POESIA Y LITERATURA, EL APOCALIPSIS DE LAS PALABRAS
ROLANDO GABRIELLI©2005
UNO
Entra un ciego a una página en blanco y dice que leyó todo. Se va sonriente. No se confundan, he memorizado todo. La página ha quedado en blanco nuevamente.
DOS
Yo me firmo con seudónimo y cargo bajo la página, a la derecha, mis iniciales. Nadie sospecha que con mi anonimato, garantizo mi doble calidad de inédito. El plagio espera en otra página, vestido en su gabardina gris y afila sus largas inmortales uñas amarillas.
TRES
La literatura es íntima, asquerosamente pública, globalmente banal, rabiosamente obsesiva, solitaria, huérfana.
La literatura es un viejo animal herido: mezcla de dromedario y dinosaurio, un jilguerito con voz de tenor que canta en el desierto. (Los reptiles arrastran su cuerpo con felicidad)
CUATRO
La literatura no es un mandamiento. La literatura no es un dogma, no tiene principio, ni fin. La literatura no es un santo oficio. La literatura no es urgencia y urge. La literatura no es una pomada, un cancionero, ni siquiera un masaje a la pantorrilla. ¿Qué es la literatura?
CINCO
La literatura puede ser un poema, un cuento, una obra de teatro, una novela. Los géneros se confunden más cada día. Atmósferas raras, contaminadas, aparentemente nuevas, viejas recetas para el mercado. La literatura es camaleónica y el mercado aplaude, festeja, orienta cada perfomance.
SEIS
La literatura en castellano, sigue en manos de un manco y de un lector ciego. Rulfo está vivo. Alguien aúlla a lo lejos y no es un lobo.
SIETE
La literatura es una droga que algún día prohibirán. Un diván de palabras. Un cuarto oscuro con una página en blanco. La literatura alguien la inventó y ya no se acuerda como se escribe. La literatura es una fotografía del yo, absolutamente movida, para ser vista detrás de la luz del negativo. La literatura alquila una cuartito en la Calle Imaginación esq. Realidad, frente a la vitrina del almacén La Gran Ficción.
¿La literatura falsifica la realidad o copia la ficción? La literatura es la literatura y quizás por eso aun exista.
OCHO
ROLANDO GABRIELLI©2005
UNO
Entra un ciego a una página en blanco y dice que leyó todo. Se va sonriente. No se confundan, he memorizado todo. La página ha quedado en blanco nuevamente.
DOS
Yo me firmo con seudónimo y cargo bajo la página, a la derecha, mis iniciales. Nadie sospecha que con mi anonimato, garantizo mi doble calidad de inédito. El plagio espera en otra página, vestido en su gabardina gris y afila sus largas inmortales uñas amarillas.
TRES
La literatura es íntima, asquerosamente pública, globalmente banal, rabiosamente obsesiva, solitaria, huérfana.
La literatura es un viejo animal herido: mezcla de dromedario y dinosaurio, un jilguerito con voz de tenor que canta en el desierto. (Los reptiles arrastran su cuerpo con felicidad)
CUATRO
La literatura no es un mandamiento. La literatura no es un dogma, no tiene principio, ni fin. La literatura no es un santo oficio. La literatura no es urgencia y urge. La literatura no es una pomada, un cancionero, ni siquiera un masaje a la pantorrilla. ¿Qué es la literatura?
CINCO
La literatura puede ser un poema, un cuento, una obra de teatro, una novela. Los géneros se confunden más cada día. Atmósferas raras, contaminadas, aparentemente nuevas, viejas recetas para el mercado. La literatura es camaleónica y el mercado aplaude, festeja, orienta cada perfomance.
SEIS
La literatura en castellano, sigue en manos de un manco y de un lector ciego. Rulfo está vivo. Alguien aúlla a lo lejos y no es un lobo.
