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La ciudad crece, respira, boca abajo, boca arriba. Los dioses aztecas están con el DF y la ciudad permanece. El color de las voces mexicanas, la iglesia del verbo, sus palabras, el lenguaje del DF. La poesía de la ciudad está en la estructura frágil de sus sueños, el cristal de sus torres, su ruinoso vivo pasado, la muerte que le acecha y disfruta, todas las máscaras para el DF.
Su paisaje que no es X, Y, ni Z, el enigma de sus calles, un abecedario de Babel, la city con su rostro de azteca. Crece a la medida del tiempo, espacio, del viento que mece sus ruinas, que convoca su pasado, que sólo sabe y apremia por su futuro. Los pasos del DF retumban en mi memoria. La arquitectura del DF, es el águila que la sobrevuela.
Rolando Gabrielli©2006
1 comentario:
DIOS ESTA LOCO POR MI
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