitó junto con unas cervezas frías para una noche de trópico. Nunca llegaron, aunque la norma es media hora, después que el muchacho se sube a la moto y cruza la ciudad. Sospecho que hablaba consigo mismo en una de sus fabulaciones, mientras alzaba una ceja y sonreía. Todo era un gran invento de la noche. Pegajoso el cristal de la ventana y nosotros con la espada muerta, sin enemigo, en tiempos de dudas. Imaginé o vi la pizza flotando sobre el ventanal y el motorista pasaba de largo como si la cola de un cometa lo lanzara al mar. ¿Nos contagiaba el fabulador o la espada tenía algún encantamiento? La ciudad patinaba en un aceite gastado, refrito de Mc Donalds. Olía a tabaco el cuarto. La noche se veía no tan simple, se presentaba como un zapato chino. El sable ondulado como un pie de sultán, no representaba aparentemente peligro. Lo suyo estaba en la historia que no se atrevía a relatar. Algún muerto cristiano de linaje o simplemente el viento de Oriente en el filo de su memoria. La noche de Bizancio, en sus rojas amapolas, cúpulas doradas, entraba por ausencia sobre nuestros cuerpos del siglo XXI, aceitunados en la media noche libertina. El español dejó caer su filosa humanidad sobre un pedazo de Castilla y renunció a las pizzas, a cualquier melodía que no fueran sus relatos fantásticos. Después de todo, hace más de 500 años aquí habían decapitado al descubridor del Mar del Sur. De alguna manera sentí como alguien ponía sus nudillos sobre la puerta. Eran dedos demasiado condescendientes con la madera. El español miraba el cielorraso como si esperara una estrella del cielo. Estiré la mano para sentir la empuñadura del sable por última vez. Sabía de mis antepasados andaluces, moros por añadidura. Sentí el lomo de la cabalgadura. Entré a Córdoba. Un cielo gris, acerado, perdía a la ciudad de antemano. No tuve compasión, el sueño debía cumplirse. Una espada por más olvidada, reclama una victoria. Ya nadie sería dueño ni de su miedo. La bestia me reclamaba impacientemente finalizar antes que llegara la noche. La luna sería grande esa noche, para iluminar la derrota entera. Salió al paso sólo un viento lagrimoso. Al parecer nadie se levantaría ese día. Polvo, el mar de la memoria se divisaba como un plato de lentejas. El español bajó los ojos del cielorraso y los puso frente a la puerta. Estaba detrás de los nudillos mágicos. Sólo él los conocía. Un tembloroso efecto en sus labios, el cuerpo más ágil que de costumbre, envuelto en un suave humo el rostro, sólo miró con cara de deseo. El gesto lo decía todo. pero no estaba sólo, así que suspendió la voz. Fue la primera vez que sentí entrar la noche por la ventana. La calle había olvidado los ruidos del mediodía y del atardecer. Varias veces sentimos pasar la improvisada moto del muchacho de la pizza. estrellarse al final de la ruta. Y ver su cuerpo retratado entre los hierros retorcidos en una primera plana de horror. se pierde moto y su acompañante. La fuerza del mercado es superior a todo sentimiento. Sentí tibia la noche, a pesar del aire acondicionado. Yo estaba en Córdoba, triunfante, el paso de los cascos sobre la hierba, mi empuñadura sintetizaba todas las largas jornadas, el viento de la derrota ululante era un mero eco, pero le pertenecía al enemigo. El español tiene los ojos chispeantes, habían transcurrido tantos siglos, y su película era este nuevo instante, la espada arrinconada por la noche ya pertenecía al pasado en su memoria. Lo más real era la ausencia de la pizza, la ciudad semivacía, le pasaría una pasta de tomate, rosearía con queso parmesano y me la comería con unos hongos, aceitunas, frente al mar. Dejaría que la bahía flotara con tu ausencia y la mía, porque el pasado debe compartirse como si fuera un presente sin futuro. La pasta mezclaba los sueños, un tiempo reducido a un ánfora que cruzaba el Dardanelo, la mixtura de un estrecho maravilloso, comunicante, tú, en otro espacio, me recibías ya sin la necesidad de una conquista. ¿Eran tus nudos sobre la puerta? Eso tal vez nunca lo sabré. Rolando Gabrielli©2006

domingo, abril 02, 2006

SOLO SE VE BIEN CON EL CORAZÓN


Lo esencial es invisible a los ojos ...

El Libreto de la nieve

La nieve tiene los ojos blancos, si no, no sería nieve. Sus ojos son dulcemente fríos, porque son de nieve. Todo lo que le rodea cuando se deja caer en invierno, es blanco-nieve. Se pone rosada, en ocasiones, de tanto frío, y creo que son sus mejillas las que nos muestran el otro color de la nieve. No dejo de pensar si el corazón de la nieve es blanco, porque el frío no le deja circular la sangre como debiera, o porque el corazón de la nieve está en reflejarnos la pureza de su belleza y encanto. Si el corazón fuera blanco, no es porque esté frío, es para compartirlo como un gran paisaje de nieve. Se sabe bella, enigmática, cálidamente fría y se sienta a conversar en un parque para que la vean caer detrás de un vental. Sabe que detrás de sus ojos viene la primavera, pero ella nos dejará su recuerdo cuando todo se renueve y la veamos alejarse sobre la montaña, más allá del ventanal. Rolando Gabrielli©2006