SIETE
La literatura es una droga que algún día prohibirán. Un diván de palabras. Un cuarto oscuro con una página en blanco. La literatura alguien la inventó y ya no se acuerda como se escribe. La literatura es una fotografía del yo, absolutamente movida, para ser vista detrás de la luz del negativo. La literatura alquila una cuartito en la Calle Imaginación esq. Realidad, frente a la vitrina del almacén La Gran Ficción.
¿La literatura falsifica la realidad o copia la ficción? La literatura es la literatura y quizás por eso aun exista.
OCHO
La literatura son las palabras de izquierda a derecha. Palabras para decir sólo lo que pueden decir las palabras. Un montón de palabras viejas, usadas, casuales, cansadas, asmáticas, que esperan ser puestas en movimiento, oxigenadas, ad valoren sobre la página en blanco que cubrirá otras como una fina capa de nieve. La literatura se amontona como la arena en el desierto.
NUEVE
NUEVE
La literatura es una gran sospecha de la imaginación, cuando lo cree todo atado, vuelve y retoma el humo de algún sueño, el hilo que estaba cortado, añade a su a cadena un nuevo eslabón. Ficción y realidad literaria construyen una misma historia.
DIEZ
DIEZ
La literatura usa sombrero, gafas, malla, todo el blindaje del ropero de la moda. Yo, la prefiero desnuda, como la página en blanco fue echada al mundo.
ONCE
ONCE
La literatura obedece al vicio de una enorme memoria que le hace creer en el futuro.
DOCE
DOCE
Literatura es estrictamente lo que no puede decirse, inventarse, reproducirse de otra manera. Es espejo de su olvido.
TRECE
TRECE
La realidad es ficticia, real, nunca la misma. La ficción es otra realidad, no un saco de mentiras. Cuando se rompe la realidad, la ficción ocupa su lugar y viceversa. Aún así queda la ilusión que todo es posible, hasta la realidad.
CATORCE
CATORCE
Yo no escribo, vomito, reciclo, levito palabras. El mejor purgante es la realidad. Nadie compra un fantasma visible detrás de una hoja de papel, envuelto en letras, convertido en literatura.
Lo incertidumbre, desconocido, la aventura, todo es literatura. Son unos cuantos gramos de papel del árbol que es el escritor. Un poeta no repara estructuras, sociedades, no desarrolla teorías, ni planos, ni brinda soluciones municipales, más bien empuja del lado del corazón. La palabra reconoce la mano del poeta, como el caballo la huasca. Las palabras reconocen al poeta cuando son verdaderas.
QUINCE
Lo incertidumbre, desconocido, la aventura, todo es literatura. Son unos cuantos gramos de papel del árbol que es el escritor. Un poeta no repara estructuras, sociedades, no desarrolla teorías, ni planos, ni brinda soluciones municipales, más bien empuja del lado del corazón. La palabra reconoce la mano del poeta, como el caballo la huasca. Las palabras reconocen al poeta cuando son verdaderas.
QUINCE
La literatura es historia, un presente sin ninguna de las virtudes del futuro. Cambia y no se reconoce asimismo. Lo que está en construcción, puede llegar a ser futuro. La literatura es una lectura de todos los pasados, el presente de un futuro inmóvil, literalmente agazapado. El original nunca perfecto. ¿O el original verdaderamente lo define el lector y así sucesivamente con cada nueva lectura?
DIECICÉIS
DIECICÉIS
La literatura es un plagio interminable, hasta que surge una voz personal. Entonces la escritura nueva vuelve a superar la página en blanco, como si nadie hubiese escrito sobre ella. Polvo sobre el polvo, el poema enamorado.
DIECICIETE
La literatura es un formidable inventario de uno mismo, de todo lo que amamos y nos rodea con la respiración. Lenguaje roto, hilvanado, cosido a la página en blanco. Orilla de la palabra, centro del lector y ningún otro río arrastra más que las propias palabras. El río se cruza y las palabras quedan.
