El sensacionalismo noticioso, informativo, es uno de los talones de Aquiles de la profesiòn de periodista y especialmente de los dueños de los Medios de Comunicaciòn que escogieron esta rama equivocada del Cuarto Poder. No es un tema nuevo y menos novedoso, se da en muchos medios, paìses y toca todas las aristas del abanico de la informaciòn. La polìtica y el arte no escapan de este manejo perverso. Las pàginas de los diarios sensacionalistas como las noticias de ese corte en medios que no lo son, cautivan a millones de lectores, que esperan con avidez este tipo de historias. Las noticias de corazòn ocupan tambièn un lugar privilegiado en los lectores triviales, banales y adictos al tam tam de la superficialidad. Por ahì, de vez en cuando, sancionan a estos medios que superan a la tàcita impunidad en que se mueven. Los Blogs surgieron por las reiteradas mentiras y olvidos informativos de la gran prensa norteamericana e internacional. La informaciòn es cada dìa lo màs parecido a un acertijo para un lector comùn y corriente. Ese que ve TV como un troglodita o vaga en las redes sociales en bùsqueda de su destino. Hay mucho màs informaciòn que antes, màs manipulaciòn tambièn y un creciente grado de banalidad. Todos somos periodistas y poetas. La gente se expresa sin tapujos, ni inhibiciones. Cuentan sus vidas, se desnudan. Son un diario de vida en la Red. He leìdo unos poemas de una dama que hace el amor como si rayara una naranja con su cuerpo y todo el àcido quedara en la memoria del lector. Està sufriendo el idioma, la palabra, la literatura, el periodismo con este exceso de confianza en nuestras habilidades de periodistas y escritores espontàneos. Es tan, sin duda, en su derecho, la libertad es la libertad. El periodismo, sin embargo, es otra cosa y debiera ser màs exigente con la ètica, su verdadero salvoconducto. ¿La verdad es una anorèxica de pasarela? El siglo XXI es, de todas maneras, un gran Pinocho. Tiempo de grandes mentiras, catàstrofes, ilusiòn de camareras. Desplome de bolsas, ruinas inmobiliarias, hambrunas bìblicas en el Cuerno Africano y todo lo que el periodismo recoge a cuenta gotas, con cuchara cada dìa.
Gabriel Garcìa Màrquez, hace muchos años dijo que el periodismo era la mejor profesiòn del mundo. Èl se formò como un reportero novato de provincia. Ernest Hemingway tambièn ejerciò el periodismo con una extraordinaria vocaciòn. El periodismo tiene mucho de servicio social, comunitario, de intèrprete de la voz de la comunidad. Es un ejercicio donde se rema muchas veces contravìa y se arriesga la vida o la muerte cìvica. Es una profesiòn que acumula màrtires a lo largo de los tiempos y eso no parece cambiar. ¿El Cuarto Poder es una ilusiòn? Algunos prefieren quedarse con la quinta pata del gato y hacer de las suyas.
Leìa en dìas pasado, motivo de esta nota, en un diario europeo de habla hispana, el anuncio que Gabriel Garcìa Màrquez sufrìa de alzheimer. Intentè leer màs allà del titular y la sorpresa es que si uno paga puede seguir leyendo la informaciòn. El gancho estaba ahì, un anzuelo para el lector àvido de Internet. Garcìa Màrquez ya no recuerda a sus amigos, levantaba la noticia en su gancho noticioso. Busquè en otros medios la informaciòn, por si esa noticia habìa sido comentada en algùn otro diario. Efectivamente asì fue. Mercedes Barcha, su mujer, desmintiò que su esposo de 82 años y autor de Cien Años de Soledad, tuviera la temida enfermedad. Cualquiera sea la situacion, el Nobel colombiano cumpliò con sus sueños y la literatura. Hace un tiempo, se revelò un informe cientìfico sobre la enfermedad que padecìa Ernest Hemingway: bipolaridad. Una enfermedad muy comùn en estos dias. Las personas suelen ser autodestructivas y caen en enormes depresiones, aman su propio olvido.
