Alguna vez, creo,
perdí el sentido,
escribiendo,
verdadera fiesta de la palabra,
interminables,
vaciaban cántaros sin agua,
secas,rotas, duras
como piedras,
flexibles en el silencio.
Volvían solas a su origen
solo de repensarlas.
No estaban para acatar normas,
ni ser soldados
de ningún ejército,
libres, con o sin razón,
anárquicas.
Ser ellas mismas,
siempre fue su consigna,
su verdadera palabra.
Rolando Gabrielli©2019
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