Clara Sánchez, novelista y filóloga española es la única bloger mujer de El Boomerang, que promueve el diario el El País y se refiere a temas que involucran directamente el arte de escribir, al escritor con la vida real y la ficción. Hay materia de estos artículos que me sigue quedando oscura y no comparto, porque el escritor muchas veces ni manda en su oficio, otras trabaja con el barro que le llega de la calle, en más de las ocasiones se encierra sobre su página o pantalla en blanco a trabajar.La literatura tiene caminos insondables, recursos insospechados La historia familiar y de Colombia, y la imaginación de Gabriel García Márquez, nos trajo finalmente Cien Años de Soledad. Las historias están en algún lugar, en nuestra memoria o en la imaginación, para ser contadas. Lo que finalmente queda, interesa, permanece o se convierte en polvo, es la propia historia, el texto, y no importa donde haya sido recogida. En El desbarrancadero, el colombiano Fernando Vallejo, nos escribe y describe una biografía familiar del espanto y es literatura. Su madre es el centro de esta materia oscura, que la literatura convierte al autor en un mero intermediario. Y a trazos, Colombia, como se se respira dentro de una mina, así responde el país por momentos, asfixiado, sin palabras. Se sostiene ahora, tantos años después, que Las Mil y una noches, no fueron contadas pr la emblemática Scherazade y que el relato es una inventiva de Occidente, es decir, una mentira. Se ha ido lejos en este tema y partamos de la base que el libro se llama Las muchas noches. Cuentan que Scherazade sólo relata la primera parte de la historia. Esto lo sabemos por el arabista René R.Khawam.
Incluyo comentario de los blogers sobre los textos de Clara Sánchez. La escritora que cita en el tercer texto es Laura Albert y es la mujer de gafas de la ilustración. La otra fotografía corresponde a Clara.
El lado oscuro (1)
Voy por ejemplo en un taxi y si el taxista se entera de que soy novelista automáticamente dice: "Si yo le contara...", y de esta forma he tenido que escuchar de la gente más diversa historias tan truculentas que a veces habría preferido no oír. La humanidad piensa que el escritor puede ser un estupendo depositario de todo lo sórdido e inconfesable de la existencia, porque se le supone una capacidad de comprensión sin límites y sobre todo porque se da por supuesto que las propias vidas de los escritores se sostienen sobre desórdenes y extravagancias envidiables.
Por eso, a este ser para muchos privilegiado, ensalzado y machacado, nombrado y olvidado, leído e ignorado hasta la paranoia, no sólo no se le afea un pasado trasgresor, maldito, marginal y cualquier suceso que otro trataría de borrar de su biografía, sino que es buscado y alentado porque en el fondo nos preguntamos qué nos puede contar, de esta vida sin sentido, alguien que no se haya arrastrado por el fango.
Por eso, a este ser para muchos privilegiado, ensalzado y machacado, nombrado y olvidado, leído e ignorado hasta la paranoia, no sólo no se le afea un pasado trasgresor, maldito, marginal y cualquier suceso que otro trataría de borrar de su biografía, sino que es buscado y alentado porque en el fondo nos preguntamos qué nos puede contar, de esta vida sin sentido, alguien que no se haya arrastrado por el fango.
El Lado oscuro(2)
Dicho de otro modo, nos caen bien los escritores alcohólicos: Edgar Allan Poe, Joseph Roth, Malcolm Lowry, Carson McCullers, John Cheever... y un largo etcétera que ocuparía varias páginas. La delincuencia, cárcel y cualquier modalidad de caída libre de Jean Genet. Los jueguecillos eróticos del Marqués de Sade, por no hablar de ese minucioso incesto de Anaïs Nin con su padre que hay que leer de reojo (¿quién ha dicho que las escritoras son cursis?). La locura de Virginia Woolf o la desesperación suicida de Sylvia Plath sumándose a la nutrida lista de los Larra, Gabriel Ferrater, Horacio Quiroga, Cesare Pavese y unos cuantos escritores japoneses. Los "monos" literarios de William Burroughs o Irvine Welsh pasando por Aldous Huxley. A diferencia del atletismo o ciclismo, el dopaje del escritor es visto con simpatía ¿por qué...? no se sabe por qué. También confiamos en aquellos que proceden de familias desestructuradas, pobres o enloquecidas como el genial John Fante o Frank McCourt, a quienes sus parientes les han dado un maravilloso juego.
