Paisaje es
lo que vez y ya no es lo que era,
imposible
imaginar ahora lo que existió
y el ojo construye
a su manera en la memoria,
pero ya
nada es nada, solo tierra muerta, baldía
casi sin
esperanza, como si la infancia hubiese nacido
solo para
la muerte en este improvisado cementerio,
donde la
vida yace sin sepultura
a flor de piel y bajo los escombros.
Ya no
quedan jardines ni para honrar a los muertos,
el azar no verá otra luz que la luz de la muerte de
los misiles
y las bombas
negras que caen de un cielo idílico, celestial,
mientras el
mundo, que no cambia por nada su mundo,
pareciera
seguir instalado en esta película de terror y horror,
se prepara
para recibir al crucificado por todos nosotros,
su
nacimiento en un pobre pesebre, en Belén, Palestina.
Solo las desoladas
piedras, tristes ruinas,
testigos que aún se mantienen vivos,
parecieran ver que el infierno, por fin, ha abierto sus puertas.
Rolando Gabrielli2023
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