miércoles, enero 17, 2024

A la poesía se la lleva el viento


Le llaman poeta, quizás le han visto escribir verticalmente unas cuantas líneas breves, cortas, que van uniéndose como eslabones perdidos en una gran cadena. La mayoría prefiere ignorarlo, están atrapados en la Redes del mundo digital, y la poesía, lo que se entiende aún por poesía, no forma parte del tiktokeo de la realidad. Viajeros dl universo virtual, navegan en un bosque de imágenes, en un mundo que va perdiendo la flora y la fauna como si fueran los dientes de leche  de la infancia.

Las palabras del poeta son sonidos guturales menos trascendentes que los gruñidos de urgencia del hombre de las cavernas, más que signos rudimentarios, palabras sordas. La poesía es ese pez muerto en la pecera que soñaba con el mar.

Un poema en verdad puede significar tantas cosas o solo reconocerse en el placer de sus palabras. Poema espejo el que te mira al rostro y te enrostra las palabras. Poema ciego, el que no vez. Poema sordo, el que sientes como un zumbido que no logras descifrar. Poema escrito para todos los sentidos, el que volverás a leer y no olvidarás, como un mantra.

Un poema puede entrar y salir, y seguir abriéndote puertas.

Su atmósfera puede traernos libertad, paz, amor, ilusión, esperanza, un punto de vista sobre la condición humana, vida, en una palabra, pero no debe dejarnos indiferentes, ausentes o distraídos,

Por alguna razón, a veces misteriosa, en un mundo prosaico, banal, digital, se suele repetir como un mantra, esto no tiene poesía o ponle poesía, le falta poesía. De la nada pareciera surgir la necesidad, presencia de la poesía, en tiempos brutalmente prosaicos, realmente  con presencia y un futuro distópicos.

No se explica, a primera vista, esta necesidad, urgencia del toque poético diferenciador. Quizás la poesía forme parte de la condición humana, está anclada en el subconsciente, cuenta con su propia autonomía y diván.

Nuestros antepasados, observaban la luna, las estrellas, los ríos, consideraban a la naturaleza como un dios visible y se encomendaban al sol, la lluvia, a la tierra. La fertilidad era la razón de ser de la vida y todo ser vivo era un hermano.

Rolando Gabrielli2024

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