sin sombrero,
iluminado por el estiércol de la primavera,
brillar, brillar del sol,
luz amarilla,
no hay tiempo para la poesía,
Oh magnífico astro dorado
reflejas el mar
en la ciudad de cristal,
la que me guía con su traje blanco
aunque está muerta con su comercio cerrado,
sin mercancías, un sábado de septiembre
en el día del perdón.
El griego de la librería no perdona la fecha
y se mofa de los comerciantes,
porque no leerán a Proust, dice
y nos reímos.
Hemos perdido el tiempo Marcel quizás
haciendo literatura
y es tan probable todo
que no existe la menor certeza que ocurra,
un tiempo que no hace justicia a la historia,
una época digital
que no se averguenza de su imagen.
Rolando Gabrielli©2007
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