El espejo me rebota,
cree saberlo todo,
me habla en primera persona.
Sé quien eres, me repite,
como si en verdad lo dijera.
El vidrio se ve firme,
hace pleno uso de su carácter
y privilegio de ser el primero
en verme y saludarme
antes del desayuno,
sin decir una sola palabra.
Yo salgo de la imagen,
me baño, tomo desayuno
y me voy al trabajo.
Rolando Gabrielli2022
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