El sol no se confunde
al caer la tarde,
por las bamboleantes cortinas,
avanza la luz inigualable,
la bondad de su risa.
A veces pienso que estoy solo,
en una ciudad inmóvil
y que el piar casual de las aves,
es lo único que se escucha
detrás de las ventanas,
porque solo el silencio
es màs poderoso que el silencio.
Es marzo y domingo
en la fecha,
todos recorremos nuestro destino,
revelado quizás en algunas
cuantas palabras, tal vez.
Tiempos de incertidumbre,
grandes desafíos y oportunidades.
La ciudad està intacta
en sus formas y sueños,
es nuestra nave cotidiana.
Ahora, inmóvil, el silencio,
nos espera el azar
que a nadie pertenece
y en esta encrucijada
nos convoca peregrinos,
frente a un nuevo mundo,
que emerge bajo cielos limpios,
escombros de noches ordinarias,
estrelladas, a veces,,
paisajes que aùn viajan
en nuestra memoria
y permanecerán fieles
al origen del primer hombre
en la tierra.
Rolando Gabrielli©2020
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