De la poesía y la novela, la literatura, se ha dicho de todo y todo y queda por decir aún tanto más. Son géneros estáticamente cambiantes. La Muerte de ambas, ha sido un anuncio como si fueran palabras de un vertedero. Los críticos abundan y por la boca muere el pez. Sólo los poetas hacen que ambos géneros sigan respirando con buena salud. Los ensayos son múltiples y más numerosas las opiniones, pero sólo quien enfrenta la pagina en blanco con temor, pasión, gozo, verdadera alegría, podrá arrancar una vocal al poema y enrostrársela al lector en la soledad del descubrimiento, secreto, hallazgo, la impunidad solitaria de la palabra.
Estas son mis opiniones personales, no citaré más que por placer, de memoria, a quienes me han guiado por estos inefables caminos. Son más sin duda, no sólo en verso. Las influencias son un anillo de compromiso indisoluble en el tiempo. Aunque no se vea en la mano, aparece invisible en el poema.
DIECICIETE
La literatura es un formidable inventario de uno mismo, de todo lo que amamos y nos rodea con la respiración. Lenguaje roto, hilvanado, cosido a la página en blanco. Orilla de la palabra, centro del lector y ningún otro río arrastra más que las propias palabras. El río se cruza y las palabras quedan.
De la poesía y la novela, la literatura, se ha dicho de todo y todo y queda por decir aún tanto más. Son géneros estáticamente cambiantes. La Muerte de ambas, ha sido un anuncio como si fueran palabras de un vertedero. Los críticos abundan y por la boca muere el pez. Sólo los poetas hacen que ambos géneros sigan respirando con buena salud. Los ensayos son múltiples y más numerosas las opiniones, pero sólo quien enfrenta la pagina en blanco con temor, pasión, gozo, verdadera alegría, podrá arrancar una vocal al poema y enrostrársela al lector en la soledad del descubrimiento, secreto, hallazgo, la impunidad solitaria de la palabra.
Estas son mis opiniones personales, no citaré más que por placer, de memoria, a quienes me han guiado por estos inefables caminos. Son más sin duda, no sólo en verso. Las influencias son un anillo de compromiso indisoluble en el tiempo. Aunque no se vea en la mano, aparece invisible en el poema.
DIECIOCHO
La literatura, como todo, está llena de famosos, geniales impostores. Uno de los principales fue F. Kafka, que mandó quemar la llama ardiente de su imaginación y olvido. El incendio continúa. Nace un bosque por cada día que encienden sus palabras. Kafka siguió construyendo a sus costos la muralla china. Borges prefirió el secreto laberinto de sus temidos espejos. Cabalgó ciego por Buenos Aires, las calles que trazaron sus historias y poemas.
Jorge Luis Borges se presentó como lector y nos hizo creer que estaba ciego. Leyó como reloj de cuerda, pero dejó páginas memorables, insuperables, inolvidables, formidables, escritas por su puño y letra borgeana. Pablo Neruda, inagotable tinta invisible del Sur de sus palabras, fue lluvia, amor- mar, materia, desierto, cordillera, campana, la Oda Elemental de Chile. Se viajo en una Isla de continente en continente. Místico de la materia, le llamó la Mistral. La poesía es una materia que trabaja con las palabras. La noche tiene alas, el día puertas, rojos y oscuros soles. Tralk, Rimbaud, Char, Vallejo, Celan, Donne, Pound, Mistral, Apollinaire, Kavafis, D. Thomas, Lezama Lima, Parra, Rojas, Panero, García Lorca, Bécquer y todo el rosario de Chile. El farmaceuta austriaco nos heredó el derrumbe, la desolación, su desesperado y violento, raudo paso por un mundo que se desmoronaba a sus pies, dentro de sí. ¿Sólo ruinas para la poesía? Trakl nos dejó un sol traspasado por la noche. Herido, mutilado, el ocaso.
