V
La memoria, qué haríamos sin la memoria, seríamos
un eterno presente de olas muertas, ese tiempo infinito sin principio ni fin, un
inmenso pasado devastado por el olvido, ruinas, que a los escombros suman cicatrices,
sueños, tantos días ordinarios que las estadísticas ignoran, sepultan con las
calamidades del porvenir. No es un mero registro de lo sucedido, ni ripio de
hechos ocurridos, polvo de palabras muertas, pasajes secretos de la infancia que a la oscuridad de
su inocencia regresan. El amanecer es presente, inicio de lo que viene, y se
transformará en un lugar común del tiempo. En el día a día de las cosas están todas
las cosas y nada debiera faltarnos. El camino es el Camino, definitivamente lo
que es. Trae sus propias piedras, como un arco las flechas. ¿Hacia dónde podría
llevarnos un puente inexistente?
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