Y ha rendido lo suyo no tener un euro y haber tenido que alternar la biblioteca municipal con oficios de poca monta para ir arrancándole a la existencia toda su mala baba y su sabor, lo que nos parece un buen reflejo de democratización de la cultura.
Y ha rendido lo suyo no tener un euro y haber tenido que alternar la biblioteca municipal con oficios de poca monta para ir arrancándole a la existencia toda su mala baba y su sabor, lo que nos parece un buen reflejo de democratización de la cultura.
El lado oscuro (3)
Sea como sea, labrarse un pasado desgarrado cuesta lo suyo. Por eso a algunos literatos la impaciencia por vivir deprisa les ha consumido muy jóvenes. En cambio otros han tomado un atajo. ¿Para qué esperar? ¿Para qué gastar energía y sufrimiento en volverme completamente toxicómano, desperdiciar días y días en la cárcel y luego tener que rehabilitarme cuando puedo estar ya escribiendo esa mandanga en una novela autobiográfica que va a vender un millón de ejemplares?, pareció pensar el novelista estadounidense James Frey, cuya auténtica realidad resulta ser mucho más cómoda. Aunque el caso más bonito ha sido el de J.T. Leroy que nos novela su cruda y rentable historia en varias entregas: chapero a los doce años, toxicómano más tarde, seropositivo después. Todo inventado. ¿Alguien da más? Pues sí, Leroy en realidad es una mujer.
Por supuesto la indignación ha sido general, pero la culpa la tienen los lectores que le piden a la ficción un certificado de realidad imposible de ofrecer al cien por cien.
Publicado en El País (Babelia) el 22-12-2007
Por supuesto la indignación ha sido general, pero la culpa la tienen los lectores que le piden a la ficción un certificado de realidad imposible de ofrecer al cien por cien.
Publicado en El País (Babelia) el 22-12-2007
El lado oscuro (1)
Muy cierto. Pero no sólo los taxistas: también los boleros, los peluqueros, los cocineros. Acabo de publicar mi primer libro, (norpaisaje) y puedo decir que, como incipiente escritor, al igual que a los cantineros, la gente se me acerca porque dice que sé escuchar...
Comentado por: juan carlos esquivel el 08/1/2008 a las 04:59
siendo sincera, es muy cierto lo que has expuesto, pero me parece de lo más morboso y excitante que la gente crea ese tipo de cosas y por otro lado de lo más ingenuo eso sobre comprensión, es más creo que el escritor en ciertos casos como los novelistas o poetas vuelcan su vista , SU EXAMEN, de la realidad, tanto que no tiene que ver con la mirada del otro, así que de comprensión sólo las madres y los psicólogos. Un gusto Clara.
Comentado por: Zarema el 04/1/2008 a las 03:12
no soy escritor, bueno sí soy escritor pero solo lo sabe mi mujer, y tambien me cuentan historias tremendas no solo los taxistas que como es natural sicologicamente tienen que dar salida a lo que van escuchando sin querer horas y horas sino tambien los compañeros del trabajo que hablan más de lo que deben, a mi no me extraña nada.
Comentado por: Toño el 02/1/2008 a las 17:16
Para empezar FELIZ AÑO o por lo menos que sea algo mejor que el 2007, y Clara confieso que me gustan las novelas que dicen cosas que no se dicen en ningun otro sitio ni siquiera en los periodicos ni en la television en los programas mas basura, soy de las que piensan que los escritores sois capaces de decir las cosas que todos los demas ocultamos por eso comprendo a la gente que cree que os puede contar lo que no le contaria a nadie, a mi tambien me pasa...
Comentado por: Jacinta el 02/1/2008 a las 13:52
yo creo que pueden aportarse muchas cosas de la vida sin necesidad de arrastarse por el fango, vosotros muismos, los escritores y las escritoras nos habláis de muchas cosas que seguramente no habéis vivido y que hacéis que vivamos todos...yo conocí muchas ciudades como Nueva York o Berlín gracias a los escritores y al cine, antes de vistarlas personalmente... y me gusta casi más el Lisboa de Pessoa que el real...lo de los taxistas es otra historia, pero también la situación ha cambiado mucho... con los mejores deseos de ni nombre para este año que acabamos de estrenar. espe
Comentado por: Esperanza el 02/1/2008 a las 12:21
Muy cierto. Pero no sólo los taxistas: también los boleros, los peluqueros, los cocineros. Acabo de publicar mi primer libro, (norpaisaje) y puedo decir que, como incipiente escritor, al igual que a los cantineros, la gente se me acerca porque dice que sé escuchar...
