Así el vértigo, dejo el Sótano en la madrugada liviana, sin estrellas, pero la noche tibia, oscura, de avenidas vacías, sinceramente abandonadas. Enciendo el motor, la aguja leve, suave, 20, 30, 40, 60 y se mantiene, 80, 100, ya la velocidad va pasando, 120, los semáforos intermitentes, recuerdo los versos de Susana, Mirta y Juana, 140 pegado al asfalto, oliendo la luna llena alta sin compromiso esperando en su madrugada. Las tres poetas argentinas me cantan a su manera, susurran sobre el viento que el viento deja:
me he casado/ me he casado conmigo/ me he dado el sí /un sí que tardó años en llegar/años de sufrimientos indecibles/de llorar con la lluvia/de encerrarme en la pieza/porque yo -el gran amor de me existencia-/no me llamaba/ no me escribía /no me visitaba/y a veces cuando juntaba/ yo el coraje de llamarme/ para decirme:/ hola ¿estoy bien?/yo me hacía negar... La velocidad es la noche, el tiempo, lo que viene y va...
llegué incluso a escribirme/en una lista de clavos /a los que no quería conectarme/porque daban la lata/porque me perseguían/porque me acorralaban/porque me reventaban...Susana Thénon, me dijo, soy yo, ¿no sabías?. El vértigo me exigía más, la aguja en los 150, después de todo, sólo quedaba la noche. La aguja en su punto, más nadie en las calles y que se vuele el tiempo. El pie en el pedal. La sombra en el justo lugar de la sombra.
Es una manera de decir
quiero quedarme sin palabras,
perder sin comentarios.
Hasta cuándo voy a hablar
de lo que ya no está.
De la que ya no está
viéndome escribir de ella.
¡Y con esos ojos!
quiero quedarme sin palabras,
perder sin comentarios.
Hasta cuándo voy a hablar
de lo que ya no está.
De la que ya no está
viéndome escribir de ella.
¡Y con esos ojos!
También yo de noche los abro
y miro el silencio
en la oscuridad
donde el retrato termina
sin que lo alcance a ver (Mirta Rosenberg)
y miro el silencio
en la oscuridad
donde el retrato termina
sin que lo alcance a ver (Mirta Rosenberg)
Juana Bignozzi, me hablaba de sus tiempos nuevos y que hacía...
vuelvo a pintar las flores de mi juventud/vuelvo a ver el amanecer sin temor/ya nunca nadie podrá decirme éstas no son horas/ veo amanecer como una mujer no como una joven temerosa/de la ley tu ley /el acero de esta luz para una mujer sola/que no debe temer sino decidir...
Ángeles que vuelan esta noche/más veloces que el aire/sus voces/dejan el cuerpo, bajan sus manos/estrellas que la tierra esconde/acompañan la nube/el ronco motor de la noche/enciende la luz/el poema
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