miércoles, febrero 11, 2009











¿Los escritores hacen màs ruido despuès de muerto? ¿Sus viudas siguen su papeles inèditos como almas en pena? Las noticias van y vienen con algo de asombro por el mundo literario y editorial. Bolaño dejò una nueva novela, Cortàzar tiene cuentos sin editar y a Borges le estàn plageando hasta la manera de ver y no ver. Todo ya està escrito, me digo, para què seguir escribiendo màs. ¿O el oràculo te exige un nuevo poema para verlo de otra manera? Los àngulos de lo que ocurre son muy distintos, como en un viejo caleidoscopio ciego con las mismas imàgenes pero dislocadas. Es muy distinto lo que ocurre con la obra de uno y otro escritor, al menos la que aùn pareciera estar en tinta fresca a punto de editar. Ni Borges, Cortàzar y Onetti contaron con la computadora, para descifrar los misterios del disco duro, como ocurriò con Roberto Bolaño. El autor de Los Detectives salvajes y 2666, se ha volado despuès de desaparecer prematuramente a los 50 años. Y sus novelas van a ser llevadas al cine. Nocturno de Chile, podrìa ser un reto para el gran cineasta chileno, Raùl Ruiz, quien vive en Francia. Raùl conoce la trama chilena como pocos y el texto amerita una cinta surrealista, viva, feroz, audaz, como es su cine, de muchos espejos.
Del olvidado Juan Carlos Onetti, tan grande como un Budas del rìo de la Plata, oriundo de su pequeño y fantasmal Montevideo, se encontrò una correspondencia inèdita, y su nombre volviò a surgir de las cenizas. Un enorme cuentista, narrador, novelista, que Mario Vargas Llosa ha vuelto a rescatar con su ensayo: El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti
Se remueven las cenizas de Cortàzar, Bolaño y doblemente las de Borges, cuyos restos quieren repatriar de su venerada Suiza, cuya capital, Ginebra, lo acogiò ciegamente con los brazos abiertos a tan visionario no vidente. Borges se sabìa el libreto de la inmortalidad de memoria, y tenìa respaldo el autor de El Aleph.
Estos elefantes que vienen de un largo sueño, aunque nunca se han ido de los ojos de sus lectores, retornan de la mano de sus viudas y editores. Todos los escritores parecen recibir el pago de Chile, que es el olvido màs la eternidad o la suma del no me importa. En sus ùltimos años, Onetti mirò de espalda la ventana, lo ùnico que le acercaba al mundo, en su exilio en Madrid, y siguiò apostando a la ferocidad solitaria del animal cuyo destino era inevitablemente la muerte. De los cuatro escritores, fue el ùnico encarcelado por la dictadura colegiada del Uruguay y aprendiò a fugarse como sus personajes en el claroscuro del mediodìa, sin fecha, ni tiempo, con absoluto olvido de si mismo como el humo de su cigarrillo. Onetti desnudaba los sueños, se sentìa amante de la literatura y la dejò muchas veces sin sentido, muda, sin palabras en una calle cualquiera desprovista de cualquier protecciòn. Pero la literatura real, siempre retorna por algùn laberinto y ahì acudimos inermes sus lectores, sobrecogidos por la belleza y la soledad, el hermetismo de la mariposa que quiere vivir a plenitud. Onetti, Onetti gritan sus hinchas en las galerìas. Ya viene el caballo solitario, la bestia herida de amor, el tierno narrador de la muerte y de La Vida Breve.
Desde sus sepulturas o polvo lanzado al Mediterràneo, como Bolaño, estos animales naturales de la gran prosa, literatura poètica, nos siguen hablando como si estuvieran aquì. Mis adorados monstruos, vengan que aquì estamos esperàndolos, para seguir viviendo con sus historias, pesadillas, sueños, insomnios y patètica hambre de ser adorados por lo que dejaron escrito para la posteridad anterior a la inmortalidad pero siempre presente. Laberintos, rayuelas, pozos, detectives, todos dentro de un mismo espejo.
Este 12 de febrero, en el contexto de estos comentarios, Julio Cortàzar cumple 25 años de su desapariciòn fìsica, porque sus lectores siguen repasando su Rayuela, enamoràndose de la Maga, viviendo como Cronopios y Famas, degustando al inolvidable JC. Cortàzar puso en la geografìa de las grandes avenidas a la novela latinoamericana. Su mayor recurso fue la libertad e imaginaciòn de sus personajes, sus vivencias cosmopolitas, aunque nunca dejò de ser argentino. Reiventò la solidaridad de un escritor con las causas justas, se comprometiò y su literatura no dejò de rendir homenaje a una nueva especie cosmopolita que le leìa y sigue hacièndolo con devociòn. Rayuela fue como una agenda para el diario vivir del sueño. No porque fuera Parìs, sino que todas partes, una proximidad afectiva, amorosa, real con la palabra, historia, los personajes y el escritor. No toda cercanìa trae comuniòn, pero Rayuela se deja querer como aquella niña que jugaba en Banfield sobre la vereda de su memoria. Parìs, Parìs no olvides mi narìz.
Cortàzar tuvo un corazòn grande como sus personajes y una generosidad desconocida. La imagen de un niño gigante que siempre nos visita para contarnos un cuento, asì recuerdo a Julio Cortàzar cuando lo vi por ùnica vez en el Pedagògico de la Universidad de Chile, en 1970. Lo leìamos bajo el agua, en las esquinas, acostados en los prados de la vida, parques, citas, Cortàzar y la Maga flotaban por la atmòsefra que visitaba este provinciano de Santiago de Chile, entre los aromos en flor y el asfalto negro como un pozo negro. Eran las nubes maravillosas de la juventud, los pies alados, los estòmagos con mariposas rondando la felicidad y la duda. La eternidad al alcance de la mano. Un centìmetro màs y el cielo.
Los papeles inesperados de Cortàzar, reunidos por su esposa y estudiosos, seràn editados por Alfaguara y reunirà 11 cuentos del narrador argentino. En las 450 pàginas que tendrà esta nueva obra cortaziana, se incluirà un capìtulo inèdito del Libro de Manuel, once nuevos episodios del personaje que protagonizó "Un tal Lucas" -una especie de álter ego de Cortázar-, cuatro autoentrevistas y 13 poemas inéditos. El capìtulo del Libro de Manuel, cuentan quienes se han encontrado con estos famosos papeles, su viuda (primera mujer), que fue descartado por "redundante y alto contenido eròtico", Vaya lo puduroso de Julio, un tema que desconocìamos. "El arco vivencial de Cortázar aquí reflejado va desde principios de los años 30 hasta casi 1984; por eso nos permite ver desde el personaje más engolado al más lúdico, del Cortázar profesor de provincias al más político, comprometido y crítico", revelò Julia Saltzmann, editora responsable de Alfaguara en Buenos Aires. Para mí es, junto con la correspondencia, el otro gran texto autobiográfico, donde se ve la formación de la persona y del escritor; del precortázar al Cortázar famoso, agregò. Como hay textos de todos los géneros y todos los tiempos" se puede viajar de esa prosa grandilocuente juvenil del personaje, con un punto incluso cursi, a esa liberación retórica del castellano que personificó en uno de los casos más extraordinarios en la literatura del siglo XX".

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