No me hables de Rulfo cien años después,
un siglo del nacimiento de la raíz.
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno,
hijo de un mayo a punto de estallar
en la aridez de la vida y de la muerte,
fantasmas de esta página,
los muertos siempre serán rulfianos
hasta la muerte
Frente a todas las muertes,
la vida tiene su propia vida y caminos,
Piedra por piedra,
Pedro Páramo es el mejor,
a la luz de su memoria y voces
vivas,
la realidad es lo real de la
imaginación.
¿Si no es de los adentros, de dónde,
nace entonces tanta palabra viva,
tanta palabra muerta?
La realidad es cosa viva,
cosa muerta,
Jalisco no se raja,
para eso están sus almas muertas,
espíritus vivos,
vidas muertas,
muertas vidas.
Nadie patrocina mejor el silencio
que el cortejo de la propia muerte,
que preside la nube errante
del recién nacido.
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