sábado, abril 01, 2006


A, B, C Y Z
La escritura se reb(v)ela

No tenía intención alguna de escribir este sábado. Un día que se supone para otras cosas. Los días con el tiempo y nuevos días, no tienen el mismo uso. No hacen la diferencia en la hoja de la semana de un calendario. Este sábado se expresó de manera distinta, porque volvió a florecer el Guayacán y sembró de flores amarillas el jardín frente a mi ventana. Un hecho singular y bello de la naturaleza. No tiene que ver con la escritura, ni los días. Los días tienen su propio remolino, vértigo, pausa y lecturas. Días ordinarios, monótonos, despeinados, vulgares, mal vestidos. He estado leyendo una novela hasta ahora latosa, absolutamente aburrida, despiadadamente monótona, muy típica de lo que llaman autores de culto y que quizás sean incomprensibles para mí. Voy poco menos de la mitad, pero no hay nada aún en el tintero para untar la pluma. Es un éxito de narrar cosas sin mayor importancia. Mucha biografía directa, pero irrelevante, anecdóticamente superficial. La mandé a buscar a Chile, por lo que no debo quejarme o debiera no hacerlo. Pero ese no es el tema, sino la escritura misma, el oficio, la manera de hacerlo o respirarlo. Definitivamente no hay fórmula, ni receta.Si las hay, muchas, y continúan fabricándose. Talleres, academias, escuelas y los mismos escritores trazan su formulario. El recetario es viejo y los consejos abundan, buenos y malos. Difícil tarea para un iniciado y pregunta recurrente para un periodista: cómo escribe, cuándo, dónde, lee, que hace para encontrar la musa. La escritura es felicidad, es terror, es de lo mejor y peor. Un montón de frases desvencijadas, huecas, para la galería.Un montón de frases desvencijadas, huecas, para la galería. Habría que preguntarse a quién le importa, qué y cómo escribo, si los libros rebotan en los estantes de las librerías. ¿Alguien se llevará el mío para leer? Ese es otro tema. (La idea era llevar el día como un paréntesis) No siempre es posible lo imposible y si lo es porque no era imposible. Dije, el día podía esperar otro día. El día tenía riendas propias.No basta encerrarse en un cuarto para escribir como Proust. Ni ser abogado tuberculoso y transformarse en Kafka. Ir de caza y ser Hemingway. Hacerse una casa en Isla Negra y ya eres Neruda. O ciego, Borges. Estudiar en Oxford no te convertirá en Nicanor Parra, ser rico, en Huidobro o vivir en un prostíbulo, Faulkner. Ni drogarse, ser alcohólico, nacer en París, ser gay, lunático, declararse maldito, o simplemente viajar a Florencia para escribir La Divina Comedia. Aracataca no dará otro García Márquez, aunque a Macondo le crezcan las alas de las mariposas amarillas y vuele por el mundo. Es más prudente enfrentar la página en blanco con voluntad, tenacidad, perseverancia y algo de resignación, porque sabes que ya no la abandonarás. Todo sirve frente a la página, vida y lecturas, ocio, memoria, sueños, plagios a la realidad, a la biografía, los fracasos, las derrotas, éxitos, frustraciones, las inoportunas nostalgias, un puñado de arena, la rotura del tiempo, todos los pasos en falso, sin tiempo, un camino al revez y al derecho. Lo cierto es que no hay nada escrito para escribi. Hay una lista de buenos propósitos, orientaciones personales, hábitos, cábalas y experiencias personales. El fruto está en el trabajo y hay que saber llegar a él luego de pelar la ociosa cáscara. Eso lo aprende cada quien a su manera. Sin pautas, sin pausa.
Indudablemente hay lecturas, la imitación es el primer paso, el olfato, observación, pasión, amor, y el absoluto irrespeto a todo lo establecido en materia de literatura. No hay tales normas, ni comportamientos. Hay grandes devoradores de libros que son extraordinarios escritores: Pound, Joyce, Borges, Pitol, Teillier, Bolaño, por citar algunos. Y ahora me sorprende Hanif Kureishi, narrador británico a quien no conozco, y es muy elogiado, a quien su mujer le dice en una reciente entrevista: te conozco hace años y no te he visto leer un libro. H.K, es quien ilustra con sus pelos parados, esta nota y está invitado como escritor estrella a la Feria del Libro de Argentina 2006. Harold Bloom recomienda dos clásicos: Shakespeare y Cervantes. Pound, en su ABC es muy preciso con su definición de la poesía, inolvidable, para no buscar más definiciones: lenguaje cargado de sentido. Y define al escritor como un científico que examina su presa. Pound sabía lo que decía. Kureishi dice, es su fórmula al parecer: "Me encanta ver la tele por la noche, bien tarde. No leo a Dostoievski antes de acostarme. Estoy seguro de que alguna gente lo hace, pero a mí lo trivial me gusta porque vacía mi cabeza, y una vez que uno tiene la cabeza vacía empieza a entretenerse con las cosas que le rodean. También me encanta leer los diarios. En parte porque son triviales, en parte porque las historias que cuentan son increíbles, uno no podría inventarlas tan absurdas. Así que reconozco que mis fuentes de inspiración no son particularmente profundas". Parece irreverente y simple, epro cuando le rpegunta por la escritura, sostiene: "Ah, ahí sí que soy muy metódico. Aun en los períodos en los que sé que no me va a salir nada, voy a mi estudio y me siento a trabajar como si tuviese algo en mente. Mi estudio está en el primer piso de mi casa, donde tengo dos viejas computadoras y estoy ro-deado de libros, compact discs, fotos, dibujos de mis chicos y retratos de mi padre que hizo mi madre. Tengo docenas de bolígrafos, algunas lapiceras viejas de mi padre que disfruto limpiando y recargando de tinta, y que uso bastante porque me gusta escribir a mano; me parece que el garabato es algo más íntimo y natural que la letra de molde. Todas estas cosas son hábitos, obviamente. A muchos artistas los rituales que rodean su arte les resultan tan importantes como el arte mismo y, como Beckett, al escribir estoy lleno de estas pequeñas obsesiones que eran su estética de repeticiones fútiles. Pero creo que si uno no es un obsesivo, no puede ser un artista por más imaginativo que sea." Ha dicho la clave, H.K, la obsesión es parte fundamental para desarrollar el arte.
Para ganar dinero fácil, escribía libros eróticos bajo un seudónimo femenino, se confiesa, y eso es parte de la escritura y de lo que vino después con su otra literatura, que lo llevó a ganar un Oscar. Hanif Kureishi nació en Londres en 1954, de madre inglesa y padre nacido en la India pero que se consideraba paquistaní. H.K. se declara admirador de Gabriel García Márquez, el gran fabulador, porque recupera la capacidad de la novela de contar historias , como de Vargas Llosa, Fuentes y Borges. Todos son grandes lectores y abrazaron la literatura como un acto de vida. Borges era un hombre-libro. García Márquez leyó a los 9 años Las Mil y una Noche. Bajo un árbol de mango, cuenta Dasso Saldívar, uno de sus más destacados biógrafos, desmontaba como un relojero a Faulkner, Dos Passos, Capote, Anderson, Huxley, Caldwell y Virginia Woolf. Y leído también Proust, el Siglo de Oro Español, Neruda y Darío. Sus primeras notas periodísticas, cartageneras, revela Daso Saldívar, en su mayoría, de un estilo empedrado de metáforas rebuscadas y chocantes, pescadas en el río piedracielista, y una sintaxis sinuosa, que muchas veces encalla en lo inverosímil, pues el articulista no logra aún el empalme convincente entre literatura y periodismo. No siempre escribió bien y su estilo claro, ordenado, musical y sugerente es producto de una ardua y larga búsqueda, concluye su biógrafo. No hay fórmulas, sino trabajo definitivamente.
(Las declaraciones de Kureishi fueron tomadas de la entrevista al autor firmada por Juana Libedinsky en el País Cultural de Uruguay.)
Rolando Gabrielli©2006

SONIDO Y FURIA DE LAS PALABRAS

PALABRAS
Sangran por la herida.
¡Ah!, palabras, ciegas,
malditas, como remontan
una tras otra,
escalan, muerden, pujan
por vivir en esta página
en blanco.
R.G.




