domingo, mayo 04, 2008

Personajes, de una y otra orilla











El icono urbano del DF, cronista, memoria, testimonio del alma mexicana, Carlos Monsiváis llegó a los setenta años sin inmutarse, calladito, como si México le aplaudiera junto a Negrete, Pedro Infante o a María Félix. No conozco a un escritor, a un personaje más contaminado de la historia, memoria, de la ciudad, de las raícez de su país, que Carlos Monsiváis. Reconozco que lo conocí de paso después que dictara una conferencia en una feria del libro en Panamá y me respondiera unas preguntas. Sus obras no llegan a Panamá, eso es un aporte más de la globalización. Monsiváis no lo necesita, pero nosotros nos perdemos un enfoque de cirugía mayor de la realidad mexicana y de nuestro tiempo.
La crónica es una mezcla de todo y nada, un género más literario que periodístico, y ahí va Monsiváis, cargando toda la historia y el futuro de México. Un pequeño dios, casi en todas partes.

La historia del Albert Einstein es como la de tantos otros genios: en principio se creía que era retrasado mental. Aprendió a hablar correctamente a los 9 años de edad. Lo que si sorprende son sus dos últimas biografías recién lanzadas al mercado anglosajón, que lo describen como un "Don Juan", cuando era un hecho conocido que fue mujeriego en Alemania y después en Estados Unidos, y para él, el amor era relativo, al parecer se le deshacía en la manos, no tanto quizás como su teoría del universo. Las biografías son más reales que todas las especulaciones anteriores, sin duda, porque están basadas en unas 4000 cartas a la que tuvieron acceso los autores: (Einstein, a biography, del alemán Jurgen Neffe, y Einstein, his life and the universe, del periodista y antiguo directivo de Time Walter Isaacson)
Lo que revelan las epístolas del sabio es su afición a este género confesional, (12.300 cartas) donde sus palabras le retratan y le convierten en un inestable, poco aseado, descuidado amante y ser humano común y corriente. Sus cartas revelan su doble vida, su amor, por ejemplo, cuentan los biógrafos, con una espía rusa: Margarita Konenkova. Los acuciosos investigadores de la vida del genio de la física, revelaron que hace un par de años se llegó a la conclusión que este hombre con cabeza de cebolla enmarañada, imagen-icono como la Gioconda, tuvo además de sus dos esposas, unas 10 amantes. Su vida personal es como un agujero negro en el espacio, aún faltan datos para completar en su rompecabezas lanzado como dados al universo. No fue un buen padre, ni esposo, bastante culposo, descuidado, atormentado. Su primera hija no quiso conocerla.
Nunca volvió a visitar a su hijo esquizofrénico a pesar de los ruegos de Mileva su primera mujer.
Son 42 mil los documentos privados sobre A.E., muchos fueron desaparecidos por manos bondadosas y que han querido ocultar el perfil real del científico. Einstein le escribiría : El deterioro de la raza humana es una mala cosa, posiblemente una de las peores. ¿Piensas que tu padre ha pecado? Quizá. En ese caso, perdóname por tu existencia?.
Con su primera y segunda mujer, no fue mejor el panorama. "Trato a mi esposa como a una empleada a la que no puedo despedir; tengo mi propio dormitorio y evito estar a solas con ella". Un pacifista que creía en la pena de muerte en casos difíciles, defendió el aborto como un derecho de la mujer, condenó la persecusión de los homosexuales, "sólo en caso que afectara a menores". Einstein estuvo a punto de no ingresar en Estados Unidos por temor al Macarthismo que lo consideraba un alemán bolchevique. No viajaré si seré recibido como un sospechoso.
Einstein nos seguirá sacando la lengua como en su famosa foto.

