Rompe el 2006 la cáscara de su huevo, repite el cuervo la negra noche de sus días, alas que adivinan tu propio parpadeo y yo te pido realidad, no me reclames la ficción que ya te pertenece.
El pozo asciende a los brazos de un desconocido, la luz que atraviesa su garganta, los ojos de sus dos pequeñas ventanas. No es prosa, no es poesía, no es canción, no es nada más que el lento paso de mis días. El tiempo no es velocidad, ni una gran almohada estacionada en una gare de París, Oh sueño, Oh paraíso, Oh sombra detrás de la cortina. ¿El ojo es más limitado y por ello la cámara? ¿Un banco en una plaza resiste más las horas? ¿El paraguas comprende en verdad la lluvia que recoge en su piel? La ilusión de los objetos, la realidad de lo que somos sin su compañía. El tiempo es una ilusión. La realidad pierde el tiempo en repetirse. La ficción muerde los anillos del planeta. El mundo es un asesino serial y se sacude de sus propias escamas. Es una manera de sentirse, un estilo de vida, una tendencia uniformada de ser imagen de una misma caricatura. Un brochazo amarillo, violeta, la lengua de un color oscuro. Alguien se arranca de una estadística, del promedio, de alguna formula, de una cifra ciega sin oído, muda que levita en una oficina de registros públicos. ¿Formas parte de la tendencia?, se pregunta el slogan en una valla al salir de la ciudad, al entrar en la ciudad, al recorrer la ciudad, al dejar la ciudad una y otra vez.
La cifra revolotea su propio espacio. Sale de casa, camina, se sube a su automóvil, enciende la casetera o pone andar el CD, en marcha, cero noticias, la ciudad le pasa delante de los ojos, los ojos van sobre el parabrisas, la memoria en automático, llueve, después el sol, todo se mueve en presente. Se evapora el tiempo sobre la carrocería del automóvil, una cáscara sobre el asfalto, ruedas, rostros, rines, rosas rojas en las esquinas dos por cincuenta centavos de dólar. La pobreza cree en el romance, en la tecnología, celulares, tarjetas para llamar, estuches para protegerlos. Semana siete, es el 2006, recortado en la semilla de su propia guillotina. No es bisiesto el tuerto péndulo de la noche. Ya le sobran muertos. Año de un nuevo calendario. Ripio de un mal año. Margarita, deshoja este mundo para mí.
Rolando Gabrielli©2006
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