Ahora que el silencio es mortal,
como las moscas que rondan los cadáveres,
bajo los escombros y el estiércol de la muerte
es el miedo y el espanto de un mundo
impávido, indiferente, indolente
que viaja desde los abismos del olvido
de las pobres miserias humanas del espíritu.
Ahí, donde la muerte entra y sale vagabunda
por los agujeros de la insomne soledad,
de esas noches sin dios ni ley.
Allí, donde anidan los niños huérfanos
antes de nacer y los cuervos arrancan sus ojos
en la oscuridad, te preguntas:
¿Dónde está el que todo lo ve y todo lo sabe?,
y quizás ahora, enfermo,
distraído, confundido,
con la cizaña y el trigo,
vuelva al desierto para preguntar,
de dónde vienen, quiénes son
y adónde van,
en estos tiempos criminales.
Rolando Gabrielli2023
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