Garcia Márquez escribió en Cien años de Soledad..."la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado»
Gabriel Garcìa Màrquez, hace muchos años dijo que el periodismo era la mejor profesiòn del mundo. Èl se formò como un reportero novato de provincia. Ernest Hemingway tambièn ejerciò el periodismo con una extraordinaria vocaciòn. El periodismo tiene mucho de servicio social, comunitario, de intèrprete de la voz de la comunidad. Es un ejercicio donde se rema muchas veces contravìa y se arriesga la vida o la muerte cìvica. Es una profesiòn que acumula màrtires a lo largo de los tiempos y eso no parece cambiar. ¿El Cuarto Poder es una ilusiòn? Algunos prefieren quedarse con la quinta pata del gato y hacer de las suyas.
Leìa en dìas pasado, motivo de esta nota, en un diario europeo de habla hispana, el anuncio que Gabriel Garcìa Màrquez sufrìa de alzheimer. Intentè leer màs allà del titular y la sorpresa es que si uno paga puede seguir leyendo la informaciòn. El gancho estaba ahì, un anzuelo para el lector àvido de Internet. Garcìa Màrquez ya no recuerda a sus amigos, levantaba la noticia en su gancho noticioso. Busquè en otros medios la informaciòn, por si esa noticia habìa sido comentada en algùn otro diario. Efectivamente asì fue. Mercedes Barcha, su mujer, desmintiò que su esposo de 82 años y autor de Cien Años de Soledad, tuviera la temida enfermedad. Cualquiera sea la situacion, el Nobel colombiano cumpliò con sus sueños y la literatura. Hace un tiempo, se revelò un informe cientìfico sobre la enfermedad que padecìa Ernest Hemingway: bipolaridad. Una enfermedad muy comùn en estos dias. Las personas suelen ser autodestructivas y caen en enormes depresiones, aman su propio olvido.
Garcia Márquez escribió en Cien años de Soledad..."la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado»
1 comentario:
Interesante esta nota.....pienso en las representaciones colectivas imaginarias que subyacen en este planteo. Pienso en entre-lìneas en una sociedad que considera noticia el sufrimiento humano y eso constituye una des-natururalizaciòn del mismo. Sociedad que niega la muerte, la enfermedad, donde los diagnòsticos son noticias que venden. Esto es producto de la disociaciòn que la sociedad tecnològica ha generado frente al fènomeno de la naturaleza humana. Una cosa es pensar que el sufrimiento nos hace humano y otra cosa pensar que el sufrimiento es algo ajeno a la condiciòn humana, como un plus de goce que vende una buena noticia sobre una poblaciòn que niega esos elementos intrapsìquicos y los considera un espejo turbio donde nada de sì mismo lo refleja a modo "conciente"y siempre el que sufre es "el otro" con el cuàl nada tengo que ver.
Termino con el recuerdo de unas palabras del padre del psicoanàlisis en una entrevista realizada en sus 70 años....
" ...Todavìa prefiero la existencia a la extinciòn. Quizàs los Dioses son bondadosos con nosotros al hacernos la vida tan desagradable a medida que envejecemos.
Al final la muerte parece menos intolerable que las mùltiples cargas que arrastramos.
La vejez, con sus manifiestas incomodidades nos llega a todos. Sus golpes siempre se descargan en un lugar vital y la victoria final pertenece al gusano conquistador.
Es posible , replicò Freud, que la muerte misma pueda no se una necesidad biològica. Quizàs morimos porque queremos morir.
Incluso del mismo modo que el odio y el amor por la misma persona habiten en nuestro interior al mismo tiempo.
La vida combina, con el deseo de mantenerse , un ambivalente deseo de su propia aniquilaciòn."
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