No se muere impunemente
de poesìa
como nos ha querido
hacer creer este loco
ejemplar de Rodolfo Fogwill,
que aparentemente se esfumò
en una nube de humo,
tal y como viviò
con su abecedario de tres patas,
ojos de rinoceronte
viendo el mundo
en el Aleph de Fogwill.
Rolando Gabrielli©2010
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