Yo le pregunté:
¿y si se me acaban las palabras?
Contestó: ámame
con los cinco sentidos.
Rolando Gabrielli
Juan Gelman es un sobreviviente de la larga noche argentina. Poeta táctil, olfativo, sensorial, gustativo, sensual, sensitivo, de los cinco y más sentidos. No ha dejado de parir, en medio del mal vivir, la realidad del poema, su alcance mayor corporal, definitivo, existencial. Ni lo coloquial, político, ni ningún otro calificativo subalterno definen la hondura de su poesía.
A pesar de mis viajes, cambios de residencias, ha sobrevivido un libro de Gelman, que contiene poemas desde Violín y otras cuestiones, El Juego en que andamos, Golpear el agua, Velorio del solo, Gotán, Final, Cólera Buey y Otros Poemas. Allí el poeta porteño dialoga con la vida, traspasa lo cotidiano con su cuchillo musical, y anida en la imagen. Es un ciudadano dentro de las cosas y el hombre, Gelman bucea con su traje dorado y ancla en la palabra.
Buenos Aires, la ciudad donde nació, capital porteña de luz y sombras, la ciudad eternamente borgeana, macedoneana, cortazariana, marechaleana, arlteana, tan argentina como el agua y el aire respira, le ha nombrado Embajador Cultural. Un honor para la reina del Plata, el poeta y la poesía, para la cultura del Sur. También recibe en estos días luminosos de marzo, el título de Profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires.
Gelman vive hace década y media en México, en el monumental D.F., antes se exilio en Italia y mucho antes en una de las cárceles de Buenos Aires cuyo nombre prefiero no recordar. No ha dejado ni lo hará de ser argentino, sería pedirle demasiado al poeta y a su poesía, de sangre judía lunfarda. Cinco décadas han transcurrido de la edición de su primer libro, Violín y otras cuestiones y Argentina conmemora la fecha con una edición de esos textos. No son tiempos para seguir humillando a los poetas ni a la poesía. Buenos Aires parla la lengua de Gelman y la ciudad crece en sus nostalgias y reafirma su futuro. El puerto despide sus aires y permanece en el tiempo. La ciudad magnífica es luna de su noche, sol plateado del Plata, río de ríos como corren de una mano a otra. Instalada la muy porteña Buenos Aires, en sus propias piernas recorre sus grandes avenidas , parques sin tiempo, como si le sobrara vida, el colosal minuto de su historia. Qué se abran las puertas, Buenos Aires entra suavecita de la mano del poeta.
JUAN GELMAN
Y entró a Buenos Aires
con su sombrero azul,
con Gardel, Julio, el Che
y la sombra de Jorge Luis Borges.
Viajero de tres puntas se hizo Sur,
0rilló el puerto con los pasos
de antes y después,
marzo se dijo, marzo ya es tiempo,
rosa ocultas la ciudad,
mi metáfora,
soy yo, tu viejo lazarillo,
enciende mi luz.(RG)
Rolando Gabrielli©2006
Ausencia de Amor
Ausencia de Amor
Cómo será pregunto
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.
Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobrecristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.
Será ya como sea.
Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que esperado
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.
Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.
Juan Gelman
Oración
Habítame, penétrame.
sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cómeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera al palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos
Juan Gelman
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.
Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.
Juan Gelman
Oración
Habítame, penétrame.
sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cómeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera al palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos
Juan Gelman
La más mujer del mundo
Sonríe como un cómplice
bajo el calor suelta sus animales bellos desnudos indolentes
y recorren la tierra llenándola de ansias, de acrne en libertad
ella sonríe calla prepara sus abismos
ninguno la conoce
en la mitad de la noche me despierta la oigo como enciende su furor
y las crepitaciones
de rostros que ella quema lentamente contra su voluntad.
Juan Gelman
1 comentario:
muy buena la reseña de Gelman, el año pasado vino a Chile y escribi esto
http://www.elmostrador.cl/modulos/noticias/constructor/noticia_new.asp?id_noticia=166230
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