La noche tiene máscara, corazón,
nada nuevo en Denver,
sólo que alguien ve con mis ojos
de ciego sus calles y tus pasos
me indican que siempre le pertenecerán.
Las palabras vuelven a su raíz
en su deplorable declinar,
Denver, Denver,
la tarde borrosa de lagarto dormida
y en un portal esperas,
ahí están las casas programadas
con sus tejas grises y peldaños
acodadas a una montaña
sin nieve este verano.
Nadie pierde la esperanza
que el fuego se reavivará en invierno.
El verano volverá a ser memoria.
Rolando Gabrielli©2008
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