DIECINUEVE
Jorge Luis Borges se presentó como lector y nos hizo creer que estaba ciego. Leyó como reloj de cuerda, pero dejó páginas memorables, insuperables, inolvidables, formidables, escritas por su puño y letra borgeana. Pablo Neruda, inagotable tinta invisible del Sur de sus palabras, fue lluvia, amor- mar, materia, desierto, cordillera, campana, la Oda Elemental de Chile. Se viajo en una Isla de continente en continente. Místico de la materia, le llamó la Mistral. La poesía es una materia que trabaja con las palabras. La noche tiene alas, el día puertas, rojos y oscuros soles. Tralk, Rimbaud, Char, Vallejo, Celan, Donne, Pound, Mistral, Apollinaire, Kavafis, D. Thomas, Lezama Lima, Parra, Rojas, Panero, García Lorca, Bécquer y todo el rosario de Chile. El farmaceuta austriaco nos heredó el derrumbe, la desolación, su desesperado y violento, raudo paso por un mundo que se desmoronaba a sus pies, dentro de sí. ¿Sólo ruinas para la poesía? Trakl nos dejó un sol traspasado por la noche. Herido, mutilado, el ocaso.
DIECINUEVE
Cervantes se hizo amputar una mano en Lepanto, porque ya había escrito el Quijote en los infinitos sueños en La Mancha de su carrera diáfana hacia la gloria que no tendría la fortuna de disfrutar. O lo haría finalmente desde una cárcel, con los restos de su vida y muñones. De 400 años que el señor de las andaduras manchegas no ha de parar un solo instante en desfaser entuertos que si no los conociera loco andaría por estas calles de castillos con dragones en sus puertas, posadas con viejos mísiles en sus patios, bebidas sin país de origen, molinos de aguas turbias, contaminadas, ni viento, sólo gigantes muertos soplando la historia al revés contra vientos de Quijotes que no dejan de andar sueltos de sueños, libérrimos de espíritu, locos de amor. Sin adarga, en la flor de su vida, viaja por Comala el Hidalgo Caballero desprovisto de aventuras, no de sueños, entra en la noche de los espíritus del pueblo y sabe que una nueva historia siempre comienza. Dulcinea, sólo bésame en medio del trigal de la palabra.
VEINTE
VEINTE
La poesía es timón de muchas naves, la practican locos imperdonables, viajan en sus naves de fuego sin saber lo que hacen y llegan a cultivar las palabras en ciudades que son pantanos de olvido, remotas estaciones de silencios y tránsitos rotos, eslabones perdidos, antenas que transmiten voces muertas, alucinados sin porvenir, han terminado por convertir la retórica en un vicio inconfesable de la imaginación. La poesía no es policía del verbo, ni vigila la palabra, o contamina sus versos, estrofas, ni cualquier otro encabalgamiento de que se valga, con sus piernas de actriz de primera línea, es verbo de su carne. La poesía apuesta a sus legítimos movimientos, cadencia, al lenguaje que deja caer detrás de las palabras, desvestida de rojo, sobre una silla de viento, tensa como una cuerda de guitarra.
El poema no es muro, sino espacio abierto. Cada cosa en su lugar, es una frase sin libertad.
VEINTIUNO
El poema no es muro, sino espacio abierto. Cada cosa en su lugar, es una frase sin libertad.
