En marzo tiñe de amarillo el otoño tropical en pleno verano. Estaciones locas, pero asì es el tiempo. La flor del Guayacàn se toma la ciudad en tiempos de carnaval. Es deslumbrante y como todo lo bello, pasajero. Hasta el pròximo año dice el Guayacàn, flor de unos instantes. Alfombra los patios, calles, automóviles, ventanas. Amarillo intenso, limpio, como la paleta de Van Gogh.
El pequeño copihue amarilo, como un paracaìdas desciende de las ramas del Guayacàn, efìmero, efìmero, inmortal.
1 comentario:
Guayacàn , metàfora de la vida, bella y efìmera. Preciosas fotos, què amarillo hermoso!!!!!!.
Publicar un comentario