La poesía
no puede quedar encerrada en el poema,
ser solo
para si misma un conjunto de palabras,
ordenadas
en la belleza de sus propios significados,
el espejo
de Narciso que se maravilla de si mismo,
cantar
himnos, permanecer en la intimidad solemne
de la
contemplación, a puertas cerradas,
conversando
con la soledad de las cosas
y del
hombre, sin nada que decir y perder.
El poema siempre tiene escapatoria,
sabe
encontrar su camino, asumir su verdad,
no necesita
un GPS para buscar un lugar
donde
llegar y volver a empezar.
La
carretera del poema es infinita,
palabra por
palabra suceden las cosas,
el hombre
encuentra su libertad,
¿quién
puede escapar a la luz a la salida
de un túnel
o bajo el cielo inclinado
de la noche
con sus estrellas?
El hombre también es el cuerpo
de su
sombra y el eco de su alma.
Rolando Gabrielli 2021
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