domingo, abril 24, 2011



El libro es un objeto que se puede compartir ìntimamente y acompañarnos a los lugares màs pùblicos y privados. La conmemoraciòn  internacional de este objeto màgico, devenido en mercancìa, el libro, no tiene dos dècadas, y para algunos,  su permanencia està seriamente amenzada  por las nuevas tecnologìas  de uso digital que revolucionan los formatos y abandonan el papel.  Una fecha emblemàtica tal vez extraviada en el mar cibernètico, una pausa autista en el mundo de la tipografìa y su errancia  en medio de insomnes internautas que no cesan de navegar.¿Otro mundo, otro libro? El hombre no ha dejado de  transmitir conocimientos desde las tablillas de arcilla y algunos se remontaràn a las cavernas, hasta nuestros dìas de tsunamis de datos, que se entrecruzan no solo por canales oficiales de informaciòn, sino a travès de las redes sociales. El libro digital gana terreno en Estados Unidos, de acuerdo con cifras circuladas en sus diarios y en  Internet. El papel pareciera en retirada en algunos segmentos de la poblaciòn, adicta tambièn a los video juegos, TV, al mundo del entretenimiento y la diversiòn per se. Desde una consola mueven sus extremidades y sentidos, hipnotizan su mente y ajustan sus pasiones a una guerra donde resultan victoriosos, ilesos y reconfortados en su espìritu de ganadores.
El libro naufraga  como objeto de atenciòn en este mar crispado de oleaje banal. ¿Los escritores de literatura dura y los poetas, pasaràn a ser como los monjes de la Edad Media, personajes exòticos, alejados del mundanal espectàculo digital o seràn asimilados por la fuerza avasallante de las tecnologìas?
En el planeta digital, cada sujeto es un informante, una voz autorizada de algo, el rumor tiene calidad informativa, la repeticiòn posa de original, el conocimiento es entretenimiento, quien tenga una càmara y sepa leer y escribir, es un  periodista en potencia y ejerce el oficio en las redes con alguna propiedad. Escribir un libro interesante, es otra cosa. Demanda una atenciòn, que pareciera que el mundo digital no està dispuesto a conceder. La literatura real no tiene urgencia, sin reflexiòn  es tan inùtil como un minuto de silencio en el desierto.
¿Un libro son todas las plabras que acumulamos y cargamos durante nuestra vida? ¿Somos uno o màs libros intransferibles? ¿Un libro es una respuesta al presente, al futuro o a un lector que busca una verdad, explicaciòn o se suma a una aventura jamàs soñada por èl? ¿Compartir un libro es equivalente a compartir un queso? ¿El libro es papel mojado o una Cenicienta de papel? ¿Los libros que no actùan como un suave avispero en nuestros sentidos, son letra muerta?
Forma y contenido en literatura es una vieja disputa zanjada, en que ambos son necesarios. El libro digital no sòlo es forma, sino tmabièn contenido, porque el lector actual està evolucionado, lamentablemente, hacia otras formas de lecturas menos ambiciosas  debido  al factor tiempo y al entretenimiento de las mentes. Un libro sin contenido, puede transformarse en un juego, pasatiempo digital y tal vez es lo que quiere el nuevo lector menos exigente, con una actitud al pasatiempo, y no a la reflexiòn, al crecimiento como persona e intelectual. Son millones los nuevos lectores You Tube, verdaderos relàmpagos de ojos y oìdos. Otros se conforman con ver sus fotos en las Redes Sociales y pergeñar  unas palabras casi en clave, como sonidos guturales que suelen identificarlos con un regreso al pasado animal, con el perdòn de las bestias que atienden su mundo de una manera natural.
El libro, tan temido  en las dictaduras, por emperadores, reyezuelos, inquisidores,  hasta en las "democracias avanzadas" (Ulyses de J. Joyce), quemado, guillotinado  (General Augusto Pinochet), prohibido, ha permanecido màs allà de sus tapas duras.
No me imagino al Quijote de la Mancha electrònico, al Ulyses, las Obras completas de Proust, Biblias electrònicas, aunque todo es posible, como enjaular un clàsico en una màquina de fabricar popcorn. El mercado es el Dios que le saca la lengua a todos los mandamientos, verdadero apòstol del banquete de los mercaderes.
Los cambios estàn ocurriendo en tiempo presente. Suceden màs allà de los comentarios que pudièramos hacer. La gente  que sòlo atiende el mundo digital ya piensa de manera diferente, escribe de otra manera, se relaciona de una forma distinta, sus mejores sonrisas son frente a sus celualres con alguien que no està a su lado, sus menùs de vida, prioridades ya son distintos, y quizàs no vuelvan a ver màs una puesta de sol. ¿Se han entregado como corderos que van van contentos al sacrificio?
Las nuevas tecnologìas y los comportamientos humanos, estàn en una  evoluciòn constante y toda pregunta  pareciera quedar en pañales ante los sorprendentes pasos que està dando el hombre en materìa tecnològica, donde Internet pareciera ser la Caperucita Roja de este gran cuento del  Lobo. El hombre tambièn sigue perfeccionando y construyendo nuevas màquinas no sòlo para trasladar a otros  hombtres fuera de la superpoblada toerra, sino para ejercer control, dominio sobre ellos. ¿Ciencia ficciòn? Quizàs, la ciencia ficciòn es cosa del pasado. La forma de los libros pueden resultar ser un detalle ante los saltos màs adelante que intervendràn al mismo ser humano. Se  habla de nuevos òrganos, para mejorar la vista, el oido, alargar la vida  hasta los 140 años. No es un detalle este tipo de promesas, investigaciones y propuestas por algunos cientìficos. ¿Se implantaràn cerebros? Quizàs sea la idea. ¿Al libro podrìamos dejarlo en su propia retòrica?

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