La poesía tiene sus propios códigos,
caminos no siempre convencionales
y algo misteriosos que bien pueden
convertirse en espejos rotos,
invisibles vagabundos viajeros,
reflejo de sus sueños, fortaleza
de su silenciosa voz.
El día, de alguna manera, casi siempre
convoca y registra las palabras
en la inesperada página en blanco.
Revivir la palabra día a día
en la futura memoria,
puede que aún así, no asome
la verdadera cara del poema,
sea solo una señal, un aviso,
de su improbable, inefable presencia,
en estado de gracia, aún.
Rolando Gabrielli2023
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