Estás ante la cordillera,
es verano y la nieve
deja rastros del invierno
y las cabras bucólicas
se asolean sobre las rocas.
La imagen de este paisaje
ahora es tu presente.
Dejarás la montaña,
sin alas, en cuerpo y alma,
liviano ángel del estío.
La ciudad empequeñecida,
bajo la imponente cordillera,
crece frente a tus ojos y pies.
El verano abraza las calles,
el sol alumbra,
es un tiempo nuevo.
Rolando Gabrielli©2019
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