Lo dimos todo,
(pocos lo pueden afirmar)
sin condiciones,
atravesamos el río
y no nos quedamos en la orilla.
Los peces saben que la mar
es el morir o vivir sin horizonte.
La aventura no deja que el sol
se ponga o enfríen los cuerpos.
Viajamos dentro de
nosotros mismos
y convertimos la realidad en realidad
en tiempos
difíciles.
Es la sal de estos
días,
somos una esfera
que rueda en una ruleta
y puede que la suerte esté de nuestro lado,
algún día y solo
imaginar que así sea,
ya es una
esperanza.
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