martes, mayo 26, 2009

El Sistema











El Sistema se defiende como una cucaracha despavorida. Pierde una pata, una antena, cojea, arrastra el abodómen, busca una salida, intenta volar y cae en un hueco profundo, oscuro y espera salir airoso de ese abismo.
(Sería más digno, si lo hiciera como un gato de espalda, defendiendo el derecho a sus siete vidas).
El sistema se abrió un hueco en el corazón, destapó los sesos, se amputó brazos y piernas, arrancó los ojos, y cuando se dio cuenta que dejaría de respirar, se compró unas prótesis y se arrimó un balón de oxígeno a esperar el Ejército de Salvación.
El Sistema es capaz de pelear con su propia sombra, tiene un instinto de conservación de momia egipcia. Nadie es más fuerte que lo que permanece, es su ley, dentro del Sistema.
El Sistema, que siempre tiene la razón, enloqueció.
El Sistema defiende y protege al Sistema, es como un panal de abejas que sólo ellas saben que sucede en el interior de cada celda.
El Sistema siempre se defiende y tira la cadena cuando siente que se puede quedar sin oxígeno.
El Sistema apuesta al Sistema y sólo cree que el Sistema salva al Sistema. Es una de sus grandes máximas y apuesta a ella con devoción ciega.
El Sistema aprende de sí mismo y se perpetúa.
El Sistema no es más perfecto, porque no lo necesita.
Rolando Gabrielli©2009

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