Comentado por: juan carlos esquivel el 08/1/2008 a las 04:59
siendo sincera, es muy cierto lo que has expuesto, pero me parece de lo más morboso y excitante que la gente crea ese tipo de cosas y por otro lado de lo más ingenuo eso sobre comprensión, es más creo que el escritor en ciertos casos como los novelistas o poetas vuelcan su vista , SU EXAMEN, de la realidad, tanto que no tiene que ver con la mirada del otro, así que de comprensión sólo las madres y los psicólogos. Un gusto Clara.
Comentado por: Zarema el 04/1/2008 a las 03:12
no soy escritor, bueno sí soy escritor pero solo lo sabe mi mujer, y tambien me cuentan historias tremendas no solo los taxistas que como es natural sicologicamente tienen que dar salida a lo que van escuchando sin querer horas y horas sino tambien los compañeros del trabajo que hablan más de lo que deben, a mi no me extraña nada.
Comentado por: Toño el 02/1/2008 a las 17:16
Para empezar FELIZ AÑO o por lo menos que sea algo mejor que el 2007, y Clara confieso que me gustan las novelas que dicen cosas que no se dicen en ningun otro sitio ni siquiera en los periodicos ni en la television en los programas mas basura, soy de las que piensan que los escritores sois capaces de decir las cosas que todos los demas ocultamos por eso comprendo a la gente que cree que os puede contar lo que no le contaria a nadie, a mi tambien me pasa...
Comentado por: Jacinta el 02/1/2008 a las 13:52
yo creo que pueden aportarse muchas cosas de la vida sin necesidad de arrastarse por el fango, vosotros muismos, los escritores y las escritoras nos habláis de muchas cosas que seguramente no habéis vivido y que hacéis que vivamos todos...yo conocí muchas ciudades como Nueva York o Berlín gracias a los escritores y al cine, antes de vistarlas personalmente... y me gusta casi más el Lisboa de Pessoa que el real...lo de los taxistas es otra historia, pero también la situación ha cambiado mucho... con los mejores deseos de ni nombre para este año que acabamos de estrenar. espe
Comentado por: Esperanza el 02/1/2008 a las 12:21
El lado oscuro (2)
Se puede ser un pillo o se puede ser buenito, da igual. Lo importante es ser auténtico y honesto consigo mismo. Y en Literatura, al final, lo que interesa es la obra.No estoy muy de acuerdo en caer en fariseísmos.SaludosJuan carlos Esquivel
Comentado por: juan carlos esquivel el 08/1/2008 a las 05:26
Clara, me parece que estamos asistiendo a la desaparición del escritor canalla y bohemio que escribe de realismos sociales o depresiones. Hasta hace unas décadas, la imagen del escritor, como la del periodista, incluía una telefonía invisible e infalible con las musas, pero también una cierta libertad de circulación: un matrimonio con la noche despendolada y con el alcohol. Uno quería ser escritor para, entre otras cosas, vivir como un escritor, con vuelo libre sobre la mala vida. Pero los odios literarios creo que han instaurado un régimen de premios próximo al canibalismo; y hay que estar en condiciones de merendarse al contrario y a todo el que se ponga a tiro. Un escritor malcarado, cutre y borracho queda fatal en la solapa del libro, y no suscita simpatizantes y compradores más que en una minoría de lectores técnicamente ya golfos absolutos. Así que el escritor no debe fumar, beber, ni hablar de que hace mucho de lo otro. Debe ir al gimnasio cada día y beber agua mineral en público, y su única salida nocturna debe ser al ambulatorio de guardia. El prestigio del escritor, por desgracia, radica ahora no en lo deslumbrante de sus metáforas o en la cadencia de sus endecasílabos, sino en que sea capaz de mirar a la cámara como Brad Pitt o Angélica Jolie, pero también que, llegado el caso, es capaz de repartir un par de guantazos a las primeras de cambio con la máxima elegancia y la mejor sonrisa.