Las palabras suelen ser el sonido y la furia. Musicalidad de algunas, asperezas de otras, pero si son bien dichas tienen un eco propio al oído de quien las escucha.
Palabras diarias, sin nubes, ni sueños, no por repetidas, menos verdaderas. Las palabras tienen un desafío diario y es con la página en blanco. Los impresos hoy, e indudablemente mañana, en el siglo digital ya iniciado, no tienen más alternativa que conmover con el conocimiento y las palabras.
La revolución sigue estando en la palabra, que es la que comunica con mayor sorpresa, capacidad y permanencia en el tiempo, profundidad inclusive en la razón.
La publicidad que a veces es sólo imagen, está también impregnada en palabras y sólo ellas pueden traducirla, darle un significado a los mensajes, al marketing de cada día.
Se pueden iniciar con un ligero buenos días, matinal, abierto, con olor a tostadas y un barniz de mantequilla.
Las palabras tienen color como los días. El poeta enfant terrible, Arthur Rimbaud, bautizó a las vocales con un colorido singular, y sin ellas, no hay palabras.
Algunas son luminosas, como un día a pleno sol, estallan de felicidad, auguran buenos tiempos y van de boca en boca, sin que casi nadie las pronuncie, lejos de la nube que trae lluvia y el gris de la tempestad.
Yo me quedo con las que huelen a primavera, no traen un envase especial, zumban silenciosas o rompen cristales, pero son ellas mismas, nunca cambian de personalidad o parecer, francas a decir basta, ni aturden, ni se jactan de ser las más espléndidas.
Las hay negras y grises, locas viajeras, como salidas de un túnel, expulsadas por una locomotora a carbón, repletas de toxinas afiebran la propia lengua que las expulsa.
Populares, novedosas, fundacionales, definitivas, que llegaron para quedarse, marcar con su significado un tiempo, una época imborrable.
La palabra Sputnik nos volvió la mirada hacia el cielo en una esquina de nuestra infancia, repleta de sueños y estrellas brillantes.
Jeans, vitaminas y cremallera, ocuparon un especial y largo tiempo en nuestras vidas y siguen siendo el pan de cada día este fin de siglo.
Palabras que no se las ha llevado el viento, sino han hecho ruido en el común de las gentes, como debe ser el lenguaje cuando está vivo y forma parte del corazón del pueblo.
Píldora es una palabra mágica que comenzó a inquietar a las madres con hijas adolescentes, pero la palabrita oblada vagaba de boca en boca para quedarse y dejarse usar con su presencia tácita y real, sobre la mesita de noche, en el botiquín, en la clásica cartera de una cita furtiva.
No me trago esa píldora o no me dores la píldora, frases alrededor de este símbolo girando con su propia aureola y significado.
El bikini nos despojó de todo rubor y fue un nuevo comienzo para los cuerpos moldeados con la mano de Miguel Angel Buonarotti, en las cálidas playas del Caribe o en la costa francesa, donde estuviera la fémina frente al mar.
La palabra Democracia—más de cal que de arena—un verdadero festín en este siglo que ha pretendido cobijarla como su varita mágica en medio de la tempestad política y la violencia larvaria, institucionalizada de la pobreza y del propio Estado. Ella es cenicienta frente al mercado: ícono y deidad de nuestro tiempo.
Se defiende como puede, a veces nos parece un gato de espalda; un sastre que no encuentra una aguja en el pajar; una espada de doble filo y una golondrina que no se cansa de hacer verano.
Palabras, palabras que arrojan luces o inflaman el ambiente, verdaderos dardos o reconfortantes bálsamos, amigas de la transparencia, pérfidas, retóricas, perfumadas o malolientes, por algo respiran en nuestra garganta hasta brotar parcas o en cascadas.
Cortina de hierro y perestroika, tan opuestas y en un mismo lugar, brotadas para significar, dejar huella y volver el tiempo historia y memoria.
Estrés y tiempo libre, hijas de este siglo, divorciadas de la realidad y definitivamente presentes,
Aterrizaje lunar, sólo una realidad hace algunas décadas. Hoy archivada en el lenguaje cotidiano.
Tarjeta de crédito se ha transformado en una palabra casi un miembro, un órgano, parte vital del diario vivir y sufrir del hombre de esta época llamada moderna. Sin ella es como si hasta los sueños fallaran. Tiene la nociva consistencia del plástico y la duración que respalda nuestro esfuerzo, porque la magia está en equilibrar: cuanto ganas, tanto gastas.
Doping, sex, fax,
van y vienen las palabras y no hay quien las contenga, ellas quieren significar, poner su granito de arena en la comunicación, participar, en una palabra, del diálogo diario.
Beat, hippie, single, ellas forman su propia generación, le dan forma y contenido a la existencia y se consagran en grandes titulares cada día. Llegan a estremecer inclusive a la sociedad, a la que le imponen un sello, una especie de partida de nacimiento.
Internet, reina de su propia Babel, princesa única de lo instantáneo, Alicia pequeña en tus grandes maravillas, quieres estar en todas partes mi diosa, deja que Penélope teja tu hilo hacia nuevos laberintos y si en verdad vas a emprender un viaje, que sea a Itaca.
¿Quién no identifica hasta ahora a los hippies con las flores, el amor y la paz como estilo de vida de una generación y época?.
Palabras, paroles, words, lápidas sobre el enemigo, epitafios para la posteridad, sentencias de por vida, prisioneras del amor y la venganza, simples saludos, epistolares e íntimas, convertidas en decretos, reinas por los siglos de los siglos en las páginas de Heráclito, Shakespeare, Dante Alighieri, Joyce, Kafka, Hemingway, Martí, Eliot, Neruda, Villon, Cervantes, Vallejo, Rulfo, Borges y tantos otros que saben que las palabras nunca salen de vacaciones, siempre nos aguardan más allá del silencio. Algunas están destinadas a derrotar el tiempo, si fuera preciso.
Palabras del pasado, de su tiempo, más reales algunas tal vez, misteriosas, fecundas, dolorosas, tímidas, de terror, con pudor, amor, odio, salvadoras, rencorosas, ascienden vírgenes, desgastadas, ruidosas,duras como el olvido, bambúes eternos, piedras que duermen o ruedan, palabras implacables como la muerte, agonizan o dormitan, sueñan en sus pequeños altares de adoración o sufren la expulsión errante de calles y provincias, en el frenesí del verbo. Clásicas, hola, ok, buenos días, to morrow, y la palabra es presente, oído caracol que anida en el rumor y vuela. Desayunan con nosotros y son el pan de cada día. Palabras de madera, metal, barro, duras como el olvido, bambúes eternos, piedras que duermen o ruedan, palabras implacables como la muerte, agonizan o dormitan, sueñan en sus pequeños altares de adoración o sufren la expulsión errante de calles y provincias, viajan con sus escafandras por los océanos, con sus ojos de mar y sol.
Caminan las palabras en su inefable abecedario babélico. Motor y pies del verbo, deambulan sobre el azar de los días, porque surgen nuevas como en el silabario del primer día de clases. Se afirman y confirman, desdicen, imponen, algunas ceden posiciones, otras desaparecen, palabras al fin. Palabras de una misma sentencia de vida o muerte. Legítimas, intraducibles como un golpe de dados, afortunadas cuando se pronuncia tu nombre.
Desde hace 30 años la computadora nos viene inundando de nuevas, imprescindibles palabras, y la era digital nos lleva el alma en un clic, un guiño y viajamos a la velocidad de la luz de las palabras. No las nombraré por cábala, y porque cada día surge una nueva, el término que explica el otro y así sucesivamente. Inefable abecedario babélico.
La Escuela de Escritores de Madrid, (http://www.escueladeescritores.com/)ha lanzado al ciberespacio su propuesta, para que los 400 millones de hispanohablantes digan cuál es la palabra más bella en idioma castellano y que a su juicio consideran. Las opiniones son de la A hasta la Z, y sus infinitas variaciones. Porque suenan, dicen, encantan significan, conmueven. Amigo lector, desgrane su propio abecedario, junte sus vocales y consonantes, diga su palabra.
Rolando Gabrielli©2006





jueves, marzo 30, 2006

JILL CARROLL

Las buenas noticias no son una especialidad del periodismo y de la información, en estos tiempos apocalípticos, retóricos de desolación y de terror. Los medios apuestan por el escalofrío, el cadáver que recorre el mundo. No es un fantasma, sino un espectro de carne y hueso, que vuela en mis pedazos y carece de fronteras. Un escenario espeluznante, horroroso de horror, aclimatado por la fuerza y la violencia per se. La prensa es fiel reflejo de esta desintegración global y de ajuste de cuentas, amenazas, acciones bilaterales, retaliaciones, y pornografía verbal, la suma de escandalosas mentiras. Se profana el espíritu humano con la ligereza de una época que se observa rigurosamente el ombligo. Los periodistas son víctimas de este tiempo de “Seguridad Nacional”, que tanto daño hizo en el Cono Sur. La verdad humillada, de rodillas, escrita en bastardilla pero de bastarda. Todo lo dicho aquí ha ocurrido: se miente en los grandes temas y se desmiente, se asesinan periodistas y la impunidad se certifica con un entierro más de la libertad de expresión.
He esperado pacientemente que el mundo de la información despliegue sus páginas con una buena noticia, que en lo personal me ha producido una gran alegría. Me refiero a la liberación de la valiente periodista Norteamérica, Jill Carroll, del Christian Science Monitor, secuestrada en Irak y liberada hoy 30 de marzo. Sólo he visto una noticia escueta en el ABC de España.
Carroll, de 28 años fue secuestrada el pasado 7 de enero, cuando intentaba cumplir con su trabajo profesional y se preparaba para entrevistar al líder suní Adnán al Duleimi. Su traductor fue asesinado en esa ocasión. No sabemos cuales fueron los acuerdos para alcanzar su libertad. Es muy escueta la poca informaicón circulada sobre su liberación hace ya varias horas. Lo importante es que Jill Carroll está viva.
Rolando Gabrielli©2006

