Son cosas
del verano y vienen con la estación,
miles de hojas caen naturalmente y no van
a ningún
calendario, solo viajan en la luz
tropical
y las devuelvo al bosque porque aún quedan
bosques
que
oxigenan los antiguos patios de nuestras
casas
y ese es su
lugar en una ciudad que se asfixia así misma.
El sol
abrazador recorre los viejos zaguanes,
aparentemente
está de paso,
como
cualquier ciudadano de este tiempo,
sale a
trabajar antes del alba y desaparece
al
atardecer detrás del mar o de las montañas.
Rolando Gabrielli2024
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