La escena pasa por
mis narices,
extasiado sigo el
encanto de su imagen
y aroma que me
arrebata,
la poderosa
estampa de la belleza .
Qué perdido estoy,
me digo,
y avanzo en una
nube dorada
con Ella como si
fuéramos uno,
en esos carruajes
romanos
pasados de moda y
llenos de gloria,
en tiempos del César
y del Coliseo romano,
allá por esos días
coronados de laureles
y envueltos en
blancas sábanas.
1 comentario:
Qué la escena me lleve de paseo en sus carruajes llenos de gloria, que comienza a la media noche y termine al amanecer, que me lleve a una escena de media noche en París para tomarme un abscenta con Hemingway, pero que cada noche la escena se acuerde de pasar por mí...
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