Sobre los viejos hombros
de la mañana
revolotean las palomas en
la plaza,
la ciudad está vacía de la
energía
que le conocíamos, pero
sigue su curso,
mientras las palomas
planean sus cortos vuelos,
cortejos tal vez de ángeles
en miniatura.
¿A quién convocan en la
majestad
del silencio de sus
blancas alas?
Aquí en la plaza unos
cuantos viejos
miran de vez en cuando el
cielo,
pensando quizás en
ascender
algún día de estos.
La ciudad es una pintura
inmóvil,
la gente pasa en silencio
cabizbaja,
se sienten más seguras
mirando la tierra.
Rolando Gabrielli 2021
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