el mar brilla y lo que llevan y traen las mareas
es un secreto de la ciudad cada noche
que nunca terminaré de descifrar
aunque el verano toque todas tus puertas
y enero enseñe las bondades de un mejor tiempo.
Aquí permanezco frente a una suave brisa
que no tiene apuro,
algunos pescan, otros caminan, muchos en sus automóviles
no quieren dejar la rutina de la ciudad
y yo prefiero ver, sentir, como ocurre el día,
simple, cotidiano, sin más presencia
que el vuelo de unos pájaros de mar,
el viaje de una barcaza que conoce estas aguas,
una muchacha me ha pasado su perico llamado Teo,
tan tímido que el silencio es más fuerte que sus alas.
rolando gabrielli 2008
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