lunes, noviembre 14, 2011




NUEVA YORK INÈDITO


Rolando Gabrielli


Las ciudades nos viajan con sus vivos y muertos, sueños, solemnidades, ausencias y sus vitrinas son nuestros retratos aunque no vivamos allí, ni siquiera hayamos visitado su aeropuerto. Son nuestra memoria y espejismos, el eco de sus calles con los pasos que nunca dimos. Suceden las personas, viven su tiempo, época, y si el olvido fuera un gigante sin espaldas, siempre habrá un amanecer.


Nunca he estado en Nueva York, pero sé que ha sentido mis pasos ojear un álbum fotográfico, respirar cerca de alguna esquina, un bar, y no solo me ha visto como un admirador del viejo Walt Whitman, de su poesía fundacional, moral, su verso profundo y solidario, sino de la semilla germinal de la Gran Manzana. No hablo por mí, ni por nadie, sino por la poesía que me visita en mis sueños, me habla y me hace escribir de Nueva York.


Algún espíritu que viaja por el río Hudson, se pasea por el Puente de Brooklyn, se divierte en Broadway , camina por la 5ª Avenida o descansa en el Central Park, me insta sutilmente, a veces, otras, de manera enfática, hasta compulsivamente, que diga lo que pienso, siento, creo que es y no es Nueva York.


¿Pero si todos la conocen, le digo? Han escrito toneladas, cantado, pintado, retratado, fotografiado, hasta la convirtieron en Nueva York. ¿Qué más? Haz tu trabajo, me responden. Y es lo que he hecho estos años. He intentado contarlo, pero a nadie le ha interesado. La gente pasa rápido, habla por celular, ve televisión, chatea, entra a Internet, se lava los dientes y vuelve al trabajo cada mañana.


La poesía es un vicio les digo, sí del mundo moderno, antiguo, del futuro, una obsesión personal, las palabras son casi clandestinas, se recogen en unos libritos que parecen inéditos. Nadie los lee. La poesía hace sombra con la poesía, es su propio sparring en un cuadrilátero donde el público brilla por su ausencia.


Woody Allen es un espíritu vivo de Nueva York, es uno de los que más me han alentado desde el más acá, con sus escenas en los balcones poéticos de la ciudad, sus monólogos intelectuales, imágenes sobre imágenes que uno dice finalmente: esta es Nueva York.


En diciembre les anuncio, a través de RAPA NUI TIMES , que le regalaremos un par de páginas poéticas a Nueva York, para que las lean en el metro, en sus negocios, casas, escuelas, parques, donde ustedes crean que es posible abrir un espacio al corazón de la poesía.

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