LUNAS

La luna no es polaca,
ni en Dublín o Praga
están sus ojos
bajo ninguno de sus puentes,
ni en África se deja ver
más temblorosa en las encendidas
pupilas de un tigre.
La melancolía rumana
de lo que fue su misterio,
la fuerza de su luz
en las mareas,
a nadie pertenece.
Detrás de la imaginación
seguirá flotando el ave blanca
que construirá sus antiguos sueños.
París, ni Roma o Nueva York
tienen una luna propia
o tejen con su hilo blanco
los sueños que nos esperan.
La he visto custodiar
detrás de la montaña
el silencio y los caminos,
descender cada noche
donde mece su reflejo,
que aún conservo
en las horas en que sé
que ya habré muerto.
Rolando Gabrielli©2006

miércoles, marzo 29, 2006

ISLAMABAD

ECLIPSE
Si te eclipsas, luna,
ante un sol errante,
altar de nubes ciegas,
esta oscuridad dejas,
en el día de mis manos mudas.
El sueño gris,
una noche más.
Rolando Gabrielli©2006

martes, marzo 28, 2006


EL LIBRETO INMÓVIL


La mujer mira el río y el agua se fija en los ojos. Ella es un pez y está en una pecera. Alguien achata la nariz sobre el vidrio. El pez huye a uno y otro lado de la pecera. La cruza en silencio absolutamente absoluto. Danza del pez, las burbujas son su estela. La mirada se pierde en la infinita soledad de la pecera. En el río los peces desovan. La mujer parirá en primavera. El río no se detendrá. Rolando Gabrielli©2006

lunes, marzo 27, 2006

Diario de los Mejores Contenidos de la Red en Español

Libro de Notas, dirigido por el periodista y escritor español, Marcos Taracido, de origen gallego, es un compendio de la buena prensa internacional. Cuenta con más de un quinquenio de existencia, unas 7 mil visitas diarias, un grupo de colaboradores exclusivos y el trabajo riguroso de sus gestores. Es más que actualidad. Sus columnistas analizan temas desde una perspectiva propia, sin compromisos y yo lo considero un sitio recomendable para viitarlo por la rigurosidad de los textos escogidos y vigencia de sus temas. Confieso que he sido sorprendido por el destaque de este Blog en sus páginas. Es una manera práctica de comunicarnos con más personas en el mundo del habla hispana. En Libro de Notas el internauta encontrará más de un centenar de enlaces de diarios impresos y blogs. R.G.
En la red ...en ESPAÑA
El weblog de Rolando Gabrielli

En El weblog de Rolando Gabrielli vuelca el escritor chileno y residente en Panamá sus artículos, poemas y cuentos.20.03.06
http://librodenotas.com/webs/8433/el-weblog-de-rolando-gabrielli

El weblog de Rolando Gabrielli20.03.2006
Tecnociencia
17.03.2006
La aventura formidable del hombrecillo indomable
15.03.2006
euskal show
13.03.2006
Gaceta de Antropología
10.03.2006
Ars Creatio
09.03.2006
Diccionario Panhispánico de Dudas
08.03.2006



¿LOS BLOGS, SANTUARIOS DE LA PALABRA?
Cuando escribo sólo existe lo que escribo. Aquello que he sentido como diferente, que no he podido decir y que se me ha escapado, son ideas o un verbo robado, y que destruiré para reemplazarlo por otra cosa. A.A.
Los Blogs-Bitácoras son el Big Bang de la información digital y han revolucionado las comunicaciones interpersonales, masivas, públicas en Internet. Son millones de personas las que escriben, cuentan su vida, hacen política, literatura, reportan información, la circulan, denuncian, o simplemente se divierten con la chismografía y la banalidad de esta época. Cada día se suman más, y como desde un púlpito arrastran su palabra, verbo chatarra, inútil, vacío, muchas veces, pero también iluminado con la verdad. Surgieron del hastío frente a la mentira de la Gran Prensa, que no cesa de engañar en los temas vitales del mundo y la sociedad. Es un fenómeno socio-psicológico, un estallido de la libertad y del más largo monólogo con el mundo, un diálogo personal con la especie, un grito en el desierto de la Red. Las Bitácoras son un corcho que flota en el mar de la información. Hay de todo en la viña de las bitácoras y era de esperar por el margen de libertad, facilidad, con que pueden crearse. Así nacen, así mueren. Son pequeñas larvas de unas cuantas semanas y no siempre vuelan. Mi Blog surgió por la insistencia de mi amigo Juan Contreras de Curanipe, un pueblito ubicado al Sur de Chile. Fueron meses de paciente labor, hasta que él decidió crear el Blog y no hubo más remedio que empujar la carreta con los bueyes personales. Fue en Octubre 31, época de grandes aguaceros en Panamá y tormentas eléctricas que alumbran los días en el espanto de sus furiosas descargas eléctricas y atronadoras voces celestiales. Así se parió el Blog desde el Sur en el centro de las América, entre rayos y tormentas. Un desafío al tiempo y la creatividad. Los medios impresos ya incluyen sus propios Blog y muchas personalidades de la música, el arte, la política, la prensa, se expresan a través de ellos. Ha surgido una extraordinaria y potente comunidad de bloggers. Mucha sordera, ruidos, sin duda, pero la comunicación existe y se comparte de una y mil maneras. Hay libertad de expresión y para escoger, pluralidad infinita de fuentes y enfoques. Mucha espontaneidad, menos rigor, indudablemente. Pero el espacio existe y funciona. La velocidad tal vez impide mejores cosas, pero se pueden hacer, de hecho existen y surgen en el camino. La Bitácora es un instrumento para señalar una ruta. El camino lo hace el lector, al andar. Mi Blog, esta Bitácora, es una aguja más en el pajar de Internet, la biblioteca y prensa de los pobres y muchas veces marginados de los grandes círculos del poder y de la gracia divina. Es un largo monólogo, diálogo, con mis lectores, algunos, pocos fieles y muchos voyeristas, como es la red, un sitio ideal para el espionaje impune. Un lugar cargado de silencio. El Blog es la reafirmación también de una lengua, identidad, cultura, una manera de rescatar el lenguaje lanzado hoy al gran basurero de la nada. El afán es el Otro Periodismo, la poesía narrada, un mundo de esperanza, desencanto, virtualmente real. El lenguaje, la palabra, se ha transformado en un agujero negro, sin principio, ni fin. El idioma se recrea en el lugar común de la banalidad y camina como un minusválido, sin serlo, asistido por sus falsas muletillas y de pronto se atropella en su propio vacío. Estas palabras “nuevas” mienten. Me recuerdan un tiempo destemplado. Hoy brillan las palabras de supermercados, peluquerías, estadios de fútbol, boutique, discoteque, en los chat, celulares, televisoras, pero forman parte de un idioma muerto, no vivo, creativo, trascendente, ni popular. Prefiero los paréntesis, los enormes silencios de la piedra que no me habla e ignora, la muda voz de una campana y alguien que enmudece ante un poema, que una mentira.
La revolución digital es una realidad. Todo está cambiando. Las pantallas nos hablan y cuentan sobre el mundo de una manera impensada. La percepción, gustos, niveles de inteligencia de las personas son diferentes a 10, sólo quince años atrás, y lo que viene promete ser más sorprendente. La palabra pareciera estorbar y una mecánica gutural se apodera del magin de millones de personas. ¿Un retorno a los antepasados aún no reconocidos? Los Blogs son un Diario de Vida, una manera íntima de reflejarse en el yo de millones. Un espejo solitario lanzado a esta nueva galaxia. Puede caer en manos de un hoyo negro y perderse, ser devorado como una pequeña estrella. O ser reconocido como un objeto de culto, no de adoración, porque el santuario del Blog debe ser la palabra. ¿Qué nos diría Barthes, Derrida, Levi Strauss, Passolini, de esta nueva forma de comunicación? ¿Qué hubiese hecho Kafka con un Blog? Quizás la literatura no sería hoy más que un sueño erótico. Una larga interminable muralla china. Literatura sin alas, con muchas plumas, una almohada para los días rosas. Las pesadas sábanas de alguien que llora en la nieve. El laberinto perfecto de lo que pudo ser ese sueño. Ella me mira con el rabo de ojo, pero no me habla. Me ausculta. Forcejea con el aire que respira. Se entrega a la imagen inanimada del silencio. Ilusiona en la auto contemplación. La realidad es digital. Coquetea con la envoltura. Es rodaje de su propia película. Cáscara plateada, imán, obsesión, juguete, complemento de alguna soledad. Intercambio también con el espejo. Rotación personal con la tierra, sin partir, ni llegar. Es un ir hacia ninguna arte para regresar en una misma u otra dirección. Palabras, palabras, amigo lector.
Los blogs arrastran la biografía personal, códigos, fragmentos de una realidad mayor, el ojo personal de la noche, lo que viene de la infancia, una escandalizada objetividad pasión íntima, las viciosas lecturas, la lujuria inconfesable del verbo, en ese pequeño jardín a punto de esfumarse en la realidad. El blog permite interactuar al internauta, escribir su propia versión a través del texto presentado, leído, opinar inmediatamente desde el lugar que se encuentre frente a un monitor. Lo hace, quiera o no, desde un anonimato consentido por las reglas del espacio de la nada. No tiene mayor responsabilidad, aparente, y lanza su mensaje. Es en un instante que se expresa y de acuerdo a sus circunstancias, humores, bajo el respaldo de si mismo. La diferencia está en que no es un especialista, ni periodista, sino un lector-opinante, público, una persona común y corriente que desea expresarse para criticar, decir, o avalar algo con lo que está de acuerdo. No hay indiferencia. Es una manera de “solidarizarse” con la comunicación y reflejarse en algo. Ninguna distancia puede atemorizar al internauta. Internet las acortó, más bien las transformó en tiempo real. El riesgo está en esa misma velocidad, los tiempos de no analizar, no reflexionar, ni hacer el recorrido de las lecturas básicas, elementales y hacer en los Códigos Da Vincis. A propósito de este espinoso tema que se debate en una corte británica por un supuesto plagio, dos internautas me escribieron para expresar su malestar por mis comentarios. Desde Italia y Buenos Aires, mujer y hombre, pero ninguno dio a conocer argumentos, lo hicieron desde la cáscara y de la atmósfera del malestar. Sólo calificativos y no se refieren al texto , una visión impresionista tal vez de sus propias experiencias, rabias, frustraciones y deseos. ¿El Blog es un diván freudiano? La mayoría de los comentarios, han sido positivos, de reafirmación, breves, lacónicos, concisos. Lo cierto es que las opiniones son para rebatir, argumentar, decir la otra opinión, enriquecer un texto. Ambos detractores se escudaron en el anonimato y no continuaron el debate. Gajes de los blogs y de Internet, la falta de consistencia, ausencia de todo rigor. Hay quienes se deslizan desde la menopausia del verbo. Camino tan trillado como el silencio. La red deja nadar libremente al pez, escapar y no hay más anzuelo que la propia palabra. Se educa un nuevo verbo, centurión áspero ejercicio, en el raudo circuito planetario del abecedario. Roma imperial, estas palabras, esclavas, insurrectas, salvadas páginas.
No todo en la Red es pantallazo del ego, o vértigo de la nada, pasión del instante, rueda mucha información especializada, única, original, clásica, científica, de apoyo, real. No podemos poner en un mismo saco los exabruptus, brutus lapsus, con los trabajos profesionales, investigativos o creativos. Hay periodismo en la Red, sin duda, del bueno. Y todo el mundo tiene derecho a expresarse. Es un riesgo pero debemos asumirlo y saber diferenciar el valor o no, de cada texto y palabra. Gustavo Ng, periodista de el Clarín de Buenos Aires, uno de los periódicos más leídos del mundo hispano, en una nota titulada: Valparaíso : una ciudad entre el cielo y el mar, ha citado unas palabras mías sobre la mítica ciudad porteña."Escaleras babélicas", las llamó el escritor Rolando Gabrielli, quien recuerda una definición de Pablo Neruda sobre el Valparaíso de los cerros, este gran recodo del mundo, con sus oscuras callejuelas, con sus cerros extraordinarios en que se mezclan la miseria, la alegría y el trabajo como conjunciones conmovedoras.
Es una manera de hacer más periodismo.