Comentado por: Rafael J.J. el 04/1/2008 a las 07:19
La cuerda más delgada en los excesos pende de la testa de los poetas y de su universo volátil de amapolas. Baudelaire, sin ir más lejos, vivió en medio de sus Paraísos artificiales, pero no dejó de ser un autor que marcó la poesía para siempre.Trakl,Michauux, Rimbaud, Verlaine, Artaud, todos los poetas malditos (no confundir con los malitos) Darío, Teillier, vivieron con sus fantasmas y cumplieron con rigor en su poesía. La lista supera unas hileras de botellas, pero lo que imopirta es su obra, no es cierto Dylan Thomas, en su Caballo Blanco galopando en Nueva York entre el whisky como un cosaco feroz.
Comentado por: rolando gabrielli el 03/1/2008 a las 20:23
Todas las Sylvias, Silvia
Sylvia Plath tiene la particularidad de producirnos un innegable escalofrío y ternura infinita, la adhesión perfecta que nos impone su amor turbulento, calcinante, a la vida. Nos dice, abrázame que yo soy el ojo de un tornado, moviéndome sin ninguna fuerza. Se vapora en la cresta de la ola y vuelve en círculos a sus horas iniciales, la espuma que se torna intraducible porque se repite en su ejercicio natural. Me apasionan sus apetitosas debilidades, la carne crucificada, disimuladas ganas de vivir, experimentarlo todo, la valentía que prima en su vida, más allá de toda interpretación viciada en sus ausencias, donde el vacío escarba donde no quiso ocupar. Bostoniana precoz, iluminada, armada en la desintegración de la vida, en el mismo caos, no dejó de abandonarse en la alucinación hasta el final de sus días, y terminó siendo siempre su propio objetivo, el mito alado, subterráneo, hipnótico en círculo que nace y muere en ella. Su caos nos abandona a todos, poeta de la intemperie, y estoy viendo su rostro, la Sylvia que yo imagino, de ojos grandes, prisionera del silencio, uno siente el animal herido lleno de amor apunto de estallar. Sylvia vivía asida a sus propios clavos, al rojo vivo, cíclica, reverenciada por la muerte, visitada por el vivo fantasma de su padre, en la bipolaridad de la creatividad y la inactividad, consumida en los extremos, flameaba en una jaula que se le auto construía invisible, borealmente. Le cuelga al cuello su biografía, la pesada habitación de su cuerpo fatal, un carromato más pesado que su voluntad sin embargo la arrastra una y otra vez hacia algún horizonte. Deja temprano Estados Unidos, rumbo a Inglaterra, donde abriría a los 31 años el mito de su lápida. Sus poemas son más que su biografía, sus textos, cartas, Sylvia Plath moldea su destino con una mano y la otra lo desbarata. Es viento de su propia tempestad y aún así logra ser feliz, con la intensidad que nos transmite en sus poemas, en la palabra que nos dejó. Escribiré hasta que empiece a escribir sobre mi yo verdadero, se confesó en su Diario. Querido mío, toda la noche/ estuve fluctuando, encendiéndome, apagándome/.Las sábanas llegan a pesar como el beso del libertino./Tres días. Tres noches./Agua con limón, agua de pollo, el agua me da arcadas. Dice en su primer poemario El Coloso, ya suspendida, habitaba un mundo en ruinas el que se desprendía y retomaba el curso, timón de sus tiempos y horas. Ella creía que Se necesita más que un rayo/ Para crear tanta ruina./Algunas noches me acurruco en la cornucopia/ De tu oreja, a salvo del viento. Acudía de urgencia para explicarse lo imposible, lo que nos amarra, ata y desata, se sabía y no se encontraba. Simplemente no puedo ver si hay un sitio adónde ir. Era la confesión de sus propias, de nuestras ruinas humanas, y me pregunto ¿cómo no entender a esta capitana sin puerto? En sus versos se contenía, y se le ajusta n los que habla de la luna, donde la describe como la presencia de lo exterior para admirar, pero no penetrar, porque ella era el misterio, quizás un libro que nunca se termina, y esta frase tan certera, no me pertenece, y tal vez alguna otra Silvia, hable también por ella: La luna no es una puerta. Es una cara por derecho propio, Blanca como un nudillo y terriblemente turbada. Arrastra al mar detrás de sí, como un crimen oscuro; y está en calma Con el bostezo en O del total desencanto. Yo vivo aquí. Dos veces cada domingo las campanas