Era de esperar en esto de los vaticinios, que el Nobel de literatura recayera en este símbolo entre Oriente y Occidente, Orham Pamuk. El pasaporte de Estambul a Estocolmo estaba en manos del escritor turco, autor de Estambul: memorias y la ciudad (Mondadori), El libro negro (Alfaguara), La vida nueva (Alfaguara), Me llamo Rojo (Alfaguara) y Nieve (Alfaguara), entre otros libros. El poeta sirio, el poeta sirio Ali Ahmad Said, conocido como Adonis, era un gran favorito de los académicos.
Premio opacado por el incidente del beisbolista norteamericano de los Yankees de Nueva York, Cory Lidle, cuya avioneta que piloteaba un instructor de vuelo, se estrelló en la víspera, con un rascacielos de 50 pisos en Manhattan. Nada menos que un 11 de octubre, a cinco años un mes del derrumbe de las Torres de Manhattan. El terror había vuelto a dispararse en Estados Unidos y la expectativa mundial crecía. Previo a este suceso, Corea del Norte había anunciado su ejercicio nuclear y las páginas informativas a nivel planetario recogieron, como es natural, esta noticia bomba.
Pamuk está traducido a 32 idiomas y la Academia Sueca lo escogió, según un escueto comunicado que repiten los diarios del mundo, por “La búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal ha descubierto nuevos símbolos para el choque y el entrelazamiento entre las culturas".
Muy conocido por la divulgación literaria de un hecho que ocurrió hace casi un siglo en Turquía, como lo fue la matanza de un millón de armenios y 30 mil kurdos, Pamuk estuvo al borde de ser encarcelado en su país. El nuevo Nobel estudió periodismo en la Universidad de Columbia de Estados Unidos y abandonó los estudios de arquitectura por la literatura.
Ha obtenido el máximo galardón con una obra realizada en sólo 24 años, ya que su primera novela, data del año 1982. Había obtenido anteriormente premiaciones en Francia, Italia, Irlanda y Alemania. Su última novela es Nieve, palabra que en turco se dice Kar, el protagonista de ese libro se llama Ka y la ciudad donde transcurre la historia se llama Kars y existe en realidad. “Cada persona es como un copo de nieve, diferente”, en de opinión Pamuk. “El silencio de la nieve, pensaba el hombre que estaba sentado inmediatamente detrás del conductor del autobús. Si habría sido el principio de un poema, habría llamado a lo que sentía en su interior el silencio de la nieve”. Así comienza El silencio de la Nieve. El Viaje de Kar. La nieve es una gran protagonista: hotel Nieve Palace... Mientras la nieve caía pausadamente, como nieva en los sueños...
El Premio Nobel tiene en estos tiempos tiene mucha actualidad, vigencia temática, dramatismo de época en tiempos de encrucijada. Es un fuerte compromiso con lno sólo con la literatura, la filosofía humanista del lauro, sino con la historia. América latina no está en el mapa e los conflictos mundiales. Hace 16 años no recibe un Premio Nobel nuestro subcotinente. En los 101 premios otorgados, sólo 10, menos del diez por ciento, corresponden al idioma castellano, donde España ostenta el cincuenta por ciento de ese total. Chile, ha sido el más escogido con dos galardones, mientras que Brasil, Argentina, Perú, Cuba, que han dado grandes escritores clásicos en el idioma castellano como Borges, Cortázar, Vargas Llosa y Carpentier, aún no figuran en el podium sueco. Este año Chile tenía dos poetas candidatos, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas, quienes muy meritorios, no llevaban ninguna oportunidad porque ya Chile tiene dos Nobeles y la historia no les favorece. Creo que Juan Gelman tenía la candidatura por Argentina.
Salman Rudshie, el controversial novelista británico de origen indostano, hizo una aparente jugada en búsqueda del Nobel, calificando de asquerosa indumentaria el velo que usan las mujeres islámicas y apoyó las palabras del ex ministro del exterior de Tony Blair, Jack Straw, quien sostuviera que el uso del velo en Gran Bretaña discriminatorio de las otras culturas. Los suecos no están para jugar con dinamita, suficiente lo que hizo en ese campo Alfred Nobel, el patrocinador del premio.
Los caminos entre Oriente y Occidente parecieran dinamitados, y el Nobel usa el poder de la palabra para mantener un contacto, estrecho como el Bósforo...
Rolando Gabrielli©2006
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