Rolando Gabrielli©2006

sábado, marzo 25, 2006

ARGENTINA, HOY, NUNCA

No olvidar, madres,
es el día de la memoria,
marzo fatal en el 24, Sur,
la sombra herida de los muertos,
luz de los iluminados,
en el calendario de Argentina,
vienen con sus rojos ojos rojos,
noche de los desaparecidos,

días celestes, cada mañana
asesinan tu cuerpo Argentina.
Treinta blancos años
los pañuelos en la Plaza de Mayo,
madres, nadie muere en vano,
en el cristal de la memoria
no hay olvido, Argentina,
en esta clase magistral,
tus calles, los muertos hablan
con los desaparecidos
de sus derrotas, ausencia,
pero no del olvido.

Rolando Gabrielli©2006

EL SUR EXISTE

El Cono Sur se transformó en el confín del dolor, en las décadas de los 70 y 80. Los militares le destrozaron el espinazo a Chile, Uruguay y Argentina, el Cono Sur. Instalaron la casa matriz del infierno y después le arrancaron el alma a la propia sombra que con tanto esmero habían construido. Falsificaron la verdad, reinventaron el terror, proscribieron todas las libertades, trazaron y cumplieron una política de exterminio contra su propia población. Dieron muerte a la verdad. Mataron la vida. Desaparecieron hasta la muerte. Desde el espanto, promovieron la impunidad, un tiempo sin aliento. Torturaron, confinaron en campos de concentración, deportaron, despojaron de la nacionalidad, arrebataron los hijos de los vientres de sus madres y los donaron a familias de militares. Humillaron, despojaron y saquearon. Bordaberry, Pinochet, López Rega, Videla, la dictadura fue una institución del mal que contó con el apoyo de muchos civiles y también de gobiernos extranjeros. Primero Uruguay: 27 de junio de 1973: luego Chile, 11 de septiembre de 1973 y Argentina, 24 de marzo de 1976. Hubo genocidio literal y jurídicamente hablando. Socavaron los cimientos, dieron vuelta de campana las sociedades de los tres países y congelaron el alma, los sentimientos, la vida e hipotecaron la palabra solidaridad. Inventaron la sociedad de la desconfianza, un escenario de escalofrío, temor, ausencia, despertenencia, el anónimo vacío del día siguiente. Empobrecieron las raíces de la nacionalidad. Aniquilaron a su propia gente. Quemaron libros. Asesinaron el canto, prohibieron la palabra. Sus hazañas las encomendaron a Dios y también asesinaron a curas y monjas. ¿Nadie los vio? Rolando Gabrielli©2006