VEINTIUNO
La realidad como la conocíamos, no existe. Es un espejo que se mueve a una velocidad inimaginable y en dirección opuesta a la realidad. Supera la luz, pero es la oscuridad. Todo lo real es digital y visualmente ficcionado. Lo real es el principal imaginario de lo ficcional. La realidad es paisaje sobrante, un archivo equivocado del subconsciente colectivo. ¿Realidad con quién dormirás esta noche? La poesía es fuego y ceniza. Pájaro y jaula. Bosque y desierto. Palabra y silencio. Llave de ninguna puerta. La poesía es un agujero negro, con luz propia, que duerme en la cabeza del hombre desde mucho antes de la oscuridad. Palabra cavernosa, volada de sueños. Raíz de aire. Materia y espíritu. Siento que es humana, pero también tiene alas ajenas. Definirla es un acto retórico de lo inefable. Pound dijo que era el lenguaje cargado de intenciones. Char, el poeta debe dar señales. Bécquer, poesía eres tú. Huidobro le abrió un reloj a la noche. Neruda tocó su campana universal. Vallejo arrancó espumas al verso hondo de su poesía. La poesía de la desesperación genial de Rimbaud, Lautremont, Tralk y Panero
VEINTIDÓS
¿La poesía existe? ¿O es letra muerta? Este mundo ruidoso ha apagado la voz de los poetas. No es una metáfora, ni una declaración de principios, es una realidad. Son otros tiempos, sin duda, pero la poesía nunca como ahora carece de tribuna, de un espacio, un lugar donde expresarse a pleno pulmón y en silencio para decir y ser escuchada. El entretenimiento banal devora al hombre del siglo XXI, instalado en su circuito cerrado de trivialidades. Un canto monocorde le agita su oído de caracol distraído. Deja en el desierto la arena de sus olvidos. La poesía es aserrín/viruta, polvo de nada/la aguja del pajar/en el ojo ajeno. ¿Necesita un espacio la poesía o está en todas partes? La belleza como el amor se niegan a morir, respiran por su propio oxígeno, en toda época y estación sin tiempo, ni lugar.. En un muro la poesía se convierte en protección y desafío, es espacio insondable. La página en blanco es ese muro que espera una señal para compartir la otra cara de la sombra que le abandona.
VEINTITRÉS
La poesía es pasión y placer. Yo diría que está en todas partes y basta con levantar una piedra. Poesía es vida, dijo Nicanor Parra y Borges también. Neruda la vivió y la seguiría viviendo. El Arte sucede, dijo Borges, cada vez que leemos un poema. El poema le seguirá hablando a cada lector que se encuentre con él. Esa es la magia que tiene la poesía, si en verdad posee ese don. La lectura solitaria del poema. ¿Sin poema no hay poesía? La poesía está en descubrir pequeñas cosas. En compartir la naturaleza humana y física del planeta. ¿El poema es el sueño de la realidad? Tenemos más preguntas que respuestas para saber, entender, descifrar, enmarcar, resolver la ecuación poesía=poema.
VEINTICUATRO
El tiempo atesora una rosa en cada espina. Es silente el silencio en el poema. Yo le digo: Suelta la lengua/habla, muda/sólo habla/para saber/si nos entederemos. La poesía está en todo. No hay tiempo, lugar, ni espacio. Noche/soy tu aplauso/la memoria/de tu sueño. Desierto/pequeña luz/pasos hacia uno/y otro lado./Persiana del sueño. Seven siete/Sólo quiero tu suerte/número/ repítete en el espejo/del azar/siete veces siete. Del mismo lado/que en el poema/un corazón sé duplica/en su silencio. CHILE, es un número quebrado/solitario, largo Sur/una verdadera cruz. Si alguien lo recorre al revés/ y lo vive al derecho/será su memoria. A un puercoespín/nunca le digas/que tienes dos manos/para abrazarlo. El tiempo ocurre/porque es tiempo pasa, porque sigue siendo tiempo./Sucede, es/nunca dejará/de ser tiempo.
VEINICINCO
La poesía seguirá guardando sus secretos, mientras alguien lea un poema. Constituida de todas las palabras, la palabra poética vive por ella misma. Toda inspiración viene de la vida, de la mano inefable se construye el poema. Sus materiales son diversos, y en estos tiempos, como en otros, se seguirá reciclando la atmósfera de la época presente, con los ingredientes del pasado y futuro. Los nuevos lectores seguirán haciendo la poesía. Los críticos podrán encontrar diversas razones y explicaciones, por qué la poesía permanece en cuidados intensivos, bajo la atenta mirada del forense que le sonríe de manera cómplice. Una clienta de lujo, cinco estrellas. El mundo banal le pasa factura a la poesía y la archiva en el desván de los objetos ruinosos, inservibles. Poema/Elévame a tu altura/gigante desolado/miserable papel blanco endiosado/me inclino cada noche/y cuánto le debo a mis rodillas/¿Más que a mi orgullo?/¿Menos que al silencio?/La misma cosa escrita/desde antes de la palabra./La prudencia y el bastón/caminan ciegamente.
