Nicanor Parra es el primer Mimo de la poesìa chilena y se niega a sus 94 años a hacer mutis por la escena de la poesìa castellana.Vino para quedarse y seguir pedaleando hasta que sus cenizas se conviertan en polvo de estrella. Mientras Nicanor sigue acomodàndose en su butaca de primera fila, otros ataùdes van volando. Actor y espectador de dos siglos, le saca la lengua a su propia sombra. Zorro ladino, sabe que su tiempo nunca tuvo reloj. La antipoesìa es una esfera limpia, sin tiempo, oscura como el sol.De Parra se han dicho tantas cosas y el mismo puso a rodar su mito, que es real como una alfombra màgica que atravieza el espinazo angosto, quebradizo, volcánico de Chile.Asomarse a la vida y obra de Nicanor Parra es jugar con abismos. El Prefacio de sus Obras completa&algo+ lo incia Harold Bloom con algunos lugares comunes, sobre los cuales había escrito y que los chilenos conocemos de memoria por vividos. Pero esa es la amgia de la fama y a a Parra no le viene mal. Nicanor nos comentaba que se remontò a als màscaras griegas para tener su propio rostro. Tuvo otros maestros sin duda y maestras, como su admirada Gabriela Mistral. Whitman, bebiò en las fuentas populares que las convirtiò en sus palabras sacras. El antipoeta sigue gozando de salud entre Neruda y Huidobro, allà en la cordillera de la costa chilena donde otea el tiempo que el futuro aùn le contabiliza y acumula. A pesar de los nuevos horizontes, luces y bengalas, neones al atardecer, la voz crepuscularia de Neruda sigue siendo el referente de Parra no sólo por oposiciòn. Viejo lector y traductor de Shakespeare, Bloom reconoce que Estados Unidos no tiene ningùn poeta tan persuasivamente ierreverente como Parra.
La poesìa de Parra rescata el individuo y eso ya es meritorio en un mundo que ha eprdido hasta las solapas de la convivencia. A lo largo de estos años he escrito varios textos sobre Parra y poemas, algunos incluidos en mi último libro: Los Poetas de Chile. Nicanor es como el último de los grandes mohicanos de la poesía chilena y resiste borrarse con su propia película.
Parra se seguirà agotando en sì mismo, mordiendo la cola y pasará la hoja, como si fuera la ùltima parra del desierto. (Rolando Gabrielli©2008)
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