viernes, marzo 17, 2023

El verano de Van Gogh

 

En diciembre se detienen las últimas lluvias, solo algunas esporádicas  en enero, chubascos que producen  vergüenza a los inmensos, sostenidos torrenciales aguaceros tropicales durante  8 meses del año. Panamá, entre otras cosas, significa abundancia de peces, porque sus habitantes vivimos prácticamente en una pecera de cemento rodeada de mar, selva, humedad  y unas lluvias bíblicas, macondianas.

Es el país del agua, rodeado de dos mares, decenas de ríos, y un canal que se alimenta de agua los 365 días de año. Se ve más verde que en muchos lugares del mundo por las copiosas lluvias  y un solo que produce también un calor agobiante, una humedad constante donde  prosperan los hongos, cucarachas y comadrejas.

Su S dibujada  en un istmo entre las  Américas, uniéndolas, muestra su angostura y vinculación a los dos grandes océanos, el Pacífico y el Atlántico, y también el Caribe. Es como el cuerpo humano, tres cuartas partes de agua, así también la tierra, y después de todo sin agua no hay vida.

Una vez se detiene el diluvio panameño, se hace un poco de silencio, los cielos se despejan, el sol cae vertical y alumbra las mañanas y el atardecer se esconde detrás del mar, entonces ha llegado la estación seca.


Esta época se asocia a lo más parecido al verano en países con cuatro estaciones y la naturaleza también se expresa de manera particular y para cualquier observador el cambio de colores y la caída de las hojas de los árboles, esas interminables alfombras, convierten la estación también a la estación seca, en un Otoño. La brisa que remueve las hojas  y dispersa la hojarasca, ambientan estos meses tan  singulares, que nos regala la naturaleza tropical. La naturaleza tiene sus ciclos y colores, está viva como cualquier organismo y nos enseña sus secretos. Uno de ellos es la explosión de flores del Guayacán, con su amarillo intenso se muestra por distintos puntos de la ciudad y se hace inevitable no dedicarle algunos segundos de observación. Es un lujo a la vista en estos tiempos grises, opacos, sombríos. Siempre que los veo estallar en esta época del año, pienso en los ojos de Van Gogh, como gajos amarillos que aparecen en las calles, se divisan a lo lejos, porque son intensos  como sus inconfundibles girasoles. Va pintando con la mirada, el gran Vincent, se pasea por el istmo sonriente como si todos los colores acudieran a su paleta y él en el idioma de un misionero iluminado se adentra en su presente con su propio evangelio.

 Su color era todo lo que podía pintar su paleta y sobre todo, su imaginación sin límites, que viajaba en la luz. Siento que Van Gogh está vivo no solo en sus girasoles, en sus soleados amarillos, que sigue respirando a pleno pulmón quizás en una de sus estaciones favoritas de los Cuatro girasoles. Pintaba en vivo hasta  que los girasoles se marchitaran en su amarillo favorito, el color de su devoción, la luz del sol, un dios que no necesita hablar.

El amarillo era su color favorito (¡Qué hermoso es el amarillo!) según consta en las descripciones que le hacía a su hermano Theo en la cartas que se enviaban. Sentía desde su interior que le arropaba. Al parecer el calor humano, siempre le sería esquivo. 

Las alfombras amarillas en que el istmo transforma el pasto, la grama de sus parques, avenidas y que devoran el paisaje verde del invierno, son  las telas de los girasoles de Vincent y rinden un cálido homenaje a los intensos veranos de Panamá, a su época seca que neutraliza  su intensa lluvia tropical donde las edificaciones humanas pueden llegar a desaparecer detrás de la intensa lluvia.

Me pregunto aún: ¿Por que no vino Van Goh en vez de Paul Gauguin, que no pintó una mísera tela en la isla de Taboga?


Rolando Gabrielli2023

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen texto porque comienza con una descripción de flora y fauna, pero con la explosión del guayacán , y la asociación. Con el amarillo toma un rumbo que deriva en datoa además. Me gustan las descripciones., Las lluvias, calor agobiante. Creo que has captado en tus años allí la esencia del paisaje que te convocó, la internalizaste.

Anónimo dijo...

"El verano de Van Gogh"

época solar la que describes ..! ¡.Panamá vestida de amarillo ...!!!.

¡Preciosa flor del Guayacán !!!

Ver y sentir el espíritu de Van Gogh extendido en el bello itsmo !!

y a ti ...en el centro ... iluminado en el poema