viernes, octubre 23, 2009

La historia en su espejo











El mundo extraliterario es màs kafkiano de lo que parece. Y el real es su parodia. Siempre el espejo retoca el pasado y recobra el presente, porque el futuro se encarga de sì mismo con esperanza. La historia es un ejercicio y juego del tiempo. No basta con mandar a quemar los papeles personales y la literatura hecha palabras, porque lo kafkiano es ir contravìa, compartir la ficciòn que es el ùltimo reducto de la realidad. Tal vez la primera màscara. Las capas son mùltiples y el espejo devuelve la superficie del rostro. Indaga en el pasado sòlo en el transcurso del tiempo y por repeticiòn de la imagen sobre el cristal. No hay espejo al otro lado. El pasado a veces es tardìo y pareciera ser la memoria la que realiza el primer ejercicio respiratorio de un presente trunco. El pasado no improvisa. El presente, que siempre es futuro y tambièn pasado, vuelve.
Kafka visualizò como pocos el futuro y el suyo, desde luego. Mandò a quemar su obra para que no hubiera tentaciòn de leerla. Su albacea, no le llamemos por su nombre, encendiò la llama de los apetitos que aùn no se apaga, (n), pero no para cumplir el deseo del autor de El Proceso. Lo ùnico real, es que los originales de El Proceso, fueron adquiridos en Londres en una subasta por el gobierno alemàn y son reclamados por el gobierno de Israel, porque fue la secretaria del albacea de F. K., quien los sacò de Israel y les puso precio. Alemania considera que fue una adquisiciòn lègìtima. El checo, que naciò en Praga y escribiò ahì su obra, lo hizo en alemàn, pero su patria de origen es la ùnica la que no ha mostrado interès por esos originales. Este proceso aparentemente lo ganò de antemano Kafka, porque es eminentemente kafkiano.
Milan Kundera, el otro K checo, pero naciò en Brno, ha vuelto a ser noticia desde la levedad de su ser en la ficciòn real de lo kafkiano ineludible. Son viejas cuentas que la historia le està pasando. Es su palabra frente a algunos acontecimientos revividos de las cenizas del pasado. Ingresò dos veces al Partido Comunista checo en iguales oportunidades fue expulsado. Partiò a Francia hasta el dìa de hoy. Es un afamado y laureado escritor a la sombra del Premio Nobel.
La historia del caso de delaciòn de M. Dvoracek, opositor al règimen de turno, ha vuelto al tapete y se sostiene que las actas policiales donde se acredita que : Kundera fue el informante que le enviò a 14 años de prisòn son verdaderas. Ello està registrado a principio de los 50 y Kundera desmintiò en el 2008 las acusaciones, advirtiendo que demandarìa a la revista Respeket, que reflotò el caso, y al gobierno checo. Ello nunca ocurriò. El historiador Petr Koura acaba de sostener que los documentos son verdaderos.
Kundera, de 80 años, al igual que Dvoracek, hace 20 años no brinda una entrevista. Se mantiene retirado, en absoluto silencio, escribiendo detràs de su obra, como ve el mundo. Su ùnica arma, dijo en alguna oportunidad, es escribir novela que es tan peligroso como depositar bombas.
A propòsito de esos artefactos que estallan la vida en mil pedazos, el otro ciudadano K, Henry Kissinger, es como Kafka de origen judìo, se ha transformado en su propio agente-vendedor de sus reformadas memorias. Asì se presentò recientemente en la mega Feria del libro de Frankfurt.

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