Dejen de manosear a Lihn
con sus historias fantàsticas
que lo vivieron si muriò solo
como un pucho tirado
en el edificio de la calle Passy.
Se salvò sòlo,
se puso a buen recaudo
porque nunca creyò en nada.
Rolando Gabrielli©2008
Periodista, escritor y poeta chileno en Panamá
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