sobresaltan el cielo. Mujer de resurrecciones, afortunadamente, Ave Fénix esta Sylvia Plath. ¡He caído tanto!, un verso tan suyo, una afirmación tan carne de su carne. Estas lámparas, estos planetas Que caen como bendiciones, como copos de nieve. Seguía viviendo a su manera, bajo el cristal de sus posibilidades, en la dimensión de sus sentidos, lo que articulaban sus sentimientos, en la poesía. Sylvia se amarró al viento, es lo que creo ver, entender a mi manera. Hoja de una raíz que vuela en continuo movimiento y permanece en el mismo lugar. Nos dejó esa posibilidad de imaginar todas las posibilidades. El origen de un mismo caos articulándose en el calidoscopio de sus días. Sylvia madre, amante, poeta. Siempre un enigma sellado y borrado en la nieve. Kafka nos decía cosas del alma, traducía los espíritus sin brújula: "Un libro debería ser como un hacha ante el mar congelado que tenemos dentro". Así imaginamos a Sylvia, ángulo de una circunferencia que no cuadraba. Canción de amor de la joven loca "Cierro los ojos y el mundo muere; Levanto los párpados y nace todo nuevamente. (Creo que te inventé en mi mente). Las estrellas salen valseando en azul y rojo, Sin sentir galopa la negrura: Cierro los ojos y el mundo muere. Soñé que me hechizabas en la cama Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente. (Creo que te inventé en mi mente). Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan: Escapan serafines y soldados de Satán: Cierro los ojos y el mundo muere. Imaginé que volverías como dijiste, Pero crecí y olvidé tu nombre. (Creo que te inventé en mi mente). Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti; Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente. Cierro los ojos y el mundo muere. (Creo que te inventé en mi mente) Sin embargo, la muerte fue siempre su consejera. Intentó asirla en su escritura. La apagó junto a sus días hostiles, cuando amaba intensamente. La muerte era más poderosa en ella que el silencio mismo. Es lo que me transmite su espíritu. Lo que veo detrás de su lápida en vida. Rolando Gabrielli©
Comentado por: rolando gabrielli el 03/1/2008 a las 15:48
Los que beben y los que son perdedores nos caen muy bien en las novelas y en el cine pero cuando vamos junto a ellos en el metro son distintos, voy a buscar esos autores que cita porque de algunos no tenía ni idea, siempre aprendo algo nuevo graciastomás
Comentado por: Tomás el 03/1/2008 a las 14:42
De casi todos los escritores que mencionas he leido algo y casi todos me gustan aunque Sylvia Plath tiene algo muy especial y como dice María me gustaría que algun día nos hablases de ella y que nos dieras tu opinión. Saludos. Isa
Comentado por: Isa el 03/1/2008 a las 12:15
Que interesante saber del lado oscuro de todos estos escritores de los que nos hablas. Con lo idolatrados que tenía algunos de los que mencionas. Esta lectura de vidas turbias me ha suscitado un gran interés por conocer sus biografías y si tu pudieses contarnos algo más sobre cada uno de ellos, no sabes la satisfacción que me produciría. ¿Será porque las vidas ordenadas nos producen aburrimiento?
Comentado por: María el 03/1/2008 a las 10:30
Comentado por: rolando gabrielli el 03/1/2008 a las 15:48
Los que beben y los que son perdedores nos caen muy bien en las novelas y en el cine pero cuando vamos junto a ellos en el metro son distintos, voy a buscar esos autores que cita porque de algunos no tenía ni idea, siempre aprendo algo nuevo graciastomás
Comentado por: Tomás el 03/1/2008 a las 14:42
De casi todos los escritores que mencionas he leido algo y casi todos me gustan aunque Sylvia Plath tiene algo muy especial y como dice María me gustaría que algun día nos hablases de ella y que nos dieras tu opinión. Saludos. Isa
Comentado por: Isa el 03/1/2008 a las 12:15
Que interesante saber del lado oscuro de todos estos escritores de los que nos hablas. Con lo idolatrados que tenía algunos de los que mencionas. Esta lectura de vidas turbias me ha suscitado un gran interés por conocer sus biografías y si tu pudieses contarnos algo más sobre cada uno de ellos, no sabes la satisfacción que me produciría. ¿Será porque las vidas ordenadas nos producen aburrimiento?