jueves, marzo 23, 2006




Qué tendría Dora Maar,
que Pablo Ruiz Picasso
la inmortalizó con su gato.
Ni las amantes, ni los felinos
suelen ser fiel,
quizás por ello,
la dejó en la piel,
del inmortal lienzo.
DEBIÓ SER UN ANIMAL DE SUEÑO
Plantada en la rotunda estética de su arquitectura visual, hembra de huesos ardientes, animal vertebrado en la magnífica, brutal esencia de lo serenamente irracional, Henriette Théodora Markovic, se dejó caer desde Buenos Aires, a sus 19 años, en el París de los años veinte, de todos los sueños posibles y los que se inventaban cada día en la atmósfera surrealista. Había nacido en Francia, París, pero estudió hasta esa edad en la reina del Plata. Venía con más de cinco sentidos, dispuesta a comerse con los ojos, la piel, el mundo que se le presentaba alucinante en la gran vitrina parisina. Alta, morena, sensual, dormida como un trébol, la enigmática baraja, el Tarot de quien se llamaría artísticamente Dora Maar, entraba al juego de la vida.
A Dora Maar se le conoce como la amante de dos mitos del arte y la literatura, monstruos sagrados, iconos: Georges Bataille y Pablo Picasso. Fue muchas más que eso, apéndice de artistas e intelectuales, imagen pasional, audaz vitrina de sí misma, antología de sus noches. Así escribe Bataille en su libro El Poder de la Palabra, un texto titulado: El Erotismo. " En medio de un enjambre de muchachas, desnuda Madame Edwarda sacaba la lengua. Ella era, para mi gusto, encantadora. La elegí: ella se sentó cerca de mí. Apenas tuve tiempo de responder al mozo: tomé a Edwarda que se abandonó: nuestras bocas se juntaron en un beso enfermo. La sala estaba abarrotada de hombres y de mujeres y tal fue el desierto donde el juego se prolongó. Un instante su mano se deslizó, y yo me quebré de pronto como un vidrio, y temblé en mis pantalones; sentí a Madame Edwarda, de quien mis manos contenían las nalgas, ella misma al mismo tiempo desgarrada; y en sus ojos más grandes, dados vueltas, el terror, en su garganta un largo estrangulamiento. Me acordé que había deseado ser infame o, más bien, que hubiera sido necesario, de toda fuerza, que eso ocurriera. Adivinaba risas a través del tumulto de las voces, las luces, el humo. Pero nada contaba ya. Apreté a Edwarda en mis brazos, ella me sonrió: enseguida, transido, volví a sentir en mí un nuevo choque, una suerte de silencio cayó sobre mí de lo alto y me heló. Era elevado en un vuelo de ángeles, que no tenían cuerpos ni cabezas, hechos de deslizamientos de alas, pero era simple: me volví desgraciado y me sentí abandonado como lo estás en presencia de Dios. Era peor y más loco que la embriaguez.”
Bataille escribió y reveló en 58 páginas, en La historia del ojo, Histoire de l'Oeil, un potente, agónico, erotismo. No hay límites en Bataille. Su escritura es un acto de luz y olvido. Se consagra a la victoria y a la derrota con la misma lucidez del gusano de luz que devora el cadáver y la noche. Dejó poesía Bataille y unos cuantos signos más. Eres el horror de la noche/ te amo como se agoniza/eres frágil como la muerte/te amo como se delira /sabes que mi cabeza muere /eres la inmensidad del temor/eres bella como matar /el corazón desmesurado/ me asfixio /tu vientre desnudo como la noche /mi locura y mi miedo/ tienen grandes ojos muertos /la fijeza de la fiebre/ lo que mira en esos ojos /es la nada del universo /mis ojos son ciegos cielos/en mi impenetrable noche /está gritando lo imposible/ todo se desploma /véndame los ojos /amo la noche /mi corazón es negro /empújame hacia la noche/todo es falso sufro/el mundo siente la muerte /los pájaros vuelan los ojos desorbitados/eres sombría como el cielo negro. Bataille asumió la cirugía de su costura, cautivó su tiempo con hondos paréntesis sobre una escritura nunca lineal, que se devoraba y crecía bajo el amparo de sí misma. Dora Maar fue el inicio del misterio, sin principio, ni fin. Inspiró a Man Ray, fue compañera del cineasta Louis Chavance y dejó impreso para la eternidad, el sello y la gloria, todas las obsesiones de Picasso, en su cuerpo y para su desgracia, espíritu. La divina Dora, surrealista, onírica, inteligente, fuerte, creativa, un animal tan bello, ejemplar único, sería devorado por el minotauro Picasso. Ella seducía y hablaba desde el misterio. Su libertad, espléndida geografía coporal, clara inteligencia, el arte de encantar y esa audacia, seguridad de sí misma, tal vez todo eso, y lo que pudiera detectar el imán de Picasso, la transformaron en su modelo por ocho años, colaboradora de quien se transformaría en su "maestro, pontífice, tirano y semidiós, además de amante". Pero hubo más que estos datos que llegan como dardos envenenados. La pantera alusinada, dormida al final de sus días, ausente, pero agazapada en los fieros recuerdos del pasado, fue una gran artista, conmovió como pocas mujeres a Picasso, quien le confió para que fotografiara los dibujos que dieron al cuadro más emblemático de este andaluz genial: Guernica. Dora Maar influyó en Picasso y se autodevoraron, aunque ella resultó ser más débil de lo que alguien podría imaginarse o tal vez decidió ausentarse del escenario real de la vida. Dora es la mujer llorosa que lleva la luz en el Guernica inmortal que la inmortalizó. Su destino se sellaría hace 70 años por estas fechas, en el 36, cuando Pablo Picasso, su secretario Jaime Sabartés y el poeta Paul Eluard, conversaban apaciblemente en una mesa del café Deux Magots de París. Ella juguetebaa con una navaja con la que hacía muescas en la mesa. Se cortaba y la sangre comenzaba a brotar a través de sus guantes negros con rosas bordadas. La escena más allá del surrealismo por lo real, impactó al pintor que se interesó por saludarla. Eluard, que la conocía, hizo las presentaciones de rigor. Picasso le habló en francés y ella le respondió en español, con indudable acento argentino, imagino. Eso fue todo para quien ya había atravesado por su período azul y rosa y entrado en el cubismo, y viviría todas las glorias del éxito y la fama.
Vivió intensamente y se entregó al arte, a la pasión, fue una mujer compleja y difícil, ausente, llorosa, y ahi están los cuadros que la retratan con su máscara real de dolor. Sin una musa tan cómplice, condescendiente, participativa, y al mismo tiempo competitiva, tal vez Picasso no habría desarrollado toda la intensidad que requería su obra. Le escribió poemas inclusive: "Sus grandes muslos .../ sus caderas / sus nalgas /sus brazos /sus manos / sus ojos / sus mejillas / su pelo / su nariz / su cuello / sus lágrimas".
Dora Maar antes de conocer a Picasso se había codeado con grandes artististas y continuó su amistad con Breton, Artaud, Lacan, Malreaux, entre otros. Después de más de 30 retratos, dibujos, de vivir un intenso amor, fue abandonada por Picasso. Ella entró en un laberinto donde nunca más saldría. Sólo ella sabía por qué se había recluido, ausentado de la vida misma. Cuenta la leyenda, que nunca sabe todo, pero que sí conoce lo esencial, que Maar conservó hasta su último aliento, un pedacito de papel con la sangre de Picasso y una nota que dice:Dora Maar, Dora Maar, Dora Maar”.
El día que conoció a Picasso, Dora Maar ya estaba montada en su leyenda, levitaba en París con su indudable encanto, la magia del clic que producían sus instintos, el frenesí indudable de de su piel de fuente de agua y miel. No venía a imporvisar una perfomance casual, fuera de los grandes escenarios de la vida, con la majestad de ser ella misma, la Otra que siempre fue, y que debían de descubrir a cada paso que daba como si el silencio ajustara los cinturones de todos los vuelos. D. M. era una marca registrada para seguir abriendo el velo de París. Ella lo registraba con sus grandes ojos verde mar Caribe y el lente de su cámara Rollei quería vivir la imagen del paisaje físico y humano. Picasso le escribiría en una oportunidad este verso: Estaba tan oscuro a mediodía que se veían las estrellas''. La retrataba con palabras desde la luminosidad del amor. Dora Maar cubrió casi 10 años de la intensa vida y obra de Picasso, y no es conocida, ni debe ser reconocida por su vida personal solamente, porque fue una artista con una personalidad propia y se montó en su atril, el de la vida intensa. Competir con la fama de Picasso es un absurdo, ser sombra, también, es poco digno de la historia. Fue su piel, sentidos, ojos, corazón, instinto, estudios, lecturas, conversaciones, su manera de ser y estar en el lugar indicado, provocar la acción, movimiento, lo que me tiene escribiendo estas líneas, así como su ausencia, el desdén con que la ha tratado el tiempo. Convivir, fusionarse, entregarse, ser parte, del mayor Minotauro del siglo XX, es más que un desafío o riesgo, una gozosa irresponsabilidad, una razón de ser, la manera quizás de seguir el hilo de Ariadna. Dora Maar es un icono en la obra de Picasso, más que un cubo de su mundo cubista, una línea intensa trazada con el vapor de un tiempo de búsqueda, de grandes realizaciones en la aventura del lienzo. Ahí está el andaluz insaciable, sentado en una escalinata mirando la cámara, el porvenir ya en sus manos, con la intensidad de sus ojos y Dora Maar a su lado, marcando con su gracia aquellos días para y por vivir. Entraría en el vértigo del laberinto picassiano y parisino, con el impulso de sus propios fantasmas y espléndidas piernas.
Yo le habría escrito algo así: Dora Maar, bendito París/que ya te conoce/pequeña sucursal de tus ojos/no dejes que el sueño te ahogue/las jaulas nacieron para volar con tu libertad/vuela, sólo vuela/en el color de la noche/tú, de alas rojas, divinas/qué fiesta tu cuerpo/Dora Maar, si París no tenombra/es porque no existe.
Y quedaría atrapada en la jaula invisible que Picasso le construyó a cincel sobre su propio espejo. El amor cuando se vuela es capaz de dejar pozos indescifrables en sus oscuras honduras y laberintos. La hermosa, vivaz, que se deslizaba sobre la imagen del relámpago real, y desnudaba su interior, los ojos, se dejaba esfumar ...Oh laberinto de polvo/quién puso el silencio primero/¿la palabra o el sueño? Dora Maar dejó la escena cuando el pintor cambió de musa. Ella entró en un inexplicable sueño, en ese laberinto de olvido y nunca más la flor. 40 años dentro de sí misma, fuera de todo, pozo de una luz que fue. Quedó en la memoria como una fotografía inmóvil. Se encerró en todos los ayeres del pasado, la ilusión del futuro se la borró París y sus inviernos, y esos eslabones perdidos de la cadena de la vida. ¿Qué guardó en los sueños de su prisión voluntaria? ¿Cuál fue el último trazo de Picasso? Su flash definitivo, quién como ella retrató la calle, el mundo exterior, la vida, los rostros de la pobreza y Assia, la modelo de los surrealistas, que Maar inmortaliza en un desnudo, cuya sombra multiplica el deseo. Ella sólo deja el cuerpo frente a la cámara, el tiempo... todo lo demás, es su belleza que algún duende armó mucho antes de Eva. El ojo de Dora Maar, en la imortal figura, el cuerpo que no requiere atril, ni lienzo, de Assia. La belleza a veces tiene nombre.
Dora Maar se hizo ovillo, sombra de su sombra, tras el abandono de Picasso, en una época dura en el París atomizado por la guerra, el miedo, y ella se perdió en el dolor, en la hostilidad de lo que no queda. Viajó hondo casi sin retorno, en el filo quemante de la pérdida de sí. Entró en su apagado invierno de flor marchata, refugio de todos los silencios. Fou, fou, está loca había dicho el pequeño minotauro goloso, que la había reemplazado por una mujer 20 años más joven. La compensó con una casa y algunas visitas. La pisquis de Dora Maar se resintió fuertemente. Ella se abandonó en su desconcierto gaseosos, donde nadie puede llegar. Marchó a la perra soledad porque ya no estaba allí. París se le deshacía en las manos, el humo de un tiempo evaporado, la imagen sostenida en la fotografía y quizás en esos días comenzó a ignorar todo, hasta el mismo vacío, y tal como había llegado luminosa, se marchó en su silencio irrepetible. Picasso había roto el cristal del amor, del encanto, y rotundo como era, también en el arte se pronunciaba definitivo, audaz: Todo el mundo quiere comprender la pintura. ¿Por qué no intentan comprender el canto de los pájaros? ¿Por qué a la gente le gusta una noche, un flor, todas las cosas que rodean al hombre sin tratar de comprenderlas? En el caso de la pintura, en cambio, se quiere comprender. Que comprendan sobre todo que el artista obra por necesidad (...) Quienes intentan interpretar un cuadro, casi siempre se equivocan.
Intensa mujer, argentina, la pasión de los sentidos, una apostadora a la ruina, quizás, pero no al porvenir. traía su propia baraja de Buenos Aires y cayó encandilada por el espejito mágico de Picasso, un insaciable devorador de hembras y espíritus. Después de Picasso, sólo Dios, dijo Dora Maar, al retirarse de la vida del pintor, totalmente destruida, acabada, silenciada, ruinosa de todo deseo. Ella, dueña de sí misma, no se encontró jamás. Con la sensualidad de su voz, el castellano con acento de judía porteña, y el juego conocido como la navaja del bebedor sobre una mesa en un café de París, conquistó a Picaso en la flor de su vida intelectual. Se hacía cortes intencionales sobre el guante y sangraba, pero dicen, que no había dolor en su rostro. El Dios del cubismo caía arrodillado ante una de su más grande, quizás la más intensa de todas sus Musas. Picasso lo sabía desde que al conoció, sin duda su olfato por el color y las formas, también estaba desarrollado en la piel. Cuando D.M. y Baltasar Klossowski Balthus, el pintor del realismo frío, entablaron una conversación profunda de artistas, picasso estalló en unos celos picassianos. Los biógrafos dicen que "no pensaba en otra cosa que en ver sus cuadros, no era capaz de trabajar, ni de pensar, ni de comer, ni de dormir. Como buen genio cretino para los afectos, la amó por lo mismo que le amenazaba. Era tan buena como él en cuanto hacía, si no más".
Y ha vuelto Dora Maar en la majestad de la pintura y sus retratos cotizados como siempre, ponen a temblar el mercado. No hay retiro para semejante mujer, ni lo que dejó de construir tantos años cubierta por el velo de su olvido. De la mano de su amante regresa Dora Maar con el gato. El 3 de mayo será primera plana, su pasado se volverá a subastar en Nueva York. La puja es por 50 millones de dólares y ella murió en la pobreza rodeada de numerosos cuadros y joyas regaladas por Picasso, de una correspondencia con escritores y artistas de renombre. Nunca se deshizo de nada. La tenaza de Picasso la mantuvo aprisionada. Está sentada en un trono de reina, com su porte divino, pero con el rostro quebrado. La relación con Picasso ya viajaba al despeñadero. El gato negro fue un mal presagio. El retrato ha permanecido guardado cuarenta años. El tiempo que Dora Maar permaneció enclaustrada para siempre. Había entrado en un misticismo y en un grado de indudable locura. Pero desde su lucidez, habría dicho, que Picasso nunca fue su amante, sino su amo.
Rolando Gabrielli©2006
Esta es parte de la historia de la hermosa, enigmática y talentosa Dora Maar, fotógrafa, pintora, artista, quien vivió en la Argentina y fue una de las mujeres más retratada por Picasso...una verdadera Musa... y estas líneas son apenas un reconocimiento...pero tienen mucho más de admiración por la mujer y la artista

