Si Max Brod hubiese cumplido con los deseos de Franz Kafka de quemar su obra inédita, todos sus papeles, el mundo no habría dejado de ser kafkiano, y no estaría pendiente del juicio por sus documentos que su amigo heredó a su secretaria Esther Hoffe y ésta a sus hijas, quienes intentan desesperadamente venderlos para salir de unas cuentas. Esther murió hace dos años a los 101 y durante 40 años bloqueò, en Tel Aviv, Israel, a los investigadores que andaban tras la huella de los últimos vestigios reales de la obra y vida de Kafka, uno de los escritores màs influyentes del siglo XX y que murió de tuberculosis hace 75 años. Ruth y Hava, sus hijas, ahora frisan los 80 años y quieren vender los manuscritos. ¿Còmo llegaron los manuscritos a Israel? Max Brod, huyendo de la invasión nazi a Checoeslovaquia en 1936, viajó a Israel donde donó algunos escritos a los archivos oficiales. Al fallecer en 1968, Brod dejó algunas pertenencias y los enigmáticos, aun desconocidos, papeles kafkianos, que tienen detrás a los gobiernos de Alemania e Israel.
Kafka escribiò en alemàn su obra y algunos de los documentos de la famosa maleta con que viajó Brod a Israel, Esther se los vendió a Alemania por 1.8 millones de dólares."Hoffe fue arrestada en el aeropuerto internacional Ben Gurion, en los ochenta, bajo sospecha de que estaba sacando del país documentación importante de contrabando, según el Archivista del Estado, Yehoshua Freundlich." Algunos de los manuscritos fueron copiados por el estado Israelí. Israel anda tras el pasado judío de Kafka, sus supuestos vínculos sionistas, aunque ninguna de sus biografías nos orientan hacia un Kafka practicante del judaísmo.
Esta historia digna para una novela policiaca, negra y peluda, divertiría quizás a Kafka, quien consideraba sin importancia sus escritos, que libres de las llamas siguen vagando por el imaginario alemán y judío, como un patrimonio único, irrepetible y muy valioso. Kafka se paseaba en bicicleta y remaba por el Moldava, en Praga, ejercía como abogado y escribía en las noches sobre un mundo inexplicable, real, futurista, absurdo, y sin proponérselo lo bautizarían en su nombre de kafkiano. Su literatura influyó a tres grandes innovadores de la prosa y poesía de Latinoamérica: Borges, Bolaño y Parra.
Las inefables hermanas Hoffe, herederas circunstanciales de los papeles de K, de los gatos de su madre, son seres irremediablemente kafkianos y por ello, no sabemos, estaba escrito que eran las perfectas herederas de un legado extraordinario. Ambas son sobrevivientes del Holocausto. Los sabuesos israelìes creen que en sus páginas se oculta un pasado aún indescifrable del autor del Proceso, La Metamorfosis y El Castillo. Mientras, las hermanas Hoffa, son protagonistas de un proceso absolutamente kafkiano, ya iniciado en la Corte Suprema de Israel. Alemania ha ofrecido dinero por los documentos del extraordinario checo. El Estado israelí podría haberse hecho cargo de la manuntención y darles una pensión o comprarles los documentos kafkianos, a Ruth y Hava, debido a su edad y ser además víctimas del Holocausto. Rolando Gabrielli©2009
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