lunes, septiembre 21, 2009

El inocente retorno del amigo de Alicia


















La ciudad junto al plano, después de todo, puede verse en blanco y negro, y no es tan perversa como pareciera: no se devora a todos sus hijos. Las historias cotidianas tienen su otra cara, el reverso de su moneda que aparetemente rueda por un sólo lado. Alicia, la bailarina, ustedes la rcuerdan. Su actitud aventurera, ese espíritu trasgresor que le alabo frente al equilibrio de la vida, lamentablemente le costó la vida. Un error de cálculo. Las bananas eran tentadoras y las ciudades son cada día màs avaras. Las personas crecen como zarcillos y se devoran asímismas.
No hay espacio para tantos sueños. El metro cuadrado se ha encogido. Somos màs, muchos màs y algunos tienen apetito de elefantes, incluso sus bolsillos son para patas de elefantes. Tragan, pisan lo que encuentran el camino, arrasan, y siguen frente al paisaje como si les faltara camino.
A las ciudades se les caen los dientes de leche. Pueden terminar bocachas, sordas, ciegas, mudas, impotentes si no se les atiende a tiempo. Un ciudad por donde se le mire, el espinazo, als piernas, el ombligo, su torax, el trasero, su boca profunda, intestinos, es una aventura como recorrer sus venas màs importantes e íntimas. Tienen corazón y se le oye bombear. Tic, tac, tic, tic, tac, tac.
Me deprimió mucho, confieso, la muerte de Alicia cuyo desplazamiento, baile era impecable. Enseñaba su arte con la modestia de una eximia bailarina. Nadie dudaba de su encanto para conquistar a su secreto y anónimo público. Detrás del ventanal aplaudía con el silencio de las huellas de mis manos y dedos. Me interesaba que se manifestara su arte sin la más mínima interrupción. Lo reconozco, disfrutaba cada uno de sus movimientos y su sutil desplazamiento en armonía con su cola, como la claridad de su programa, un libreto impecable, sin fallas, ni titubeos. Y de pronto me di cuenta, cuando la había perdido, que ya nada volvería a ser igual. Al paisaje le faltaría ese silencioso movimiento de la gracia única de Alicia.
El tiempo pasó, dejò su espacio, abrió una brecha de silencio. Algo quedò suspendido. Todos los días miraba hacia los pinos, en dirección del bosque, alto, donde se perdía la vista y la esperanza. Caminaba y de pronto sentí caer un coco. Me detuve y pude apreciar su hueco y que ya no tenía agua, líquido en su interior. Sospeché que no estaba sólo. Un indicio de alguien màs. Vi varios cocos màs en el mismo estado a lo largo del parque, en las proximidades de un par de palmas. Los cocos vacíos eran una pista singular. Agua de pipa le llaman en el trópico y es buena para los riñones, bastante refrescante. Pero su vacío interior era solemne, silencioso, como mirar al fondo de un caracol.
La ciudad seguía con su nervio motor andando, ese caos que ella misma administra como una suicida confesa, inevitable, empujada por la época.
La ciudad es víctima de su propia tolerancia. Deja que le hagan lo que le viene en gana a su irresponsable habitante. Oye, permítele respirar. Que el sol la bañe y el mar siga siendo mar.
Los días eran irremediablemente màs feos sin Alicia.
Ya me había subido al automóvil. Sólo me quedaba encender el motor. Y alcé la vista para acomodar mi última imagen del sitio. Mi sorpresa fue grande. Apareció con la misma gracia, el amigo de Alicia, que en homenaje a ella, no he querido bautizar con ningún nombre màs que asociarlo a ella. Pienso que eso le gustaría. Ella nunca me habló de él, ni se hizo acompañar por nadie en sus debut a diario. Eran premieres absolutas de ella. Las fotos son elocuentes. Ahí están las pruebas de su existencia. El coco abierto tenía un dueño. Seguí observando aquel día y pude ver como se desplazaba del cocotero de la palma. y retornaba al bosque. Impecable en su danza. Me bajé sigilosamente y con algunos fogonazos detuve en el aire su trayectoria imparable. Hizo mutis por el foro. Era su primera presentación. Vi la hora: 2.45 pm. El silencio del bosque se hizo más grande y seguro. Volví a la ciudad. Era mi única alternativa a esa hora.
Rolando Gabrielli©2009

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