Comentado por: María el 03/1/2008 a las 10:30
El lado oscuro (3)
Dices que la culpa la tienen los lectores por pedir a la ficción un certificado de realidad que no se puede ofrecer al 100%. Es cierto. Pero creo que tampoco se vale subestimar la inteligencia del lector: si se va a escribir ficción, hay que vendérsela como tal; y si el autor es lo suficientemente hábil para hacer que sus personajes sean lo suficientemente entrañables para que se les confunda con personajes vivos y reales, entonces al lector se le ha dado más de lo que buscaba. Sea esto motivo de elogio.Por cierto, aprovecho este espacio para anunciar la publicación de mi primer libro, "Norpaisaje". No es solo mío, es una antología del taller literario del Inst. de Bellas Artes en Ciudad Juárez, pero bueno, así me tocó empezar.Espero pueda seguir.SaludosJuan Carlos Esquivel
Comentado por: juan carlos esquivel el 08/1/2008 a las 05:17
No sé para qué se indignan, una novela es una novela, si quieren una historia cruda y real que se pongan a charlar con ése que pide euros en la esquina todos los días, les saldrá incluso más barato y la emoción del riesgo será mayor.
Comentado por: Andy el 07/1/2008 a las 17:39
La línea editorial a veces es tan invisible y poderosa como la línea ecuatorial. Decidí ejercer el Periodismo en el aire, sobre el agua y en medio del viento, hacia los cinco punto cardinales que terminan siendo uno, pero yo siempre le agrego dirección Sur...
Comentado por: rolando gabrielli el 07/1/2008 a las 16:02
Querido Julio: miedo, lo que se dice miedo lo tengo cuando en la carretera me cruzo con algún loco que me pone en peligro, a que enferme alguien que quiero, a que haya algún atentado terrorista, a no entender nada y a sufrir algún problema físico que me impida disfrutar del día a día, escribir y entretenerme con la imaginación, que es un gran regalo de la naturaleza donde sólo mando yo. Lo demás va y viene y creo que debo relativizarlo lo más posible porque no está en mi mano gustar a quien no le guste. Tampoco pongo mucho empeño en ello. Es como cuando te enamoras y el otro no te hace caso, cuanto antes se olvide uno mejor.Un abrazo. Clara Sánchez
Comentado por: Clara Sánchez el 07/1/2008 a las 11:21
Dices que la culpa la tienen los lectores por pedir a la ficción un certificado de realidad que no se puede ofrecer al 100%. Es cierto. Pero creo que tampoco se vale subestimar la inteligencia del lector: si se va a escribir ficción, hay que vendérsela como tal; y si el autor es lo suficientemente hábil para hacer que sus personajes sean lo suficientemente entrañables para que se les confunda con personajes vivos y reales, entonces al lector se le ha dado más de lo que buscaba. Sea esto motivo de elogio.Por cierto, aprovecho este espacio para anunciar la publicación de mi primer libro, "Norpaisaje". No es solo mío, es una antología del taller literario del Inst. de Bellas Artes en Ciudad Juárez, pero bueno, así me tocó empezar.Espero pueda seguir.SaludosJuan Carlos Esquivel
Comentado por: juan carlos esquivel el 08/1/2008 a las 05:17
No sé para qué se indignan, una novela es una novela, si quieren una historia cruda y real que se pongan a charlar con ése que pide euros en la esquina todos los días, les saldrá incluso más barato y la emoción del riesgo será mayor.
Comentado por: Andy el 07/1/2008 a las 17:39
La línea editorial a veces es tan invisible y poderosa como la línea ecuatorial. Decidí ejercer el Periodismo en el aire, sobre el agua y en medio del viento, hacia los cinco punto cardinales que terminan siendo uno, pero yo siempre le agrego dirección Sur...
Comentado por: rolando gabrielli el 07/1/2008 a las 16:02
Querido Julio: miedo, lo que se dice miedo lo tengo cuando en la carretera me cruzo con algún loco que me pone en peligro, a que enferme alguien que quiero, a que haya algún atentado terrorista, a no entender nada y a sufrir algún problema físico que me impida disfrutar del día a día, escribir y entretenerme con la imaginación, que es un gran regalo de la naturaleza donde sólo mando yo. Lo demás va y viene y creo que debo relativizarlo lo más posible porque no está en mi mano gustar a quien no le guste. Tampoco pongo mucho empeño en ello. Es como cuando te enamoras y el otro no te hace caso, cuanto antes se olvide uno mejor.Un abrazo. Clara Sánchez
Comentado por: Clara Sánchez el 07/1/2008 a las 11:21
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