viernes, abril 14, 2006

¿LA POESIA ES UN SOPLO?


¿La poesía es un soplo,
me preguntas, a mí?
¿Un instante, un ruido
dentro de un caracol?
¿Un largo tubo
o un susurro?
¿O menos aún
que el sueño
de una palabra?
No preguntes,
no preguntes,
un poema
derrota el olvido.
Rolando Gabrielli©2006

La mañana vivía su cristal mugroso, la colectividad del vacío. Esa atmósfera enrarecida por por el dominio que ejerce una feroz rutina. Nada nuevo bajo el smog del D.F. Y de pronto surgieron vestidos de negro, con sus paraguas negros, y sus largos tubos de imaginación. A penas un soplo y caían los versos en cascadas, susurros, murmullos, un lento bisbisear. El Metro del D.F. estaba imbuido en su tarea cotidiana, saturado en sus andenes, ruidoso de rutina. Y así aparecen Les Souffleurs, y cambian la escena. Una mañana sin el viejo velo del tedio. El subterráneo adquirió vida con la palabra. El asombro se subía a la pisadera del tren en el suberráneo. Sólo un soplo, señor, señora, joven. nada más que un soplo... Así la poesía de oído en oído, como antes, en un comienzo, siempre. Tan simple como el aire. Un parpadeo azul, del color de las palabras. El Metro esperaba su viejo, desencantado público y llegaron los franceses. Esta vez no recitaron a Victor Hugo, prepararon versos de Octavio Paz. Volvía un tiempo y un espacio para la poesía. Eran sólo nueve personas, seis hombres y tres mujeres, con sus impecables trajes y la belleza de la poesía. Son sólo palabras, alguien dijo, en el desdén de sus palabras. Los susurros continuaban y los escogidos quedaban bajo el hechizo de las palabras. No, no sólo son palabras, son los versos de Verlaine y Sabines. Tú piensas que son simples palabras. Las palabras son tan simples cuanto más te llegan y hay quienes no se conforman con un simple susurro.
La compañía francesa, de artistas y comediantes lleva cinco años "soplando poesía" en oídos no sordos. Son de París. Han llegado tan lejos como su propia imaginación.
Rolando Gabrielli©2006

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