A la Mistral la enterraron de Nobel,
con su traje sueco de terciopelo maquillada,
para su ceremonia de despedida,
de Nueva York a Santiago y al Valle de Elqui.
La vi por primera vez muy pálida,
seria, dormida, sin un gesto,
que la viéramos por última vez,
para que supiéramos que había existido,
nadie dijo lo contrario,
que estaba a un par de tiros,
el azar mistraliano otra vez en Chile,
tan sola como siempre.
Rolando Gabrielli©2014
Rolando Gabrielli injustamente censurado por Blogger (una empresa Google)
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Hace 14 años.
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