La muerte arenga a sus muertos que no se rindan
y que sus huesos y sombras sean cuerpos vivos,
en el espejo donde ha de mirarse el enemigo,
porque seguramente vendrán mejores tiempos
y los cadáveres serán leyendas vivas
difíciles de enterrar en el olvido.
Hoy marchan erguidos en la oscuridad
hacia el amanecer, saludan inclaudicables
el porvenir, sonrientes, victoriosos.
Los caminos de la vida suelen ser
un tránsito misterioso,
realmente indescifrables.
Rolando Gabrielli2023
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