jueves, diciembre 14, 2006

EL TREN DE LA POESÍA


La poesía es un acto de humildad incesante de la búsqueda del Otro. Se bucea con la palabra, pero hay carne, cuerpo, materia, una atmósfera húmeda insoslayablemente digital. La huella no siempre queda o desparece, se vuela simplemente para polinizarse.
El poema nos dice que hay detrás de las palabras, nos lo confirma por presencia, ausencia.
Sólo el lector niega o afirma la verdad del poema en el poema.
El poema es la constatación de un viaje, (a) ventura dentro del poema. Se respira sin aire.
¿Las palabras como único recurso del poeta-poema?
Definitivamente, no. El lector sabe que tiene más que palabras, un ruido que la hoja en blanco contiene y no ahoga.
El poema no nace, no surge de la nada. Es contaminación, mixtura, obsesión, ruptura, reciclaje, una mirada hacia lo desconocido y en cada lectura se desprende de si mismo.
El poema es pozo, superficie, luz, oscuridad, sombra, marea de un sueño que comparte e ignora su futuro.
La poesía que está en todas partes y en ninguna, diosa de su eterno encantamiento, es polvo, ceniza ardiente, fuego de su palabra incandescente.
Sólo las palabras parecieran arrojar resultados, ser la expresión del poema, pero hay gestos, señales, olores, memoria, objetos, sueños, el paisaje intimo de las cosas que no se ven y tocan.
La poesía es vida y lo que hay detrás de cada cosa, acto, gesto, una manera de sorprenderse así misma la palabra.
El poeta es una casualidad, accidente verbal geográfico y de la palabra, arma y desarma un orden ya escrito, descifra vagamente un nuevo orden, que pudiera tener principio, pero no fin.
Todo ejercicio con la palabra es una nueva Retórica.
A partir de cero, siempre queda un gran hueco a la derecha. No es vacío, ni ausencia, o cosa desconocida, el poema se articula a partir de sus propios escombros. Sus razones son inéditas y sus intenciones por descubrir en cada lector.
El poema, la escritura, acto solitario/autor-lector y poema, la poesía cuenta solo con el escenario de los sentidos.
Su público es atemporal; escenario: personal;tiempo: indefinido; impacto: lento long seller bajo un árbol o en un cuarto. Las mejores lecturas suelen anidar en los primeros amaneceres de la vida ordinaria.
Es un aleteo primario, un ruido, a veces un largo silencio, la rebeldía de la página en blanco. El poema madura lentamente.
La poesía existe simplemente. No busca, el poema, está. Su espacio son las huellas que dejan tus manos, un pliegue que no oculta tu almohada, la sombra tibia, tu espalda desnuda. La poesía no se pronuncia, es.
Sigue

1 comentario:

Anónimo dijo...

La poesia es un acto convulsivo
del escritor transformada en belleza.
Un rosario de palabras en un instante.
Y la lectura el antidoto para callarlas por un momento.
SLB