miércoles, marzo 22, 2006

El Muro Obediente

Alguien pasó esa mañana, se detuvo frente al muro, lo observó detenidamente y escribió: Mula. No pasó desapercibido el mensaje. Al día siguiente se acercó alguien más y escribió: muévete.
Después vino la noche larga. El muro sintió que caminaba lentamente con sus cascos firmes sobre el acantilado, a menos de 50 centímetros del precipicio. El silencio se corrió unos centímetros más y ahondó el paso.

Rolando Gabrielli©2006

martes, marzo 21, 2006



POESIA

Poesía,
no hay un día,
que no sea
tu día.
Palabra
de cuatro vocales
y dos consonantes,
tan simple,
agua del mediodía.
Conozco de quienes
te aman,
dieron su vida.
Río de la poesía,
no detengas
tu palabra.
¿De qué entonces
viviría?
Rolando Gabrielli ©2006

domingo, marzo 19, 2006

CIUDAD


Ciudad, me reconcilio contigo,
pero no te amo,
frontera de material inacabado.
Pulso tus arterias húmedas los ríos
que te recorren,
asciendo en tu espiral
y aún así me abrazas ardiente,
ángel de alas tramposas,
máquina de polvo y luz.
Tu destino es a hierro,
paloma azul de alas rotas,
no gasto en el aire el gesto,
ni las falsas monedas del desamor.
Eres mi espejo envejecido,
la uña amarga de mi tránsito,
máscara bonita,
una de cal por mis palabras,
otra de arena,
por tu frágil castillo.