Mafalda ha llegado a su aniversario 45 y a Quino le siguen haciendo las mismas preguntas: por qué la discontinuó. El dibujante argentino, Joaquín Lavado, nacido en Mendoza, residente en España y París, que no es lo mismo que Francia, responde con una santa paciencia, que Mafalda, ni los tiempos, ni él ya son los mismos. Mafalda y su familia, que es la de Quino, vivieron su época dorada los sesenta, recuerda Quino: Viet nam, Juan XXIII, la clase media cuando existió, el Che, Mayo del 68, el feminismo, etc. Mafalda opinó y reflexionó sobre su época con inteligencia, humor, humanismo.
La pibita deslumbró al mundo con sus interrogantes y respuestas, el globo terráqueo fue su gran pasión y con un dedo mágico señaló sus quejas y contentaciones. Traducida a 20 idiomas, seguirá en el imaginario, la memoria, de quienes vivimos su época de gloria, dorada y de esperanza en un mundo mejor. Quino está pesimista y con razón, el mundo va camino al basurero.
Esperamos, además, que Quino se mejore de sus problemas a los ojos, y pueda seguir untándose las manos de tinta.
LITERATURA
El mercado administra la literatura y nos enseña los dientes de algún escritor cuando le parece conveniente. Esto no es nuevo, pero se repite demasiado seguido. Las ferias, los premios, las editoriales, los promotores, las antesalas de todo tipo de marketing, con sus alas de cuervo y flores marchitas de aniversario. Todo esto es sabido, conocido y comentado. Los desplantes de algunas estrellas en ocaso dicen: la novela ha muerto. Tema sobre el tema, rip, rip. Tom Wolfe lo ha "revelado" en la feria del libro de Argentina. Instó a que los cronistas salgan a buscar la realidad. ¿Dónde estará la realidad?
En Nueva York se está llevando acabo el Festival de Literatura Internacional del Pen World Voices y de paso se han reunido en el Instituto Cervantes: Umberto Eco, Salman Rushdie y Mario Vargas Llosa. Se refirieron al papel del intelectual, casi inexistente, aunque sostienen que en Estados Unidos ese rol le corresponde a las estrellas de cine y yo diría de TV y de cualquier programa de entretenimiento. Para los cuatro escritores mencionados, en cuyas fotos parecen más a Rabinos, en Europa y América latina el escritor tiene "más autoridad moral ". Desde la otra orilla, pienso que está bastante diluido el tema de la participación del escritor en al sociedad actual y que ha sido reemplazado por los medios digitales y la TV, en primer luagr, que da cuenta de todo y a su manera. ¿Qué tribuna tiene un escritor? ¿A quién le importa lo que dice un escritor? Otro mito es el que plantea Vargas Llosa que el escritor brilla en las dictaduras y ahí, agrego, interpretándole, pareciera que el escritor se crece y dispara. Dudoso argumento, porque muchas veces los escritores son aplastados. ¿Por qué en esta época de abismos no surgen los escritores críticos, responsables, que se pronuncien? ¿Existe una maquinaria del silencio?
La industria, sostiene el crítico español Ignacio Echeverría en Página 12, se nutre de transliterar solapas de libros, y a nadie se le ocurriría plantear un plagio porque la mayor parte de lo que se entiende por
por crítica es un fusionamiento directo de los paratextos del libro a favor del propio autor.
Tan disminuida está la crítica que casi sería como un homenaje! (risas). Por otra parte la industria se nutre de transliterar solapas de libros, y a nadie se le ocurriría plantear un plagio porque la mayor parte de lo que se entiende por crítica es un fusionamiento directo de los paratextos del libro a favor del propio autor. La crítica siempre dice de César Aira lo que Aira dice de sus libros, los propios críticos glosan a Aira; la rareza de sus textos, esos escritos no identificados que no se sabe si son en broma o van en serio, hace que los críticos reproduzcan la lectura establecida por Aira. Y el mismo mecanismo creo que termina funcionando en los supuestos plagios. Como verás, soy muy indulgente con los plagiarios (risas).
"Los premios literarios son simulacros de ficción con jurados falsos y con una mecánica que se sabe que es corrupta, y que además responde a la ética del comercio y no a los valores de la estética o de la crítica. Pero curiosamente, los medios de comunicación obedecen a la consigna de la industria cultural de dar como noticia cultural premios que son comerciales. Todos los agentes de la industria editorial se suman en ese tinglado montado en torno de los premios; no sólo está la picardía y la audacia de los editores sino que están involucrados escritores de mucho prestigio, que se prestan a ser jurados de una comedia, y están también los periodistas culturales que aceptan, sin levantar el trapo de la farsa de los premios, publicar esas noticias como noticias culturales, y que terminan participando de una promoción gratuita, haciendo entrevistas al autor ganador."Rolando Gabrielli©2008

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