La alfombra roja en el Kodak no conduce a un Oscar, a todos los que la pisan. El flash y el glamour alcanza para los favoritos y algunas estrellas siempre brillantes en la imaginación de Hollywood. La Meca del cine no siempre huele bien. Cuadrar el círculo de intereses en Hollywood, es como vaciar la caja de Pandora. Hay un libreto que lo escribe el tiempo de manera sarcástica y premia a algunos el olvido irreparable de la Academia. La gran noche de los reconocimientos de la mayor industria cinematográfica mundial, impactó por el naufragio en primera fila del legendario actor irlandés Peter O´toole, un candidato postergado eternamente al Oscar. No dejó de sonreír en la ceremonia oficial y las cámaras lo apuntaron en diversas ocasiones, pero el libreto de Hollywood ya estaba escrito y sentenciado el actor que representó con maestría a Lawrence de Arabia. O`toole rechazó en su tiempo un Oscar por "años de servicio en las pantallas", una especie de jubilación y reconocimiento a la labor cumplida. La Academia lo obligó a recibirlo.
(Tal vez previo a la entrega del Oscar a la mejor dirección, volaron los pájaros de Alfred Hitchcok, para no encontrar más que el cielo eterno de su vuelo sin que el viejo rey del suspenso aterrizara nunca con una estatuilla en el Kodak) ¿Así es el cine como en la vida real?
Esta fue la noche de otro postergado por más de dos décadas: Martin Scorsese. Obtuvo dos estatuillas, una por su dirección y otra por la mejor película: Los infiltrados.
El libreto de Hollywood trasciende la pantalla, no necesita de efectos especiales, porque maneja las estatuillas que dan o privan de la supuesta gloria. End. Rolando Gabrielli©2007
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