El cielo no es un bien raíz,
ni un lugar común para las estrellas.
Es una bóveda azul,
donde apacientan las nubes errantes.
Un nido no anida solitario,
un riel se sale del camino,
un año es tan largo como una noche
y de día se encoge.
Dos pies no bastan para subir
una montaña o descender
del fuego de la palabra.
Rolando Gabrielli©2019
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