La sombra no siempre es huérfana,
ni camina al lado de uno
a un ritmo parecido
al de unas moscas zumbando
alrededor de las heces.
Un guiño nos basta,
a veces para saber
que alguna vez
fuimos un mismo cuerpo.
A su mentor,
Joaquín Salvador
Lavado,
señala Mafalda,
como diciendo que él fue quizás,
un padre no buscado ,
un mago del sentido común,
quien trazó su vida,
hace casi 50 años,
en una tira cómica muy
seria
sobre la realidad de
un mundo
impresentable
y de una familia común y corriente,
que le hizo comer sopa,
un gesto que ella tradujo
como una provocación
del poder establecido
y respondió con un humor
y filosofía letal.
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