Soñè con camellos que nunca tuvieron
la menor intención de ingresar al cielo,
menos atravesar el ojo de una aguja.
Se veìan felices cruzando el desierto,
sin apuro, seguros de sí mismo,
en una caravana sin tiempo,
modestamente,
con los pies en el desierto.
Rolando Gabrielli©217
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