martes, diciembre 30, 2008

J.D. SALINGER, emperador del olvido

" Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él. En cuanto empiezan a correr sin mirar a donde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura."
J.D. Salinger, El guardián entre el centeno.



J. D. Salinger està vivo, acaba de cumplir 90 años y desde hace 45 no edita un sòlo libro, porque le gusta escribir por placer para sì mismo y su vida ha llegado a ser tan misteriosa y privada que lo màs probable es que èl tambièn la desconozca. Un hombre que no le ha hecho concesiones ni a las portadas de sus libros. No quieren que lleven ilustraciones ni fotografìas suyas, menos se ha rendido a la fama desde que es autor de culto con su obra El Guardiàn entre el centeno. Mucho se ha comentado sobre ese libro, la libertad con que està escrito, frescura, todos los clichès habidos y por haber, ese encanto que te lleva a abrazar al protagonista y al autor, dirìa. Un viaje iniciàtico de un adelescente norteamericano Holden Caulfield, por un mundo material, hipòcrita y con el glamour de la desesperanza . ¿Què podrìa pensar hoy J.D. Salinger de lo que està afuera, un mundo como si fuera un dinosaurio despachàndose un Big Mack en alguna escalinata de Manhattan sin asco?
J.D. Salinger prefiriò sus iniciales que Jerome David Salinger. Su padre, rico judìo polaco vendedor de quesos se llamaba Sol Salinger, y es probable que haya huido de la SS. Su primera mujer fue una doctora francesa, se llamaba Sylvia. Despuès volviò a casarse y viviò al parecer una vida algo alejada del sexo, entre vegetariano, el zen, y su trabajo diario. Se enfundaba en un overol azul y escribìa durante el dìa y en la noche guardaba con llaves sus escritos. Un personaje difícil de descifrar, su hija dice que era tradicional que se bebiera sus orines. ¿Las personas o la literatura tienen sus misterios o ambas.? Pienso que la guerra hizo efectos en su espìritu, cambiò su percepciòn de la vida, las gentes, en el entorno social y se atrincherò. Un soldado desconocido de su propia palabra. fueron años difíciles cuando escribiò el Guardiàn o el cazador, época del macartismo, del intento de suicidio de Syvia Plath y del propio Allen Ginsberg.
Por primera vez entrè en contacto con JD, en la Universidad, 1966, cuando Antonio Skármeta nos leyò: El día perfecto para el pez banana, y cuyo personaje central, Seymour Glass, termina suicidàndose.
Entrevistarle, llegar a su casa, respirar un poco de su aire, saber que ha hecho durante estas últimas dècadas, es una tarea para arqueòlogos, investigadores que no necesitan tratar con la cosa viva. Es un Faraòn que ya vive en su piràmide de silencio. Combatiò en Normandìa, tiene una portada en el Time, està prohibido El cazador oculto o El Guardián entre el centeno, y en muchas escuelas se lee al mismo tiempo con veneraciòn de monje medieval. JD no fue al entierro de su padre. No soportò la gira polaca para que conociera el negocio de los quesos y èl se transformara en un fabricante. Su queso era la literatura y una serie de manìas de las cuales habla con lujo y detalles su hija. Lo que no sabe JD es que un escritor verdadero se transforma en màs publico que un semàforo y puede llegar a competir con una Catedral sin fieles o con infieles llenos de felicidad. Se venden 250 mil ejemplares anuales de su best seller.
JD se internò en un boque de Cornish New Hamphire en el lìmite con Canadà, no quiere saber del mundo, "sòlo puedo soportar la sociedad allì afuera mientras tengo puestos mis guantes de goma". Habla como un cirujano sobre el quiròfano mientras le da respiraciòn boca a boca a su propia sombra. Un aviso muy claro evita cualquier confusiòn al intruso visitante: PROHIBIDO EL PASO Su casa queda detràs de si mismo, es un lugar inalcanzable, sòlo se divisa vagamente cuando caen las hojas en Otoño y el viejo, dìscolo, inefable soldado de infanterìa se desplaza bajo la responsabilidad de su propio enigma entre esas inexpugnables paredes de ausencia. El enemigo pareciera estar por todas partes. El arte del camuflage es indispensable para eludir todo contacto. Pero un dìa traspasò esa fortificaciòn Joyce Maymar, una despierta y audaz jovencita de 19 años que se transformarìa en su amante por unos meses y despuès confrontarìa disputas por una biografìa que Salinger abominò. Ella escribìa y veìa en el un maestro. ella despuès se harìa una famosa escritora y tendrìa un ùltimo diàlogo con JD, sin sentido, aunque ella buscaba el hilo por què èl le habìa escrito al inicio y traido a su casa. No lo comprendiò hasta el final. El viejo Salinger no concedía ni una gota de oxìgeno a sus oponentes y èstos eran todos los que estaban frente a èl.
Un dato que pareciera que nunca logrò quitarle el sueño es que el asesino de John Lennon, Mark David Chapman, llevaba entre sus pertenencias el dìa que el disparò a beatle, un ejemplar de El Guardiàn entre el centeno. (The catcher in the rye). ¿Èste era un hijo de Salinger? ¿Un muchacho difícil como su personaje....qùè buscaba en realidad con la muerte de su ídolo? La vida tiene caminos màs extraños que la propia literatura.

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