Rolando Gabrielli©2006

VERANO, ARDIENTE VERANO
En marzo la ciudad es una piel ardiente, pegada a otra piel. El día quema, un sol de pies a cabeza se instala en el alma. Fósforo, chispa, flama titilante, marzo raja el aire, cuartea el tiempo, se detiene lo que no sopla. En la vasta mañana bajo un cielo azul, improviso mi ruta, una marcha solitaria hacia el corazón húmedo de la ciudad. El sol cae abrazado, abrazador, abrazante, calienta, se siente el plomo derretido. (Mi memoria es Atacama, la infinita ruta de asfalto entre los cerros de colores que enmarcan el desierto).
Y la máquina de cuatro llantas se duerme en la siesta del sol, la somnolencia de mi palabra. El sol somete a la noche y desde el día acumula energía en los estacionamientos, entre los edificios, donde el vacío atrapado por el cemento impide las corrientes de aire y resopla un tufo ardiente, denso, acuoso.
El trópico recobra el sol en la cargada noche, camino al amanecer. Lo veo sobre la ventana en el primer reflejo, la luz oblicua de los instantes del alba entra dorada en el reflejo y el cuarto levita en el destello.
El sol es un rey de verdad en el trópico y en marzo reafirma su cetro. El amarillo cubre la grama de los parques y de los sobrevivientes jardines durante el verano. Marzo confirma ese paisaje agreste. Es un paisaje enmarcado por el mar y la selva, ambos parecieran refrescar con sus grandes lomos de agua y tupida vegetación.
La ciudad respira con nosotros el sudor de marzo, el tiempo de un sol soberano, lengua dorada en El Dorado, atravieso el Mall en ampliación, el cemento absorbe y exhala, como un búfalo herido resopla bajo los pies del asfalto detenido, expandiéndose, blando, calcinado.
La ciudad es una estampa del infierno. El peatón no existe. Las paradas de buses reflejan los cuerpos de quienes esperan el transporte. Los automóviles, dueños de las avenidas, forman parte de la inmensa soledad de la ciudad. Una masa metálica hirviendo ocupa como una inmensa mancha lo más visible de la ciudad. El infeliz peatón camina sobre un pequeño margen de cemento, equilibra allí su precaria humanidad de carne y hueso. La ciudad le pertenece al motor, a la máquina que transporta el cuerpo, su aceite, agua, sangre, huesos, itinerario, la ruta del día a día. Deja ver al conductor por el vidrio del parabrisas y los retrovisores que comparten el vértigo mudo de la espalda. La máquina expone su carrocería, el orgullo de sus líneas, la impronta de su lata flamante y su pintura adivinada por los sentidos, acariciada por una táctil memoria.
Es la calle y no cambiará. Empeora el tráfico ante un semáforo o frente a un policía, aún peor, porque ignora el tiempo, el juego y los pasos de la electrónica.
Prefiero dejar caer el cuerpo en la tarde sobre un sofá, frente a una ventana que trae la brisa del bosque, el viento suave que aún conserva el verano y sentir tu mejilla que va y viene, más tibia que el tiempo. La tarde trae y se desprende en las hojas muertas. El patio se alfombra amarillo y la memoria hace posible mis viejos otoños reales.Es en el atardecer cuando como chocolates rellenos de almendra. Ahora sé que el verano aún permanecerá por un tiempo más.
Rolando Gabrielli©2006
ALMODÓVAR HA VUELTO A HABLAR CON VOLVER
Hace 7 años rechazó una propuesta para realizar Brokeback Mountain
De estreno nuevamente Pedro Almodóvar con su película manchega, femenina, de recuerdos de su primera infancia y de lo que llama la España blanca, sin la tortura de la muerte acosadora. Y aún así, el director vuelve con Volver, en España y con Penélope Cruz, Carmen Maura, a plantarse y plantearse el cine que él conoce y disfruta, el retrato de su niñez, la vida en el desprendimiento de cada día, la naturalidad de los pasos perdidos en esos viejos ayeres recobrados en la imaginación del celuloide. No hay una sola escena de sexo, declara, fuera de las tetas de Penélope ”que es un regalo de la naturaleza del que todos tenemos derecho a disfrutar”. Es una historia de personajes femeninos, ha sostenido, rodada en el antiguo pueblo manchego de sus primeros ocho años de vida, donde fue criado por mujeres. Está la España solidaria, vital, chismosa de la vida y de la muerte, pero vital, no reducida al epitafio, al recuerdo inmortal de sus muertos, el negro porvenir de su futuro. No a la España de las lamentaciones, esa que arrastra cadáveres, rencores, huesos de fosas comunes inmunes al tiempo, a la dicha y desdicha, la maldita de todo lo que ve y toca.
Almodóvar dice arrancarle notas a la vida, el lado claro del velo negro de España. En una entrevista a los diarios españoles El País y El Mundo, revela que su pasión por el cine sigue intacta y que su vida no tendría sentido si no existiera el cine. Cine y vida mezclados, reafirma, como dos caras de una misma moneda. Ha vuelto para renovar sus principios, la mirada Almodóvar al pasado, y no es hacia la muerte, que respeta, al menos, dice, y aún no tolera del todo bien, aunque el ciclo es inevitable. La muerte es tan real que se hace presente cuantas veces sea necesario y repite su imagen. Es una cinta para quitar los fantasmas de la vida, ha dicho, como le ha ocurrido con La mala educación.
Ahora profundiza sobre la maternidad, idealiza a las mujeres que en verdad le formaron, el círculo materno, familiar, vecinal, la Mancha sobre la tinta aún fresca del pasado. Y es enfático y gráfico para describir los momentos retratados en su filme: “Penélope Cruz, con ese culo lleno de energía que le hemos incorporado y esos grandes pechos que dan mucha confianza, porque de ellos nos alimentamos y porque nos dan la ilusión de firmeza, de poderío y de instinto de supervivencia. Volver es una película sobre la maternidad”. También se habla de una reconciliación entre madre e hija que han tenido sus diferencias.
Con dos Oscares, 4 César, espera que el público no se fije en esas premiaciones, y de paso dijo, Hollywood sigue siendo conservador. El exitoso y reconocido Almodóvar, reveló asimismo que él fue la primera opción para dirigir Brokeback Mountain. Sorprende que ello ocurrió hace siete años, un tiempo largo para que llegara a cristalizar. Una película que sí quería hacer en inglés era un western con personajes gays, incluyendo indios y todo, situado en la segunda fiebre del oro, reveló Almodóvar. Escribí un primer borrador de la adaptación de una novela y llamé a Larry McMurtry y a Diana Ossana, los mismos que han producido ahora Brokeback, pero la propuesta les escandalizó. Por eso, cuando McMurtry y Ossana tuvieron terminado el guión sobre el relato de E. Annie Proulx –“una obra maestra absoluta”, dice Almodóvar–, pensaron antes que nadie en el autor de La ley del deseo. “Me lo pensé mil veces –señaló–, había días que pensaba en la última escena, cuando visita a los padres y encuentra la camisa, y estuve a punto de hacer la película sólo por esa escena”. Finalmente, dijo no a la propuesta. Algo de lo que no se arrepiente. “Creo que Ang Lee ha resuelto la película del mejor modo posible, mostrando hasta el límite de lo que le han permitido y concentrándose en la esencia de la historia, que es el dolor de dos personas a las que no les permiten amarse... pero mi versión hubiera sido totalmente distinta”. El arte el compromiso con el dinero es malo, dijo, y de pronto sintió que en aquel nido de víboras no podría conservar su independencia, refiriéndose a Hollywood. Ha vuelto con Volver para hablar sin pelos en la lengua. No los necesita. La Cinemateca de París le dedicará entre el 5 de abril y julio, una espectacular retrospectiva de su vida y obra. Comentó una opinión de Godard sobre el cine, se refirió a Los 400 Golpes de Truffaut, y después del reciente estreno el pasado 17 de Volver en España, piensa en su muestra y dos libretos para nuevas películas. “El de Godard es un cine de cinéfilos, y comprendo que el mío también lo es, porque hay referencias constantes a películas, pero no con la presencia abrumadora de Godard. Comparto con esa frase el hecho de que todo el cine que he visto forma parte de mi propia experiencia, y hablo de las películas como si fueran parte de mi vida, y muchas veces los personajes para hablar de sí mismos mencionan una película. Pero no son siempre tributos, sino una parte de la narración... así que entiendo bien lo que dice Godard, aunque se cumple en él sólo a medias”
Rolando Gabrielli©2006