Todo está escrito y la poesía también. Su destino es inseparable del destino del hombre. Donde está el hombre y la belleza, está la poesía. ¿La seguirá sentando en sus piernas y maldiciendo al mismo tiempo? ¿Será videncia o simple observación? Octavio Paz, fue no sólo poeta, sino un brillante ensayista y dedicó mucho tiempo a reflexionar sobre la poesía, el poema y la función del poeta. “El poeta es un ser aparte, un heterodoxo por fatalidad congénita: siempre dice otra cosa”, inclusive cuando dice las mismas cosas.” Es su dualidad última e irreductible, lo que otorga a sus palabras un gusto de liberación, dice Paz. Para el mexicano, la palabra poética jamás es completamente de este mundo: siempre nos lleva más allá, a otras tierras, a otros cielos, a otras verdades. La palabra poética nunca es completamente histórica, la imagen nunca quiere decir esto o aquello al mismo tiempo. Y aun: esto es aquello.
La voz poética es sagrada en el altar del lector. Nunca ha sido más libre la poesía, que cuando ha pasado de mano en mano. El lector sigue multiplicando la palabra. Nunca le perteneció tanto la palabra poética como ahora, en la intimidad, en un mundo banal, desintegrado, caótico, disperso, distraído en sus juegos e invenciones electrónicas. En una sociedad coja, manca, ciega, minusválida, el poeta es la frontera del sueño. El poema es el principio y el fin. Dice e interroga, también calla. Dice lo propio y lo ajeno. Se hace paisaje íntimo, real y escenario de otras realidades. El poema es verdadero por su propia condición de expresión única, íntima, irrepetible. Si un poema nada/en una misma agua/y sóla dirección,/podrá bañarse una sóla vez/en el río de las palabras./La palabra que fluye/en cambio/es su propio río./Su corriente es el poema/la dirección la impone el lector/cada vez que nada/en el poema.
La poesía, como el amor, la vida, nunca serán un capítulo cerrado.
Todo está escrito y la poesía también. Su destino es inseparable del destino del hombre. Donde está el hombre y la belleza, está la poesía. ¿La seguirá sentando en sus piernas y maldiciendo al mismo tiempo? ¿Será videncia o simple observación? Octavio Paz, fue no sólo poeta, sino un brillante ensayista y dedicó mucho tiempo a reflexionar sobre la poesía, el poema y la función del poeta. “El poeta es un ser aparte, un heterodoxo por fatalidad congénita: siempre dice otra cosa”, inclusive cuando dice las mismas cosas.” Es su dualidad última e irreductible, lo que otorga a sus palabras un gusto de liberación, dice Paz. Para el mexicano, la palabra poética jamás es completamente de este mundo: siempre nos lleva más allá, a otras tierras, a otros cielos, a otras verdades. La palabra poética nunca es completamente histórica, la imagen nunca quiere decir esto o aquello al mismo tiempo. Y aun: esto es aquello.
La voz poética es sagrada en el altar del lector. Nunca ha sido más libre la poesía, que cuando ha pasado de mano en mano. El lector sigue multiplicando la palabra. Nunca le perteneció tanto la palabra poética como ahora, en la intimidad, en un mundo banal, desintegrado, caótico, disperso, distraído en sus juegos e invenciones electrónicas. En una sociedad coja, manca, ciega, minusválida, el poeta es la frontera del sueño. El poema es el principio y el fin. Dice e interroga, también calla. Dice lo propio y lo ajeno. Se hace paisaje íntimo, real y escenario de otras realidades. El poema es verdadero por su propia condición de expresión única, íntima, irrepetible. Si un poema nada/en una misma agua/y sóla dirección,/podrá bañarse una sóla vez/en el río de las palabras./La palabra que fluye/en cambio/es su propio río./Su corriente es el poema/la dirección la impone el lector/cada vez que nada/en el poema.
La poesía, como el amor, la vida, nunca serán un capítulo cerrado.
Rolando Gabrielli©2006
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