viernes, mayo 08, 2009

Con la mano de La Maga











No hay que tener pretextos para escribir una nota sobre Julio Cortàzar, respirar sus pàginas existencialistas, fantàsticas, lùdicas, su presencia revolucionaria en la narrativa latinoamericana. Ni fechas para justificar unas cuantas palabras o volver a sonreìr, soñar, vivir con La Maga en su màgico trànsito por Rayuela. Todo ya està dicho y las fotos que enmarcan Rayuela al inicio de este post, texto, muestran a la verdadera Maga en la vida real, Edith Aron, conolcida por los lectores de Cortàzar. Y las fotos remarcadas con textos de la propia Rayuela, incluyen palabras, frases, con las que se identificò toda una generaciòn, pero que no sobran en esta època banal y farandulera.
Rayuela se puede leer como el lector desee, aunque el autor da ciertas instrucciones, pero se puede terminar haciendo un trabajo totalmente personal y releyendo con el tiempo, entrando a los pozos azules y blancos de los capìtulos, sin mayor intenciòn que encontrarse con los personajes.
Pero esta nota tiene el objetivo de recordar y mostrar a nuestros lectores, sobre todo a aquellos que no han leìdo Rayuela, unas pàginas introductorias..."Siempre que viene el tiempo fresco, o sea el medio del otonio, a mì me da la loca de pensar ideas de tipo esèntrico y esòtico, como ser por egenplo que me gustarìa venirme golondrina para agarrar y volar a los paix adonde haiga calor, o de ser hormiga para metemerme bien adentro de una cueva y comer los productos guardados en el verano o de ser una bìvora como las del zoològicO, que las tienen bien guardadas en una jaula de vidrio con calefacciòn para que no se queden duras de frìo, que es lo que les pasa a los pobres seres humanos que no pueden comprarse ropa con lo carà questà, ni pueden calentarse por la falta del querosèn, la falta del carbòn, la falta de lenia, la falta de petrolio y tambièn la falta de plata, porque cuando uno anda con biyuya ensima puede entrar a cualquier boliche y mandarse una buena grapa que hay que ver lo que calienta, aunque no conbiene abusar, porque del abuso entra el visio y del visio la dejeneradès tanto del cuerpo como de las taras de la moral de cada cual, y cuando se viene abajo por la pendiente fatal de la falta de buena condupta en todo sentido, ya nadie ni nadies lo salva de acabar en el màs espantoso tacho de basura del desprastijio humano, y nunca le vana dar una mano para sacarlo de adentro del fango enmundo entre el cual se rebuelca, ni mas ni meno que si fuera un còndoR que cuando joven supo correr y volar por la punta de las altas montanias, pero que al ser viejo cayò parabajo como bombardero en picada que le falia el motor moral. ¡Y ojalà lo que estoy escribiendo le sirbalguno para que mire bien su comportamiento y que no se arrepienta cuando es tarde y ya todo se haiga ido al corno por culpa suya!
Cèsar Bruto. Lo que me gustarìa ser a mì si no fuera lo que soy (capìtulo. Perro de San Bernaldo).

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